Tras el discurso brindado por Cristina Fernández de Kirchner en Avellaneda, desde Casa Rosada intentan bajar el volumen a los comentarios críticos que la Vicepresidenta dirigió hacia el oficialismo y, en particular, a los sectores alineados a Nación. Los comentarios lanzados hacia el Movimiento Evita o a organismos como AFIP y al ministerio de Producción  hicieron eco durante las últimas horas y en Balcarce 50 intentan calmar las aguas.

Si bien desde el acto celebratorio por los 100 años de YPF parecía haber sellado una relativa paz entre CFK y Alberto Fernández tras varios meses de duros desencuentros en el Frente de Todos, las críticas volvieron a aparecer en el evento que tuvo lugar este lunes, donde CFK volvió a marcar diferencias.

“No me asombro ni me quitan el sueño las críticas que se puedan hacer. Hay que discutir, encontrar alternativas positivas que tengan cercanía con lo que tenemos nosotros”, expresó el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, en referencia a las repercusiones del acto de ayer y el constante pedido de unidad que se escucha desde el campo oficialista.

Cabe recordar que Aníbal Fernández se convirtió en una de las principales voces en tratar de sostener a nivel mediático la imagen de Casa Rosada, ya sea en defensa de Alberto Fernández o en búsqueda de hallar conciliación en el armado del FdT.

“Puede haber controversias y hay visiones que pueden partir. Tratamos de acercarnos a un objetivo común, en algún momento hay que conciliar para que eso suceda”, indicó el titular de Seguridad de la Nación, en conversación con Marcelo Longobardi en CNN Radio.

Una de las diatribas que se destacó en las últimas horas fue la dirigida a las organizaciones populares, alrededor de las discusiones sobre los planes sociales. CFK decidió marcar terreno frente a quienes administran el reparto de los programas de empleo y subsidios, y fue lapidaria con quienes “dan de baja y de alta”. El comentario fue tomado como un gesto hacia figuras como Emilio Pérsico, quienes representan la pata de las organizaciones sociales dentro de Casa Rosada.

Asimismo, las críticas a ministerios como Producción y Trabajo reavivaron las tensiones legadas por la retirada de Matías Kulfas, cuyas denuncias “en off” todavía siguen latentes y generaron una delicada trama judicial en torno a la licitación del mentado gasoducto Néstor Kirchner. Mientras tanto, la cúpula de Balcarce 50 intenta mantener el perfil bajo y no agregar más leña a un fuego que, desde hace semanas, parece controlado.