El desafío de la fecha es, sin dudas, comprender que no existe independencia posible sin desarrollo, progreso, prosperidad, transparencia y, sobre todo, educación plena. Porque es solo esta última la verdadera herramienta liberadora.

Ser libres supone ser ciudadanos plenos, formados, conscientes del valor de sus individualidades y practicantes del proyecto colectivo del desarrollo. La historia, con sus evoluciones geopolíticas, demuele hoy los viejos conceptos de la dependencia. Ya no se trata de liberarnos de las “potencias”, sino interactuar inteligentemente –y es el comercio internacional aquí un actor central- con el concierto mundial para el desarrollo homogéneo de los países, única garantía además, de la paz.

Los paradigmas de la independencia han cambiado hoy, sus ejes. Los desafíos de la liberación son hoy romper las cadenas de la corrupción que somete a los pueblos a un hambre tan inmerecido como innecesario. Los desafíos de la independencia son hoy el avance tecnológico, la obra pública eficiente y planificada, la ciencia aplicada a los procesos productivos, la innovación, la creación y la igualdad genuina que brinda la educación de calidad.

Este 9 de julio el contrato es romper las cadenas con un pasado que nos quiere devolver a un modelo atrasado, que el mundo rechaza, y que carece de las más elementales lógicas de inserción global.

No queremos encerrarnos bajo slogans que ya no funcionan en ningún rincón del planeta y que, en aquellos en los que se insiste en su aplicación, se condenan a las sociedades al hambre y la violación sistemática de los derechos humanos más elementales.

Nuestra Nación merece la segunda parte de su definitiva independencia. Y Buenos Aires, esta provincia en la que a diario damos las batallas más difíciles, la ruptura de una historia de atraso que lejos de tenerla en el lugar de brillo que su geografía y sus potenciales le otorgan, la usó de teatro de operaciones de corruptelas, mafias y parasitismos que han condenado a su enorme población al sufrimiento más inexplicable.

Me permito recordar que uno de las frases que plasmó el acta firmada en aquella histórica Casa de Tucumán, hablaba de “recuperar los derechos de los que fueron despojados”, los ciudadanos de esta tierra. No tengo dudas de la necesidad de no olvidar que la custodia de esos derechos, que incluyen el no robar el futuro de los ciudadanos, es una tarea que debemos sostener, muy especialmente en esta etapa, donde la batalla entre el futuro y el pasado podría devolvernos violentamente a un pasado sin esperanzas.

*Vicepresidenta 3ra de la Honorable Cámara de Senadores de la Provincia de Buenos Aires. Senadora Provincial bloque Cambiemos. Twitter: @PetrovichLorena