Las demandas legislativas del fin de año aceleraron los tiempos y los dirigentes peronistas ya piensan en 2019. El primero fue Sergio Massa, quien lanzó la foto empresarial del cuarteto que integra “Alternativa Argentina” y sufrió una sangría que aún no termina de dirigentes peronistas que decidieron armar su propio bloque dialoguista “Red x Argentina”, justo antes de discutir el Presupuesto 2019 en Diputados.

Algo similar le sucedió esta semana en la Cámara Alta a su aliado Miguel Ángel Pichetto, que pasó de tener la llave de los acuerdos en el Senado a perder a los tucumanos José Alperovich y Beatriz Mirkin, que ya piensan en competir contra el gobernador Juan Manzur, la futura incorporación de la alianza Pichetto-Massa-Schiaretti-Urtubey.

Reorganización del peronismo antiK: Massa busca sumar a Bordet, Pichetto en crisis y ¿vuelve Monzó?

El rionegrino minimizó la fuga, afirmó “no me sorprenden y no son cuestionables” y explicó que “son decisiones legítimas que tienen que ver con la mirada de futuro”. Es que si bien la excusa es no dar el sí al Presupuesto de ajuste de Mauricio Macri, el tucumano ya dio señales de acercamiento a la ex Presidenta: “Nosotros necesitamos un peronismo unido y Cristina tiene que estar porque fue presidenta 12 años. Hoy es la persona que más mide en el país. Hay que ser sincero. Hace falta un peronismo que no excluya a nadie”.

Por su parte, Massa intentará hacer resurgir su armado poniendo énfasis en los “equipos técnicos” para salir de la crisis y mostrará la incorporación formal de dos gobernadores: Manzur y Sergio Bordet. Hoy por la tarde el tigrense lanzará junto a Bordet en Paraná “Agenda Argentina” para discutir propuestas y políticas públicas para los próximos años.

En tanto, otro peronista que podría patear el tablero es el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Emilio Monzó, quien dice sin tapujos que “ya no tiene espacio” en Cambiemos. Si embargo, el ex intendente de Carlos Tejedor descartó que su ruptura sea en este momento de crisis del oficialismo porque prefiere “terminar bien y no romper ahora”.

El armado de Macri y Marcos Peña cada vez se cierra más en sí mismo. La primera baja de la mesa chica fueron los radicales, luego desde la Rosada tensionaron la relación con la gobernadora María Eugenia Vidal –que recompusieron entre algodones y delante cámaras- y ahora le tocó el turno al peronismo oficialista.

Ni lerdo, ni perezoso, Massa aprovechó el descontento del diputado al que no le gustan los timbreos para lanzar un guiño y afirmó hace unos días que le “encantaría” contar en su espacio con personas con la experiencia de Monzó.