¿A qué nos convoca un nuevo 25 de mayo? ¿Cuál es el modo más ético de honrar a nuestros padres fundadores? Seguro que no fue la “angustia por separarse de España” el sentimiento que llevó a aquellos hombres a construir una patria, hace más de 200 años.

El diccionario neoliberal no incluye la palabra “Patria”,  porque buscan afanosamente abolir la historia; “para qué remover el pasado, por qué no mirar para adelante”, repiten.

Borrar el pasado de los billetes, de la televisión pública, de las publicaciones oficiales y de los programas escolares, para ofrecer un mundo plano, sin antecesores ni herederos, siempre inaugural y desligado de disputas y sueños pretéritos.

Por eso sus discursos, breves, inconsistentes, vacuos (y no me refiero a sus capacidades oratorias); en Rosario, sobre las barrancas del Paraná en junio del año pasado, el presidente habló seis minutos y aseguró que Belgrano era la demostración que “sí, se puede”. Más temerario fue un funcionario suyo,  que caracterizó a San Martín como el primer emprendedor de nuestra historia. Comparto con el lector una pequeña diferencia: ¡un emprendedor instala una cervecería artesanal y  San Martín liberó un continente!

Confusiones, olvidos, distorsiones absolutamente premeditadas, que se inscriben en la esencia de un neoliberalismo ramplón e ignorante.

Otras pasiones tenemos millones de argentinas y argentinos, que somos convocados por las valientes luchas que iniciaron los revolucionarios de mayo. Por las ideas de Moreno muerto a los 33 en alta mar; por Belgrano y su pasión por  educar indios y huérfanos, mujeres y negros. Por Castelli y su Declaración de Tiahuanaco  que afirmaba que “siendo los indios iguales a todas las demás clases” merecían todos los derechos.

Nos convoca que “habrá patria para todos, o para nadie” frase de José Artigas que incorpora la inclusión temprana en el Río de la Plata. Y Pancho Ramírez, que en 1820 decretó la educación  primaria obligatoria en Entre Ríos; nos convoca Dorrego y la construcción del federalismo popular, y tantos caudillos surgidos de las entrañas de sus pueblos.

Y siempre nos convoca “la barbarie”. El “bárbaro” Peñaloza, el Chacho, antes de entrar en batalla les decía a sus gauchos: “van en busca de hermanos, economicen sangre argentina.” Enfrente, los “civilizados” generales mitristas, matadores de argentinos, no podían canjear prisioneros porque sistemáticamente los pasaban a degüello.

Más cerca en el tiempo nos convocan los movimientos nacionales y populares del siglo XX: Hipólito Yrigoyen, Eva y Juan Perón, Néstor y Cristina. No honraremos la memoria de aquella gesta construyendo la sociedad individualista, meritocrática y cínica, a la que nos invita esta alianza de gobierno.

Este 25 se honra mirando para adelante, sin pretender restaurar un pasado, que aún con conquistas extraordinarias, es preciso superar y  mejorar.

Este 25 se honra con organización y unidad, diciendo no al FMI, al endeudamiento de nuestras generaciones futuras, al sufrimiento de los jubilados, a la pérdida de derechos, al desguace de la educación pública, al abandono de la soberanía, y por ende, de la dignidad.

Este 25 se honra ganando las calles, los patios y las salas de maestros, discutiendo ideas, con convicción y humildad, pero con firmeza, transmitiendo la esperanza que es posible una Argentina distinta a esta, más generosa, más grande y solidaria, emancipada y americana, aquella que soñaron y por la que dieron sus vidas nuestros padres fundadores.

*Ex Ministro de Educación de la Nación. Docente de la Universidad Nacional de Hurlingham. Twitter: @AlbertoSileon