Más allá de la ideología, que en cualquier instancia electoral tiene un fuerte peso, el factor económico es un ancla insoslayable para determinar qué nivel de apoyo tiene cualquier oficialismo a la hora de revalidar su ejercicio del poder.

En el sprint final hacia este domingo de elecciones, Javier Milei y su equipo de campaña dejaron de hablar de “poner el último clavo al cajón del kirchnerismo” a apelar al esfuerzo ciudadano para que el mega ajuste libertario “valga la pena”.

Lejos de los flashes del salvataje financiero por parte de los Estados Unidos, como último recurso para evitar una poderosa estampida al dólar que hubiera decantado en una brusca devaluación con pase a precios, el Gobierno no le tira otra soga al electorado más que evitar parcialmente una suba contundente del tipo de cambio. Pero al mismo tiempo, la población ve cómo la economía cotidiana se derrumba.

Se evidencia un escenario cambiario más complicado a partir del lunes post electoral, con reservas netas negativas por 11.000 millones de dólares (mismo nivel que entregó Alberto Fernández en diciembre de 2023). Además, Milei no junta dólares vía inversión extranjera directa (IED): tiene un saldo neto de -1500 millones de dólares.

Las cartas del Gobierno van por otro lado. Llevar adelante una política antiinflacionaria que retroalimenta el estancamiento de la actividad. A esto se le suma una política salarial y social basada en impedir la recuperación de los ingresos.

El panorama general de la actividad económica dista de ser el más óptimo para que Milei plebiscite su gestión: creció apenas 0,2% en agosto, y acumuló 5,2% en el año, pese a la caída en comercio e industria.

El repunte fue impulsado por el buen desempeño de la intermediación financiera y la minería, sectores que no concentran el grueso de la mano de obra en la Argentina. El rubro financiero fue el caballo rampante de este crecimiento con tasas de dos dígitos (26,5% interanual), al galope de la bicicleta de tasas y el sube y baja de bonos.

En contraste, aflora la recesión. Rubros como Comercio, industria, construcción, agro, energía y transporte continúan en terreno negativo y de los 15 sectores medidos por el INDEC, 14 no logran recuperar niveles previos.

La actividad manufacturera y la comercial mostraron caídas, según el EMAE que publicó el Indec. Se subraya que la Industria tuvo una contracción de 5,1 % interanual, y fue el sector con mayor impacto negativo sobre el resultado global del EMAE.

Las PyMEs industriales son las grandes perdedoras: acumulan nueve trimestres consecutivos de caída del empleo, una de cada cuatro empresas reduciendo personal y el 70 % de ellas aplican recortes de gastos, según lo informado por el Observatorio PyME.

El Comercio, en los apartados mayorista, minorista y reparaciones, retrocedió 1,7 %, y está fuertemente afectado por la debilidad del consumo interno. También se reportaron caídas en el agro (1,6 %) y la construcción (4,4 %).

Crédito: Sebastian Hipperdinger.
Crédito: Sebastian Hipperdinger.

SIN UN MANGO EN EL BOLSILLO, SE PONE DIFÍCIL

Como detalla el macroeconomista Federico Pastrana, hay tres canales que explican la crisis de ingresos de los trabajadores y las familias.

Uno se basa en la corrosión de las actualizaciones salariales. Pastrana indica que los ingresos reales que forman parte de los convenios colectivos de trabajo, salvo en dos meses de los ocho contabilizados de 2025, se ubicaron por debajo del índice de precios al consumidor (IPC).

Pifiador serial: Milei afronta la elección sin “pedo de buzo”, con una recesión y el consumo por el piso

Esto significa que ni siquiera con subas de precios mensuales por debajo del 2 %, y una inflación anualizada que ronda el 32 %, el bolsillo pudo ganarle la batalla a la inflación.

De acuerdo con el Observatorio Paritario del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), los aumentos salariales acumulados hasta el tercer trimestre de este año acumulan un 3,2 % por debajo de la inflación.

Si se tienen en cuenta los acuerdos paritarios que se cerraron hasta fin de año, la proyección es que los salarios se ubicarán 5,3 % por debajo de la inflación estimada. Esto consolida la tendencia decreciente.

Los tristes ejemplos de esta situación son los que proliferan por redes sociales: gente que busca trabajo en sectores del comercio minorista, de la industria, trabajadores públicos y de muchos otros están en niveles críticos, que no pueden creer que haya ofertas de salarios de $400 mil por jornada completa. Vale aclarar que la canasta básica se calcula por encima de los $2 millones.

EL FACTOR MOTOSIERRA

El segundo elemento del apretón del Gobierno con el que, paradójicamente, espera buena suerte en las urnas es el ancla fiscal.

Para Pastrana, la política social, los salarios públicos y las jubilaciones fueron centrales en el ajuste fiscal del 2024 y refuerzan el sesgo regresivo del programa económico.

Se detalla que los salarios públicos siguen muy golpeados, con valores actuales un 14 % por debajo de noviembre de 2023. A esto se le suma que la jubilación mínima, que cubre a más del 60 % de los jubilados, se encuentra 5,5% por debajo con respecto a noviembre de 2023.

Además, el gasto social fue uno de los principales ejes del ajuste por motosierra. El Poder Ejecutivo se vanagloria del aumento de la Asignación Universal Por Hijo (AUH), que fue de un 111 % real en comparación con noviembre del 2023.

Pero la caída en este rubro en su totalidad fue histórica. Pastrana plantea que la AUH tiene un bajo peso en el gasto, mientras que se verifica una fuerte contracción de otros programas sociales, como el ex-Potenciar Trabajo, el Progresar, el bono a jubilados que perciben la mínima, la Pensión Universal para Adultos Mayores (PUAM) y pensiones no contributivas, como por ejemplo en el área de discapacidad.

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“La caída de 2024 se profundiza a lo largo de 2025. En agosto de 2025 el nivel se encuentra -35 % respecto a noviembre del ´23; un 27 % del promedio de 22-23; y, un 12% del promedio la era Milei”, indicó el economista, que sintetizó señalando una caída total del 18,6% por el vaciamiento del resto de los programas que no son la AUH.

SE SOSTIENE EL NIVEL DE EMPLEO A BASE DE PRECARIZACIÓN

El tercer elemento mencionado es el factor empleo. Según las cifras que indica Pastrana, “el desempleo no bajó a pesar de la recuperación de la actividad”. Sostiene que parte del ajuste del mercado de trabajo se realizó vía desempleo.

Julio fue el segundo mes consecutivo con una fuerte caída del empleo y las estimaciones de agosto vienen peor. En el total comparativo contra noviembre de 2023 perdieron su fuente laboral 205.456 trabajadores, el máximo número de la administración “libertaria”.

También se verifica que en la Argentina de Milei la gente busca trabajar más horas y no puede. Aumentó el subempleo involuntario: se verifica un ajuste vía horas trabajadas, lo que implica menos ingresos laborales.

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Simultáneamente, hay un empeoramiento de la calidad del empleo. La pérdida de puestos registrados en el esquema laboral “libertario” fue compensada parcialmente por la creación de categorías más inestables, mediante el proceso de “uberización” del mercado de trabajo: subieron los asalariados no registrados (en negro) y los cuentapropistas (independientes).

EL CONSUMO, POR EL PISO

La gente va a las urnas en un fin de mes sin plata que arrancó hace ya varios días y que se viene repitiendo en una espiral sin fin (¿habrá sido buena idea fijar la fecha de los comicios un 26?).

De acuerdo a los datos mensuales de la Encuesta de Supermercados del INDEC, en agosto las ventas en supermercados cayeron 0,2% intermensual, y alcanzaron el quinto mes de caída consecutiva.

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Según el recuento del economista del CEPA Hernán Lechter, las ventas en supermercados cayeron 10,2 % respecto a 2022-2023 y el desplome en los autoservicios mayoristas fue más significativo, un 15,0 % abajo.

En este escenario de pérdida de poder adquisitivo y de presiones por la evolución del tipo de cambio la situación no mejora en los consumos populares básicos y crece el endeudamiento de las familias.

La consultora LCG informó que, hasta el 22 de este mes, los precios de alimentos lácteos y huevos y también de bebidas mostraron una aceleración en la cuarta semana. Estiman un incremento acumulado de estos rubros del 3% desde que arrancó octubre.

Milei llega a la elección de medio término con otros ítems sumamente negativos para el consumidor. Si se toma en cuenta el estudio de la Universidad de Buenos Aires, el aumento de los servicios públicos entre diciembre de 2023 y septiembre de este año osciló entre el 514 % y el 526 %.

Como conclusión, la canasta de servicios públicos aumentó tres veces más que la inflación general durante la gestión de gobierno de La Libertad Avanza.

Desde el CEPA indicaron que en agosto el 45,1 % de las ventas en supermercados se pagaron con tarjeta de crédito, lo que implicó un aumento del 27,2% intermensual, “uno de los crecimientos más altos de la serie y que refleja el mayor endeudamiento de los argentinos”.

De acuerdo a los promedios, entre enero de 2022 y noviembre de 2023 el 36,9 % de las compras se hacían “tarjeteando”, y con la llegada del elenco “libertario” al poder, el promedio aumentó hasta el 43,6 %. Se trata de una variación de 18,3 %.

En agosto los cargos por incobrabilidad en bancos privados llegaron a un triste récord: $500 mil millones. Alcanza un valor 196 % superior al mismo mes del 2024 en pesos constantes y es resultado del aumento de los préstamos y la fuerte suba de la morosidad de las familias, que pasó del 2,7% al 6,6%

Si se toman en cuenta los números del Banco Central y EcoGo, un hogar promedio acumula deudas que equivalen 1,3 veces a su ingreso mensual, que significa el nivel más alto desde la pandemia. Por otra parte, el 16,5% del crédito no bancario también está en mora.

Resta saber si todo este escenario tendrá la fuerza suficiente para mostrarle un límite a la política económica del Gobierno, o el componente ideológico será más fuerte.