Con un guiño dirigido a los permanentes reclamos de los movimientos sociales, desde Casa Rosada oficializaron un aumento para beneficiarios del programa Potenciar Trabajo. La medida quedó formalizada mediante la resolución 1480 publicada en el Boletín Oficial, firmada por la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Victoria Tolosa Paz.

“A partir del 1º de julio de 2023, la prestación del Salario Social Complementario (...) corresponderá al cincuenta por ciento (50%) del SMVyM fijado por el Consejo del Salario, la cual se incrementará en lo sucesivo conforme los montos fijados en dicha norma”, expresa el texto oficial, que establece un aumento correspondiente a la mitad del Salario Mínimo Vital y Móvil.

Cabe recordar que el Consejo del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil había acordado el 13 de julio último un aumento del 34% en tres tramos, que llegó a 105.500 pesos este mes, alcanzará los 112.500 en agosto y los 118.000 en septiembre. De ese modo, para agosto, como el SMVyM será de 112.500 pesos, los titulares del programa percibirán $56.250 pesos.

En plena etapa de campaña de parte del oficialismo, la medida llega como un aliciente de parte de Nación para los sectores sociales nucleados en las organizaciones populares, que desde el año pasado mantienen una fuerte discusión por la conducción de Tolosa Paz por el impacto económico en los segmentos más relegados.

El programa Potenciar Trabajo está vigente desde marzo de 2020 y tiene como fin “contribuir al mejoramiento de la empleabilidad y la generación de nuevas propuestas productivas, a través de la educación, la formación laboral, la certificación de competencias, así como también la creación, promoción y fortalecimiento de unidades productivas gestionadas por personas físicas que se encuentren en situación de alta vulnerabilidad social y económica”, según detalló en su momento el propio Gobierno.

Vale recordar que este mismo programa social se convirtió en eje de varias discusiones internas en el oficialismo en los últimos años, en especial en la pugna entre el kirchnerismo y la cúpula de Alberto Fernández, en relación al modo de enfrentar la delicada situación laboral, económica y social en los barrios populares. Asimismo, también se jugó de por medio la tensión del cristianismo con los acuerdos y negociaciones entre los sectores de las organizaciones sociales en diálogo permanente con Casa Rosada.