En pleno despliegue de campaña, Sergio Massa tendrá su primera gran foto junto a Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, ni más ni menos que en la inauguración del mentado Gasoducto Néstor Kirchner. Pautado para el próximo 9 de julio, el precandidato presidencial será protagonista del lanzamiento del megaproyecto de infraestructura que fue la gran apuesta del Gobierno en los últimos años y que ahora entrará en funcionamiento. 

Tras lograr el beneplácito de gobernadores del interior y la integración de Eduardo “Wado” De Pedro como jefe de campaña, Massa pone quinta a fondo y apuesta a ser la cara visible de la concreción de la megaobra que fue esperada durante largo tiempo. 

Asimismo, se espera la presencia de los gobernadores de las cuatro provincias que intervienen en la obra: Axel Kicillof (Buenos Aires), Sergio Ziliotto (La Pampa), Arabela Carreras (Río Negro) y Omar Gutiérrez (Neuquén). También participarán Máximo Kirchner y el mencionado De Pedro.

Con un trazado troncal que se extiende 573 kilómetros, el gasoducto conecta Tratayén, en la provincia de Neuquén, con Salliqueló, ciudad del oeste bonaerense, pasando entre medio también por Río Negro y La Pampa. El GPNK atraviesa además 85 cruces especiales compuestos por ríos, rutas, líneas eléctricas y de ferrocarriles.

Gran parte de la obra consistió, simplemente, en soldar (es decir, pegar) tubos de metal uno atrás de otro hasta llegar a los 573 kilómetros. Por más fácil que parezca, fueron 47.700 caños de acero de 12 metros de largo y 36 pulgadas cada uno, equivalente a un total aproximado de 300 mil toneladas.

Su contrucción conllevó unos 178 días de obra, cuyo principal trabajo consistió en soldar uno tras otro los 47.700 caños de acero de 12 metros de largo y 36 pulgadas, hasta completar toda la extensión del gasoducto. Esto implicó usar por primera vez en Argentina 2 equipos de soldaduras automáticas y 2 plantas de soldadoras de doble junta que permitieron convertir dos caños de 12 metros en uno de 24 metros.

Se estima que la obra generó unos 10.000 puestos de trabajo directo, movilizó más de 1.300 equipos e implicó 12 mil viajes de camión con tuberías.

Asimismo, el desarrollo de la obra no estuvo exento de fuertes debates, como fue el caso del cuestionamiento del ex ministro de Producción, Matías Kulfas, quien apuntó contra el kirchnerismo por el manejo de licitaciones y contratos de empresas para la adquisición de los tubos de metal para la construcción, señalamiento que generó fuerte malestar en el Gobierno.