Javier Milei completa el rompecabezas ministerial, y muchos “heridos” quedan en el camino. Las idas y vueltas con funcionarios de su partido La Libertad Avanza (LLA) marcaron días de turbulencias y una sensación reiterada de frustración por parte de buena de parte de quienes los acompañaron en su aventura presidencial desde los primeros días.

La relación que Milei supo construir con Victoria Villarruel desde las bancas en el Congreso se mantuvo sin alteraciones durante toda la campaña que los depositará en la jefatura de Estado. Pero con la irrupción, primero, de Patricia Bullrich en la cartera de Seguridad, y ahora de Luis Petri en el ministerio de Defensa, todo parece enfriarse.

El presidente electo debe hacer malabares para dejar conformes a los sectores que lo apoyaron “incondicionalmente” para el balotaje en el que se impuso sobre Sergio Massa. Mauricio Macri, su principal garante de estructura, y aliado ni bien se conocieron las dos fórmulas que llegaron al desempate, pasó de frustración en frustración en este proceso de designaciones.

Milei congela su relación con una Villarruel que ahora solo “piensa en el Senado”

La última fue cuando se dio de baja el nombre de Cristian Ritondo, que quedó a un lado de la presidencia de la Cámara de Diputados, cargo que quedó en manos del riojano Martín Menem. Macri no pudo conseguir tampoco que otros nombres propios como los de Guillermo Dietrich, German Garavano y Javier Iguacel accedieran a cargos en el Ejecutivo “libertario”.  

Aunque algo de esto pareció cambiar en los últimos días cuando se dio a conocer que, además de Luis “Toto” Caputo en Economía, Bullrich y Petri también asumirían, garantizando el cogobierno de los “halcones” de JxC en tres de las ocho carteras del nuevo Gabinete.

El expresidente y su entorno se encargan de enfatizar que estas tres figuras se suman al equipo de funcionarios de LLA por “compromiso personal”, dejando de lado cualquier respaldo institucional, y que las tratativas fueron todas aventuras individuales.

X de Mauricio Macri

Desde el equipo de Petri, el último en sumarse, plantearon a Diagonales que su incorporación se dio “en absoluta reserva” y que desconocen si este nuevo cargo le implicaría tener que dejar la UCR, como sí le habían pedido a Bullrich, que pondrá fin a su presidencia del PRO en las próximas semanas.

A pesar de la “rosca” interna de los “halcones”, hay un gesto más que elocuente de parte de Milei para abrir algunas de las principales áreas de su gobierno e incorporar “outsiders”, y descongelar las relaciones con la tropa macrista.

VILLARRUEL, LA PRINCIPAL DAMNIFICADA

La abogada defensora de la última dictadura militar parece haber retrocedido varios casilleros en áreas en las que se especulaba con su plena influencia. Las designaciones de Bullrich y Petri la alejan de dos de sus zonas de expertise, Seguridad y Defensa, donde se especulaba que Villarruel pondría gente de su órbita.

No cayó bien en la mesa chica de Milei el conocimiento de la presentación de manera secreta que Villarruel hizo de sus planes en ambas áreas ni la demostración de fuerzas interna sacando a la luz su fuerza política propia, y visitando los cuarteles de la Policía Federal y la Gendarmería. La vicepresidenta electa se mantiene alejada del radio del Hotel Libertador donde Milei desarrolla su agenda y sus reuniones.

Desde la confirmación de Nicolás Posse en la jefatura de Gabinete, la distancia entre los integrantes del binomio presidencial se acrecentó. Las fuentes consultadas por este medio en el entorno de la sucesora presidencial de Milei indican que no hay “enojos” y sí aceptación de las “reglas de juego”.

Milei congela su relación con una Villarruel que ahora solo “piensa en el Senado”

Villarruel atiende su rutina “autónoma” en unas oficinas alquiladas por la zona de Microcentro, custodiada por integrantes de la Policía Federal. “Ella considera que la centralidad del gobierno es del presidente, y que estar también en el (Hotel) Libertador sería quitarle protagonismo”, sinceraron a Diagonales.

El enfriamiento en la relación es matizado por el equipo de Milei que, a pesar de las designaciones de Petri y Bullrich, afirmaron a este medio que Villarruel “se involucrará también en esas áreas”. Pero en el entorno de la defensora de “victimas del extremismo” de los años setenta son concluyentes. “Tenemos nuestras energías puestas en el Senado”, afirmaron a Diagonales.  

Además marcaron una distancia prudente de la figura presidencial, siendo conscientes de las negociaciones que hay en juego hasta el 10 de diciembre, pero también mostrando los dientes: “Ella tiene otras maneras, otras formas”.