El mapa sindical argentino tiene una nueva referencia, la Unión de los Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). En el mencionado espacio confluyen organizaciones sociales como la Confederación de los Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y Barrios de Pie –hasta acá los integrantes de la mesa articuladora conocida como el Tridente de San Cayetano- y también el Frente Darío Santillán. La agenda gremial de la UTEP y de los colectivos prexistentes citados –agrupaciones que “han abandonado su anterior piel para adquirir la identidad de la UTEP”, como dicen sus dirigentes- es novedosa porque los sujetos sociales que agrupan son aquellos que han inventado o encontrado un modelo de subsistencia en los márgenes de la economía capitalista. En la UTEP convergen pequeños productores de la tierra, artesanos, changarines, vendedores ambulantes, recicladores de la basura. Constituyen, por lo tanto, una referencia importante. Los dirigentes de la UTEP advierten que cerca de cinco millones de trabajadores de la economía popular estarían encolumnados detrás de sus banderas. Diagonales habló con Rafael Klejzer, dirigente de la CTEP Capital, uno de los principales referentes de la UTEP.

¿Con qué agenda reivindicativa y gremial nace la UTEP?

- Los planteos centrales de la UTEP tienen que ver con dotar de un programa de derechos a los trabajadores de la economía popular, que conforman un sujeto y un actor económico nacido al calor de la resistencia a la economía capitalista. El capitalismo avanza con determinados vectores: concentración, globalización y tecnología, y en ese avance va descartando a un gran contingente del movimiento obrero. Por eso los compañeros se agrupan para sobrevivir, rescatando viejos oficios o inventando otros. Pero nos sentimos parte de la clase trabajadora, aunque con menos derechos reconocidos. Entonces las reivindicaciones tienen que ver con dotar de derechos gremiales a una parte importante de la clase trabajadora que a diferencia de los trabajadores formales carece de un convenio colectivo de trabajo o de paritarias donde discutir su sueldo.  

"El capitalismo avanza con determinados vectores: concentración, globalización y tecnología, y en ese avance va descartando a un gran contingente del movimiento obrero". 

¿Qué elementos organizativos nuevos incorpora en relación a lo que era la CTEP?

-En términos generales el funcionamiento y la organización se está discutiendo. Tenemos un año, o por lo menos hasta agosto del año próximo, para continuar nuestra charla entre los distintos espacios. Aunque, claro, queremos garantizar la democracia interna, la paridad de género, el respeto por el federalismo. Buscamos centralmente no ser una polea de transmisión de las políticas del Estado hacia los trabajadores, si no ser la voz de los laburantes frente al Estado.

¿Se piensan parte del gobierno de Alberto o buscan preservar autonomía política?

- Esa discusión va a estar presente. Algunos participamos del Frente de Todos, con mayor o menor grado de exposición, pero lo principal a entender es que la UTEP será un sindicato de masas. Por lo tanto en su interior convivirán corrientes ideológicas y políticas, incluso religiosas, de distinto tipo.

"Algunos participamos del Frente de Todos, con mayor o menor grado de exposición, pero lo principal a entender es que la UTEP será un sindicato de masas".

¿Cuál es la mirada de ustedes sobre la Ley de Emergencia?

- Esa Ley no solamente es un viraje en la Argentina si no que lo es en América Latina. Creo que es un paquete de leyes que va a contramano de los vientos que corren en la región. Desde esa perspectiva es saludable. Ahora lo vemos también como un paso insuficiente. Pero igualmente entendemos que es una medida a favor de los que menos tienen, y en esa dirección intentaremos avanzar todo lo que se pueda.

¿Qué opinan sobre la decisión, finalmente retirada, del gobierno de Mendoza en avalar el avance de la megaminería?

-La megaminería y el extractivismo en general suelen ser negocios en manos de las transnacionales. Se tratan de proyectos que además hieren la soberanía de los países del sur. El modelo extractivo genera más pobreza, se trata de un desarrollismo falso, no inclusivo, agresor del medio ambiente, por eso nos opusimos desde un principio a la modificación de la ley que preserva el uso del agua pública en Mendoza.

"El modelo extractivo genera más pobreza, se trata de un desarrollismo falso, no inclusivo, agresor del medio ambiente".

¿Cómo puede conciliarse el desarrollo con el medioambiente?

- En general negocios como la megaminería plantean un falso debate. Nosotros no nos oponemos a la minería, es una actividad necesaria, el país necesita del ingreso de esos dólares, ahora eso no implica avalar una explotación económica que a largo plazo convierte en finito nuestros recursos naturales estratégicos. El cianuro no puede sacarse del agua, los ríos no pueden limpiarse.