Dos horas más tarde de lo previsto, bien en línea con el nivel de improvisación que el nuevo Gobierno maneja en sus primeros días, Luis Caputo anunció durísimas medidas para el conjunto de la población argentina. El ministro de Economía tuvo que grabar dos veces el mensaje, emitido al estilo Macri en el acuerdo con el FMI, sin conferencia de prensa ni posibilidades de preguntas. Al parecer, en la Casa Rosada no convenció el tono y la claridad conceptual de la primera versión y hubo que rehacer a contrarreloj.

El contenido del mensaje explica esa preocupación detallista. Básicamente, el Gobierno nacional le comunicó esta tarde al pueblo argentino que deberá soportar sobre sus espaldas un tremendo ajuste que, en campaña, le había prometido que sólo lo pagaría “la casta”. Terminado el mundo de fantasía construido por el Milei prelectoral, el leñador Caputo sacó a relucir la motosierra con la que castigará a hachazos a los bolsillos argentinos en forma de impuestazos, mayor inflación y pérdidas de puestos de trabajo. Se acabó la especulación y comienza el ajuste.

El ministro de Economía se alineó conceptualmente con Milei en el inicio de su mensaje para justificar las medidas y explicar las causas de los problemas que aquejan al país desde la mirada libertaria. “La peor herencia de la historia” volvió a aparecer esta tarde como el caballito de batalla del ajuste, y la doctrina del shock que Milei inició el domingo esta tarde cobró mayor cuerpo.

Motosierra Caputo ejecuta la mentira de Milei: el ajuste lo paga la gente

El inexplicable número de un posible 15.000% de inflación anual, supuesto riesgo en el que se encuentra el país y que representa cinco veces más el valor de la peor hiperinflación de la historia, fue trasladado por Caputo a la economía cotidiana. El litro de leche podría pasar, en el escenario distópico del ministro, de 400 pesos a 60 mil en un año. Infundir terror para justificar el sufrimiento.

Caputo desarrolló también lo que Milei considera “la génesis” de todos los problemas económicos del país. Para el nuevo Gobierno no son el recurrente e impagable endeudamiento del país, la economía bimonetaria  y sus tensiones cambiarias, o la puja distributiva y su correlato inflacionario las raíces de los problemas criollos. Todo eso es, en el nuevo paradigma gubernamental, mera consecuencia del déficit fiscal, la madre de todos los males que Caputo se encargó de remarcar existió en 113 de los últimos 123 años. “Políticamente siempre hemos sido adictos al déficit, por eso hemos caído en crisis recurrentes y buscando falsos culpables” sintetizó el ministro.

X de Ministerio de Economía

El encargado de la motosierra afirmó que el nuevo Gobierno vino “a hacer lo opuesto a lo que se ha hecho siempre”, que resumió en “solucionar nuestro problema de adicción al déficit fiscal”. Lo curioso del caso fue que Caputo metió en la bolsa de los “100 años de decadencia” al gobierno de Mauricio Macri, del cual él mismo fue funcionario en los máximos cargos económicos. “Es la primera vez en más de 100 años que llega al gobierno un presidente que explica esto, la gente lo entiende y lo vota. Siempre hubo candidatos que intentaron explicar esto, pero nunca tuvieron más de 5% de los votos” lanzó exultante. Un ninguneo para con Macri que el ex presidente difícilmente vaya a dejar pasar.

Pero la inconsistencia de Caputo lo afecta a él mismo. “Financiar déficit con deuda o emisión” es la “adicción” que describió esta tarde. En la gestión Cambiemos, el titular de Economía fue primero ministro de Finanzas, luego de Economía y finalmente presidente del Banco Central. En todas sus funciones se dedicó principalmente a conseguir deuda externa, para financiar el populismo económico de Macri de eliminar el cepo y las retenciones desde el día uno, desfinanciando al Estado sin hacer el ajuste correspondiente. Un adicto más, podría decir el hoy renovado Caputo, que cinco años atrás era el principal dealer de deuda para Macri.

Motosierra Caputo ejecuta la mentira de Milei: el ajuste lo paga la gente

Sin embargo, lo peor de los anuncios de esta tarde no son las piruetas conceptuales del ministro de Economía, sino el durísimo impacto que las medidas tendrán sobre la población. Aunque Milei dijo en campaña que el ajuste lo pagaría la casta y la política, lo cierto es que el sufrimiento se sentirá en la clase media y los sectores populares, los asalariados que verán sus ingresos hechos polvo en los próximos meses.

La mentira de Milei en campaña tiene números. La reducción de 18 a 9 Ministerios y de 106 a 54 secretarías representa monedas para el gasto público total del Estado. La economista y diputada nacional Julia Strada publicó que eliminar 9 Ministerios, 50 secretarías y 42 subsecretarías suma cerca de $3.200 millones, contabilizando los sueldos y las cargas sociales. Eso representa apenas el 0,00142% del PBI. Ni un diente de la motosierra.

Tampoco la suspensión de la pauta oficial del Estado nacional significa un ahorro cuantioso ni afecta a los grandes grupos mediáticos, que tienen sus negocios en otros rubros mucho más rentables. El sector que sí se verá impactado es el de los medios más pequeños, alternativos, comunitarios, populares, cuya existencia es vital para un sistema de comunicaciones pluralista y democrático. Y, por supuesto, los trabajadores de esos medios que sufrirán la medida en sus salarios.

Otra de las flagrantes mentiras de campaña que fue despejada este martes tiene que ver con la quita de subsidios. Milei denunció como “campaña del miedo” la acusación de Unión por la Patria sobre que la eliminación de esos subsidios implicaría tarifazos impagables en transportes y servicios. Hoy Caputo anunció la reducción de esos subsidios, sin aclarar cuáles, en cuánto tiempo y a qué nivel.

Motosierra Caputo ejecuta la mentira de Milei: el ajuste lo paga la gente

A esos tarifazos habrá que sumarles el impacto de la mega devaluación de un 100% del dólar oficial, que de $400 pasará a $800. El traslado a precios del salto cambiario será violento y el Gobierno hará inimaginables esfuerzos discursivos por culpar al peronismo de la disparada dela  inflación que esta decisión provocará.

Otro alerta sobre este punto. El ministro no aclaró si ese valor de 800 pesos por dólar será sostenido como algo fijo, o si se dejará flotar el tipo de cambio oficial. En caso de que de defina esto último, es esperable que ya desde mañana la cotización del dólar se dispare aún más y el impacto inflacionario sea todavía peor.

Milei dijo al asumir que el ajuste no lo pagaría el sector privado. El discurso le duró menos de dos días. A contramano de su naturaleza libertaria, el Presidente avaló a Caputo para que suba impuestos. Sin definir en qué medida, hoy se anunció que aumentará el impuesto país a las importaciones, y que se establecerán retenciones a las exportaciones que no sean agropecuarias. Por ambas vías se ataca así al entramado productivo industrial del país, que deberá pagar más por los insumos que importa y se le cobrará más impuesto por lo que exporta. El costo se pagará en recesión económica y pérdida de puestos de trabajo.

Caputo también abrió un frente de conflicto con las provincias. Anunció la reducción “al mínimo” de los Aportes del Tesoro Nacional a las provincias, que denunció como “recursos siempre utilizados para hacer política”. Además, se oficializó el fin de toda obra pública que no haya iniciado, incluso la ya licitada, y la total suspensión de nuevas obras. A partir de ahora “serán realizadas por privados” según el ministro. El desarrollo de provincias y municipios del interior del país pasará a depender del criterio de rentabilidad privado.

El ministro se dejó para el final anuncios de contención social, previendo la catástrofe económica que sus anuncios implican sobre una sociedad ya de por sí muy golpeada. Se sostendrán los programas Potenciar Trabajo, a la vez que se duplicará el monto de la AHU y se incrementará un 50% la tarjeta Alimentar. Cuánto lograrán sostener estos paliativos a los más desprotegidos en la crisis que se viene es una pregunta preocupante.

Arrancó el tiempo de la motosierra y sufrimiento social. Esas son las únicas dos certezas que deja le bosquejo de hoja de ruta enunciado hoy por el ministro de Economía. Las promesas de campaña quedaron allí y ahora toca la realidad: el sacrificio de los mismos de siempre para ir hacia un paraíso prometido al que nunca se llega, y en el que solo viven aquellos a los que el plan motosierra no les llegará ni en forma de chuchillo de plástico.