Mientras la pandemia de COVID19 se mantiene todavía muy lejos de dejar en paz el escenario social argentino, la esfera política ya tiene en el centro de sus discusiones un nuevo problema para dividir aguas: la mentada reforma judicial que hoy anunciará Alberto Fernández y que ya cuenta con el rechazo explícito de la oposición de Juntos por el Cambio. La aparición de este proyecto del Gobierno reaviva una disputa de larga data entre macrismo y kirchnerismo frente al siempre controversial Poder Judicial.

Como siempre, el blanco predilecto para todos los dardos: Cristina Fernández de Kirchner. Aún en un momento actual de perfil bajo y suma precaución a la hora de intervenir en la escena pública, CFK continúa siendo una de las figuras clave en el tablero político nacional. Esto es tanto para el sector de la sociedad que todavía se mantiene leal a su liderazgo, como para la oposición más férrea que encuentra en la ex Presidenta el enemigo perfecto para atacar a un Frente de Todos que, hasta el momento, pareciera encarnar un consenso nacional casi indiscutible.

Nos oponernos a la ampliación de la Corte Suprema; también implica, obviamente, oponernos a la invitación a proponer candidatos y a facilitar los dos tercios de los votos en el Senado de la Nación para su eventual integración”, fue el puntapié del más reciente comunicado de Cambiemos, donde anuncia que no se presentará a dar los dos tercios necesarios en la Cámara Alta del Congreso para dar discusión al proyecto del oficialismo.

La carta principal de JxC en esta ocasión es su rechazo contra la presunta “garantía de impunidad” que el oficialismo buscaría camuflar en el nuevo proyecto de modificaciones al sistema judicial. La oposición más radicalizada sabe que el fantasma de la “corrupción K” es una piedra en el zapato para el arco peronista, y que exige pulso de cirujano en especial a Alberto Fernández, quien desde hace meses lucha por sostener la “unidad” en la política argentina en plena pandemia mundial.

Es el interés de Cristina Kirchner y de algunos otros más, puede ser de algunos ex funcionarios, pero básicamente es el interés de ella. La Corte que se proponga va a estar hecha a medida de ella. Cristina necesita eso para la impunidad, la decisión ya está tomada, van a intentar ampliar la Corte, el grupo de juristas, de académicos, son solamente una excusa para intentar legitimar esa decisión que ya tomó el poder político”, fueron las palabras de Juan Manuel López, legislador de la Coalición Cívica, en consonancia con su máxima referente política, Elisa Carrió, quien también salió de su “exilio” político y decidió pronunciarse frente al tema.

También han hecho su aporte los sectores de la prensa que mayores fricciones han tenido con el kirchnerismo y que, una vez más, encuentran el momento ideal para apuntar los cañones a CFK. “(Rodolfo) Tailhade no es importante en tu vida, no es Tailhade, es Cristina, Tailhade es como Oscar Parrilli, presidente de la comisión de justicia del Senado, nos tenemos que empezar a dar cuenta de lo que quieren hacer, tiene que ver con la reforma judicial y la Corte Suprema de Justicia. Se llevan puesto a todo el sistema para garantizar la impunidad de una sola persona”, fueron las palabras del periodista Luis Majul, en una nota editorial del diario La Nación.

Cabe recordar que no es la primera vez que el ámbito de la Justicia se convierte en un territorio de batalla entre kirchnerismo y macrismo. Tanto las presidencias de CFK y Macri sufrieron las resistencias a sus respectivos intentos por re-diseñar el aparato judicial durante sus mandatos.

Basta recordar la designación de jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación vía Decreto, acaso la carta de presentación de Cambiemos al llegar al poder en 2015. En aquel entonces, los nombramientos de la discordia fueron los de los magistrados Carlos Fernando Rosenkrantz y Horacio Daniel Rosatti, lo que provocó el rechazo general del peronismo hacia la “Justicia elegida a dedo” por Cambiemos. En tanto, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner tuvo su contraparte con los intentos frustrados de “democratizar” el Poder Judicial, iniciativa que no tardó en ser tildada como un avance por crear una “justicia militante”.

Ahora, resta observar cómo se plantará Alberto Fernández para dar su propia disputa por concretar las modificaciones en el sector judicial, tarea que supo ser un tabú tanto para el macrismo como para el kirchnerismo. Por lo pronto, Juntos por el Cambio ya salió a marcar la cancha.