La semana próxima entraremos en el séptimo mes de aislamiento social, preventivo y obligatorio, decretado el 20 de marzo de este mismo año. Mucho sucedió en este lapso: pasamos del aplauso nocturno en reconocimiento a nuestro personal de salud, a la  quema de barbijos; de las portadas mediáticas mostrando las marchas anticuarentena a las portadas enseñando datos de infectados, muertes, y la cercanía o lejanía del pico que arrastró a países del primer mundo al colapso sanitario. En contraposición a ello, hay un gobierno nacional que sin vacilar tomó las riendas de este imponderable, un gobierno que aun sabiendo la contingencia que se avecinaba tenía en claro qué debía hacer.

La prioridad a partir de ese mes de marzo siempre ha sido la misma: preservar la vida de las y los argentinos. De ella se derivan otras prioridades y urgencias a contemplar en el presente y el futuro próximo.

Prioridad es reducir los índices de pobreza. Los datos del último semestre arrojados por el INDEC son alarmantes: el 40% de la población se encuentra en situación de pobreza, y un 10% en situación de indigencia. Son cifras que reflejan la materialización de un pronóstico que en marzo ya generaba alertas: la profundización de los serios problemas de base socavados por el acérrimo neoliberalismo del último gobierno, donde primó la especulación, la fuga de capitales, el desmoronamiento institucional, del pequeño comerciante y del empleo asalariado, la desfinanciación, entre otras tantas.

En diciembre del año pasado, sin haber atravesado una pandemia (con sus irrefrenables implicancias en las economías regionales) y tras cuatro años de gestión macrista, los números eran igual de alarmantes: un 35% de la población en situación de pobreza, y el 8% en situación de indigencia.

Prioridad es profundizar las políticas de Estado para asistir a los sectores más vulnerables, desde la promoción del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), recibido por unos 9 millones de ciudadanos, al sostenimiento y refuerzo de los diferentes planes de asistencia prexistentes.

Prioridad es atacar el hambre. La asistencia alimentaria ha sido el eje central de la política social de este gobierno. Hoy en día, unos 11 millones de habitantes concurren a comedores y merenderos en todo el país. Para ello se ha puesto en práctica en enero de este año el Plan Nacional Argentina Contra el Hambre, a través del cual se anunció la inversión de 1000 millones de pesos para la producción de alimentos, y la Tarjeta Alimentar para garantizar el acceso a la canasta básica alimentaria.

Prioridad es reactivar la economía. Promover el empleo garantizando los protocolos de bioseguridad en los diferentes lugares de trabajo, en comercios y actividades como el turismo, por el cual a fines de agosto aprobamos la media sanción por su sostenimiento y reactivación en la Provincia de Buenos Aires. También continuar con el apoyo a los municipios, primera barrera de contención frente al virus, por lo que fue aprobado el proyecto de ley de financiamiento y el flujo de Fondos de Infraestructura Municipal.

Es momento de unidad, es momento de solidaridad, desechando los discursos del odio y la política separatista.  Es momento de poner entre todos a la Argentina de pie. Tomo las palabras del presidente Alberto Fernández: “Quiero que todos entendamos que el tiempo que pasó, el esfuerzo que hicimos no fue inútil. Si no lo hubiésemos hecho todo hubiera sido más grave”.

*Zarateña, socialista y militante de Nuevo Zárate.
 Diputada Provincial por la Segunda Sección Electoral del Frente De Todos. Twitter: @Patmoyano