Con las elecciones legislativas concluidas y el oficialismo en la firme postura de convocar al mentado diálogo, se abren las expectativas sobre quiénes se sentarán en la eventual mesa para lograr una agenda de consenso. En ese marco, la incertidumbre se centra en si esa paz política solo reunirá a los moderados o logrará pacificar a los extremos. Y, llegado el caso, cuál será el resultado de ese escenario.

“Diálogo” es la idea sobre la que todo el mundo parece estar de acuerdo. La duda se ubica en quiénes serán interlocutores y qué representación de la sociedad encarnarán en su palabra. “Tenemos que convocar a sectores del centro porque los extremos no nos hacen bien”, fue la definición que dejó esta mañana Facundo Manes en diálogo con Futurock, en relación a su visión general de la política actual. Dicho en criollo: Ni macristas ni cristinistas, dialoguistas.

La postura de Manes sintetiza un slogan que atraviesa un lado y otro de la grieta y abre el interrogante de si el diálogo será en el círculo del “centro” en cada sector, o sólo los extremos serán los capaces de enviar una señal contundente hacia la población. Por lo pronto, desde el bloque de legisladores más “duros” de Juntos por el Cambio anticiparon su rechazo al presunto llamado del oficialismo a limar asperezas. FMI, desocupación, inseguridad, pobreza, son algunos de los temas que esperan ser puestos en común.

“Nuevamente, el oficialismo pretende, sin escuchar a los sectores y actores que serán afectados por las normas, sin tiempo para el análisis, debate y confrontación de opiniones, dictaminar una agenda absolutamente alejada de las prioridades de los argentinos”, expresaron desde el bloque a través de un comunicado.

La postura del PRO más combativo demuestra una fuerte reticencia a reconocerle la vocación de “entendimiento” que intenta transmitir Alberto Fernández, quien al mismo tiempo debe lidiar con la radicalización propia, ligada al ala más leal a Cristina Fernández de Kirchner. Por lo pronto, el diálogo parece ser bandera solo de los segmentos “racionales” de la grieta, acaso como una nueva búsqueda de la “amplia avenida del medio” en un escenario que ruge polarización.

Entre medio, la pregunta se abre también sobre el avance legislativo de la izquierda o los sectores emergentes de la derecha nacional, cuyo protagonismo consagró en las elecciones a cuadros como Javier Milei o José Luis Espert. ¿Los libertarios y “enemigos de la casta” también están invitados a la mesa del acuerdo? Un interrogante que toma fuerza con el diario del lunes y un Congreso que ahora tendrá 5 bancas reservadas para los ultraliberales.

A la expectativa, se encuentra la sociedad que viene de un fin de semana de elecciones con una baja participación ciudadana y un malhumor cada vez más canalizado hacia las dirigencias y funcionarios. Está por verse si la ansiada “agenda de consenso” realmente refleja las voces que hoy demandan soluciones urgentes.