Por unanimidad, la Cámara de Diputados dio media sanción este miércoles al proyecto de ley de “Alivio Fiscal” que otorgará beneficios impositivos a unos 4,5 millones de trabajadores monotributistas y autónomos. La iniciativa había sido impulsada por Sergio Massa, quien presidió la sesión con un ojo puesto en recinto, donde se anotó un logro político de cosecha propia, y con otro mirando hacia la Casa Rosada, donde Daniel Scioli —uno de sus viejos enemigos al interior del peronismo— juró como nuevo ministro de Producción casi en simultáneo al momento de la votación. 

Con el proyecto de “alivio” para monotributistas, Massa logró poner su firma en la agenda económica del Gobierno, tal como sucedió con la modificación de ganancias durante mayo. El proyecto, que ahora deberá aprobar el Senado, propone adelantar al primero de julio el ajuste de los montos máximos de facturación, lo que permitirá a 4,5 millones de trabajadores que facturan y a unos 140.000 del régimen de autónomos evitarse un salto de categoría —con su respectivo aumento del impuesto— por efecto de la inflación. 

Minutos antes de las seis de la tarde, y luego de siete horas de debate, el proyecto fue aprobado con los votos afirmativos de los 237 diputados presentes, una unanimidad que sin embargo estuvo en riesgo minutos antes del inicio de la sesión. El consenso apareció en una reunión de la que participó el propio Massa junto a Luciano Laspina (por el Pro), Margarita Stolbizer (Encuentro Federal) y Alejandro “Topo” Rodríguez (Interbloque Federal), en la que se introdujeron cambios al texto definitivo. 

La votación del beneficio para monotributistas terminó permitiéndole al Frente de Todos recuperar algo de iniciativa en la Cámara baja, luego de que la oposición se anotara un poroto la semana pasada con la aprobación de la Boleta Única de Papel. 

Con el poroteo más que cantado, el debate fue aprovechado por los diputados del oficialismo y la oposición para hacer planteos más generales y lanzarse acusaciones cruzadas. Los temas predilectos fueron la inflación y la política de impuestos. “No es un alivio impositivo”, criticó Luciano Laspina, pese a que más tarde votó a favor. “El Gobierno tiene un problema tremendo con la inflación, que está golpeando a todos los sectores. Y como no puede bajar la inflación, aumenta la indexación. Lo mismo sucede con las paritarias como las de los bancarios, de 60% más cláusula gatillo, que no es una compensación salarial, sino una mayor indexación del salario, de una inflación que va a estar al 80 por ciento”, disparó el legislador, quien suena como uno de los posibles ministros de Economía a partir de 2023 si Juntos por el Cambio volviera al poder.

“Siempre que discutimos un proyecto que alivia la carga tributaria del contribuyente aparece la discusión de que en realidad la presión tributaria es demasiado alta y hay que bajar más impuestos”, contestó Itai Hagman desde la vereda de enfrente.

“¿Saben cuándo se llevó el IVA al 21%? ¿Qué ministro de Economía? Uno de los principales asesores del bloque de la oposición”, siguió Hagman, en referencia a Domingo Cavallo. “En Argentina los principales defensores de Cavallo están en el bloque de ustedes, no están en el bloque nuestro. La continuidad de las políticas que se implementaron en los ’90 está en el bloque de ustedes”, disparó. 

Massa tuvo su propio momento cuando, luego de la votación, saludó a los artistas y trabajadores de la cultura que coparon el recinto en apoyo al proyecto de “Extensión de asignaciones a industrias culturales y bibliotecas populares por 50 años”, impulsado por el diputado cordobés Pablo Carro. Los artistas abuchearon al ex titular del Sistema Federal de Medios, Hernán Lombardi, cuando quiso tomar la palabra, lo que despertó quejas del diputado Waldo Wolff (ambos estuvieron presentes durante el lanzamiento de la candidatura presidencial de Patricia Bullrich la semana pasada). “Disculpe, Wolff— lo cruzó Massa—, pero la semana pasada pidieron la presencia de las ONGs que apoyan la Boleta Única y estuvieron presentes. En todo caso les falló la hinchada”, dijo. 

Antes, había protagonizado otro cruce con Fernando Iglesias, del Pro, que intentaba pedir la palabra durante el discurso del jefe de bloque del oficialismo, Germán Martínez. “¿Se puede callar la boca, diputado? No me obligue a aplicar el reglamento. Cállese la boca, diputado Iglesias, respeto también es escuchar”, lo cruzó. El resto del debate transcurrió con el pedido de la oposición de que el Gobierno explique lo sucedido con el avión venezolano retenido en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, que no prosperó. 

Mientras el presidente de la Cámara baja se anotaba un triunfo, a pocas cuadras, el presidente Alberto Fernández le daba casi al mismo tiempo la bienvenida al gobierno a Daniel Scioli, cuya llegada fue objetada por el propio Massa. Ambos mantienen un recelo mutuo desde la ruptura en malos términos previa a las elecciones de 2013 y se avizora una convivencia compleja, una más al interior del Frente de Todos. 

Concluído el debate por el “alivio”, llegó el turno al proyecto que propone ampliar el  financiamiento para la industria cultural mediante impuestos al juego, a la publicidad “tradicional y no tradicional” y a las entradas de cine de películas extranjeras hasta el año 2072. La iniciativa cuenta con apoyo del FIT e iba camino a aprobarse al cierre de esta edición, al contrario de lo que sucedió durante las dos veces que anteriormente una iniciativa similar llegó al recinto. Para la oposición, la extensión es demasiada, por lo que al cierre de esta edición iba con su propio dictamen en minoría.

“He escuchado a muchos decir que 50 años es mucho y es cierto, depende para qué, en qué contexto estamos ubicando estos 50 años”, dijo Carro. “La pregunta que debiéramos hacernos no es cuántos años hay que financiar a la cultura, sino discutir si pensamos si en algún momento tiene que dejar de haber financiamiento para la cultura. Es decir, este financiamiento ¿es permanente o transitorio? Esa es la pregunta que nos tenemos que hacer. Tiene que ser permanente”, pidió Carro.