Arranca la semana en la recta final hacia las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y crecen las expectativas sobre el escenario sanitario y social que encontrará la Argentina el próximo domingo. A los preparativos para una insólita jornada de comicios en plena pandemia, se suman las incertidumbres por un desgaste ciudadano que incluso puso en duda el nivel de participación en las urnas.

Es que, desde hace semanas, se comenzó a advertir la posibilidad de una histórica baja en la intención de presentarse a sufragar. Algunas de las proyecciones de analistas políticos señalan que las PASO podrían “no superar el 70% de participación”.

Mientras tanto, desde Nación y los diferentes gobiernos provinciales trabajan en cada detalle para mostrar una voluntad de extremo resguardo sanitario. Uno de los principales puntos dispuestos fue la ampliación de lugares para votar y la “redistribución” de electores para descomprimir lo más posible la concentración de personas.

Como resultado de las medidas de prevención contra el coronavirus, la Cámara Nacional Electoral (CNE) dispuso una reducción de la cantidad de votantes en cada establecimiento, con un máximo de ocho mesas, por lo que se sumó un 25% más de lugares, que de alrededor de 14.800 pasaron a unos 17.000 en todo el país, con más de 100.000 mesas habilitadas.

Se evitarán el acumulamiento de largas filas en los pasillos de cada establecimiento. Asimismo, se exigirá una distancia social de dos metros, con separaciones entre entrada y salida, mientras los ciudadanos deberán aguardar en el exterior del edificio e irán ingresando de acuerdo al ritmo que se produzca la votación.

A su vez, se espera que los integrantes de grupos de riesgo tengan horario prioritario de dos horas por la mañana, y que el resto de los votantes ceda el turno. En el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en tanto, se anunció que los mayores de 70 años tendrán la prioridad durante toda la jornada de votación.

En un clima de extrema excepcionalidad, desde la esfera política miden minuto a minuto el humor social de cara a los comicios. Si bien el avance del plan de vacunación y la paulatina reapertura de actividades renovó el ánimo general, también persiste un fuerte desgaste y agobio con la agenda política, atravesada por internas partidarias y una saturada apelación al manejo de la crisis sanitaria.