La idea empezó a calar hondo en varias conversaciones privadas recientes de los principales referentes del Pro: Patricia Bullrich, a cambio de bajarse de sus aspiraciones presidenciales, podría recalar en la Provincia de Buenos Aires como candidata a gobernadora. El ofrecimiento, según pudo saber Diagonales, ya lo tiene sobre la mesa, incluso con el aval del propio Mauricio Macri.

La ex ministra de Seguridad, que públicamente y a través de sus operadores insiste con su candidatura presidencial, podría firmar al pie del acuerdo si el propio Mauricio Macri la bendice y opera como garante de su candidatura bonaerense, según confiaron a este medio altas fuentes del Pro.

La idea parece rebuscada si se tiene en cuenta que la propia Patricia presentó la semana pasada a Joaquín De La Torre como su candidato en la Provincia, pero hubo quienes interpretaron ese movimiento precisamente en el sentido contrario. La candidatura de Diego Santilli, más que consolidada luego de su triunfo el año pasado, sería otro obstáculo difícil de superar.

Pero la apuesta del partido mayoritario de la oposición pasa hoy por terminar de ordenar su interna nacional, sobre todo ante la posibilidad, concretable o no, de que el Gobierno avance con la suspensión de las PASO para el año que viene. Con o sin PASO, de todos modos, la búsqueda de consensos en torno a las candidaturas se impone como una necesidad imperante, a la que corre el reloj.

“La gente no entiende por qué nos peleamos, tampoco qué es una paloma o un halcón, y ya necesita empezar a tener una oferta concreta porque la elección está a la vuelta de la esquina y quiere soluciones, no quilombo”, advertían cerca de un dirigente importante.

Luego de la aparición de Mauricio Macri anoche en una entrevista televisiva, la sensación es que la interna nacional empieza a acomodarse, y la llave pasa por terminar de convencer a Bullrich que su mejor opción pasa por la Provincia. A su favor, dicen, ostenta una imagen fuertemente relacionada con la inseguridad y una llegada al núcleo duro más opositor, en una elección en la que no hay segunda vuelta.

Mientras la presión para que se baje de la candidatura nacional es cada vez más fuerte, Patricia mandó a sus legisladores porteños a amenazar con una ruptura en la Legislatura local, en lo que es un nuevo capítulo de su enfrentamiento con Horacio Rodríguez Larreta.

El jefe de Gobierno tiene en la caja de la Ciudad una ventaja comparativa clave en un año preelectoral, que le permite disponer de una estructura mucho más holgada para armar a nivel nacional, ofrecer acuerdos y crecer. Pero en su contra juega hoy una agenda pública mucho más polarizada luego del intento de magnicidio que sufrió CFK. La centralidad de la vice hace crecer a las opciones más a la derecha, y ese sayo le queda muy forzado a Rodríguez Larreta, quien sigue mirando al centro político cuando diseña su propia candidatura el año que viene.

En ese esquema, son varios los que creen que Patricia podría complementar ese perfil y ser la encargada de hacer la guerra y pelear en el barro, siempre desde la Provincia. El problema de esa hipótesis es que la ex ministra solo juega para ella. La última palabra, en ese sentido, la tiene Mauricio Macri.