A Cambiemos no le gusta el Congreso. No le gusta porque la mayoría de las leyes que ha presentado son antipáticas para la población. No le gusta porque no le gusta la negociación. Y no le gusta porque cuando el Congreso funciona alguna bala de las que se disparan ahí le pica cerca.

Pero, ante todo, a Cambiemos no le gusta el Congreso por el otro rol institucional que posee esa institución y que viene adosado al de ser el ámbito del debate de leyes: el Palacio (sobre todo la Cámara de Diputados) es la caja de resonancia del termómetro político del país y lo que ahí se discute siempre tiene chances de convertirse en la agenda, sobre todo, en un año electoral.

Cambiemos, por eso, prefiere el Congreso cerrado. Pero hoy la oposición le pudo arrebatar la llave, abrieron las puertas y volvió a entrar algo de aire al Palacio.

Por eso la sesión de hoy, en la cual la oposición logró sentar –con dificultad- a los 130 diputados, a Cambiemos no le gustó. Porque tanto en el debate como en la calle los ejes eran básicamente económicos, la pata más débil del gobierno de Mauricio Macri. Cambiemos quiere que en este 2019 electoral toda la agenda pase por Comodoro Py o por los tribunales; necesita que los argentinos se aturdan de datos de expedientes y le urge que sobre su política económica no se pose ni una luz.

Así es que la sesión de hoy fue, en esos términos, importante. No iban a poder aprobar ninguna iniciativa. Se sabía. Cambiemos tiene prácticamente paralizado el Congreso y los proyectos, si no tienen despacho de comisión, pueden solamente tratarse si obtienen los dos tercios, un número imposible para la oposición. Pero lo que sí podían hacer los bloques opositores –y pudieron- era instalarle al oficialismo, en el centro de su escena, los temas que más preocupan a la sociedad, según lo marcan todos los sondeos, las charlas, el olfato y las quejas: la situación de los jubilados,los montos imposibles de pagar de las tarifas de servicios públicos, la catastrófica situación de la industria, los despidos y la trampa que han sido para miles de familias los créditos UVA.

Mientras la oposición intentaba sentar a los 129 diputados para obtener el quórum y empezar la sesión y el oficialismo trataba de hacerla caer, en la calle, las dos CTA, la Corriente Sindical Federal y hasta los industriales se movilizaban para luego hacerle llegar al Congreso un proyecto sobre algunos paliativos frente a la grave realidad que viven las Pymes. El dato que dio vueltas toda la tarde sobre esta cuestión es que por primera vez en décadas la Argentina tiene en funcionamiento apenas la mitad de su capacidad industrial instalada. En la pregunta “¿para qué fabricar si nadie tiene dinero para consumir?” está resumida la crisis.

Nuevamente aire en el Palacio

No le fue sencillo a los bloques opositores obtener que 130 diputados se sentaran en sus bancas. Los chubutenses y rionegrinos están en sus provincias por las elecciones que tendrán lugar el domingo y en la sesión de hoy dos diputados de la izquierda hacían enroque con sus bancas, así que por un momento pareció el cónclave se caía. Pero entre los minutos de espera de más que otorgó Emilio Monzó, presidente de la Cámara, y la corrida desde la Comisión de Seguimiento de los organismos de inteligencia de Leopoldo Moreau y Rodolfo Tailhade se obtuvo el número. Fueron minutos de bastante vértigo.

Tres ejes cruzaron el debate de la tarde. La crisis económica fue uno. Y los otros dos fueron: lo lamentable que es para el funcionamiento institucional que el Congreso esté prácticamente paralizado y la desilusión que significa para la ciudadanía que sus representantes parlamentarios no puedan llevar ninguna mejora.

“2018 fue el año con menos sesiones desde la vuelta de la democracia. Parece que este año quizás se supere el récord”, dijo a través de su cuenta de twitter Facundo Moyano. “Vergonzoso”, fue el término que eligió Nicolás del Caño para definir la actitud de Cambiemos en el Congreso. “Lo que he visto en estos cuatro años, no lo he visto jamás. Ustedes (el oficialismo) están vulnerando lo que el pueblo votó y el país no está para esta actitud anti republicana”, sostuvo Graciela Camaño. “Macri no convoca al Congreso. Hay que abrir el Congreso. Macri sólo lo abrió para la apertura de sesiones. Entonces la sesión de hoy es para mostrar la voluntad política de la oposición de que los temas se traten en el Congreso”, indicó Agustín Rossi.

Hugo Yasky fue el primero en hacer mención ala convivencia de “Palacio y Calle”, la conjunción que en diciembre de 2017 fuera el único momento en que crujió la hegemonía completa del gobierno cuando fracasó la primera sesión para llevar adelante la reforma previsional. “El Congreso está rodeado de manifestantes, así estamos sesionando”, dijo el ex líder sindical.

Casi todos los referentes parlamentarios de la oposición hablaron. Y lo hicieron en términos muy duros. “El gobierno parece desconocer lo que padece el pueblo. Macri no ha parado de provocar a las víctimas del desastre que ha creado él”, indicó Axel Kicilliof. “Lo peor no pasó. Lo peor está por venir”, afirmó José Ignacio De Mendiguren. “Sube la pobreza, el desempleo, la inflación, se mueren las industrias y no crecemos. Lo único que se mantiene es el endeudamiento y los aumentos de las tarifas”, afirmó Felipe Solá. “Los créditos UVA eran el sueño de la casa propia y hoy son la pesadilla de las familias que contrajeron esos créditos”, expresó Mónica Macha. “Este proyecto previsional pone el riesgo a los jubilados pero también el futuro de mi hijo de 6 años”, dijo Luana Volnovich.

Hoy fue un día de esos que gozan quienes gustan de la política, la negociación, la “rosca” y que creen en la construcción de consensos y mayorías. Pero también fue un día en el cual sobrevolaron los interrogantes electorales porque fue inevitable la pregunta acerca de cómo serán las alianzas electorales de cara a las elecciones de octubre. Las redes sociales hirvieron en ese sentido. Y la cabeza de la mayoría de la gente de la política, sin dudas, también.