Lo que aparecía en la previa como un primer test de calle para el Gobierno de La Libertad Avanza terminó en una jornada más de protesta social en el centro porteño, solo diferencia de tantas otras anteriores por la gigantesca puesta en escena orquestada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. La necesidad de mostrar firmeza frente a las manifestaciones para encarar el violento ajuste económico que castiga al conjunto de la sociedad, llevó al oficialismo a una jornada cinematográfica en la que no logró impedir que unas pocas decenas de miles de manifestantes les torcieran el brazo, marcharan por las calles aledañas a Plaza de Mayo y cumplieran su cometido de llevar el mensaje anti ajuste al corazón político del país.

El Gobierno, sin embargo, se contenta con las cientos de imágenes recopiladas a lo largo del día con un mega operativo desplegado en múltiples accesos y puntos de la CABA, con las que los aparatos comunicacionales propios y aliados venderán la fachada de un Gobierno dispuesto a terminar con los cortes de calle que hoy no pudo evitar. Todo esto, claro está, en el marco de nuevos anuncios económicos que preludian más sufrimiento para el bolsillo de los argentinos. Si no hay pan, que haya circo entonces.

Si no hay pan, que haya circo: el show policial del Gobierno desde adentro

La jornada arrancó caliente desde temprano. Los medios de comunicación mostraban decenas de uniformados en los distintos puntos de acceso a la CABA requisando transportes públicos en busca de posibles manifestantes, en un cuadro preocupantemente setentista. La perspectiva era que el Gobierno no permitiría de ninguna manera que se cortara ningún acceso ni cale del centro porteño, en línea con lo establecido por el protocolo anti piquetes con el que el oficialismo desvió la agenda esta semana del brutal proceso de ajuste que viene implementando y profundizará en los próximos meses. Más tarde, esa perspectiva subiría de temperatura hasta finalmente diluirse en lo que hubiera sido sólo una marcha más de no ser por el espectáculo de Bullrich y Milei.

Las organizaciones de izquierda se dividieron los accesos a la Plaza de Mayo, en una marcha tradicional que se realiza todos los años para recordar la masacre del 19 y 20 de diciembre del 2001. Algunas organizaciones ingresarían por Diagonal Norte, otras por Diagonal Sur, y la cabecera de la marcha iría por Avenida de Mayo, para confluir todas en la lectura de un documento en el borde de la plaza. Fue en las inmediaciones y en el trayecto hacia la plaza donde se vivieron los momentos de mayor tensión, dignos de la película de Hollywood que el Gobierno necesitaba para hacer su propaganda.

Ya en las salidas de las bocas de subtes, e incluso dentro de las estaciones, uniformados y hombres de traje con toda la apariencia de servicios de las fuerzas de seguridad se contaban en números poco habituales para manifestaciones como esta. Al salir a Diagonal Sur y Belgrano, el nivel de presencia policial se advertía totalmente desmedido en relación a las columnas que de a poco fueron bajando de la vereda a la calle para iniciar su marcha. La Policía Federal comandaba la zona por la que se paseaba ante las cámaras el Secretario de Seguridad porteño, Diego Kravetz.

Si no hay pan, que haya circo: el show policial del Gobierno desde adentro

La izquierda denunciaba a los cuatro vientos que la Federal no tenía jurisdicción para participar del operativo, y Diagonales alcanzó a preguntarle a Kravetz sobre el tema. “Es tema de ellos”, respondió el Secretario, que ante la repregunta sobre a quién se refería con “ellos” sentenció: “el Gobierno nacional”. El responsable de la seguridad de la CABA se desligó explícitamente de la presencia de fuerzas federales en su territorio, mantuvo las evasivas a la prensa y continuó su desfile con el estilo que llevó a que en Lanús lo apodaran “sheriff”.

A medida que la columna avanzaba las pocas cuadras que la separaban de la plaza se veía la escena más tensa e innecesaria de toda la tarde. La policía formó un cordón en diagonal que cruzaba a lo ancho la avenida, reduciendo la calzada a apenas unos metros y obligando a todos los manifestantes a comprimirse para pasar por una especia de embudo, que metros más adelante volvía a abrirse. El movimiento era inexplicable y sólo parecía tener el fin intimidatorio de hacer pasar a las personas que marchaban pegadas a un pasillo de federales y gendarmes con palo y escudo en mano, listos para reprimir. Por las dudas, un policía vocifereaba por un megáfono: “señores por la verdes, solamente tienen habilitado el paso por la vereda”.  Finalmente, la marcha fue por la vereda mientras las fuerzas cortaban la avenida para empujarla hacia allí. Estarán quienes vean en ello una muestra de firmeza, y quienes lo consideren la mayor de las ridiculeces.

Ya en la plaza las organizaciones fueron tomando lugares. La dirigencia de los partidos de izquierda caminaba entre la gente a la espera de que llegaran todas las columnas para leer el documento de la jornada. El diputado nacional del PTS, Nicolás Del Caño, denunció ante este medio agresiones por parte de las fuerzas de seguridad. “Vinieron directamente a golpearme, con palos y piñas también. Pero nos pusimos firmes y pudimos pasara hacer la manifestación como estaba previsto. No nos van a amedrentar ni Bullrich ni Milei, por más políca que pongan es un derecho constitucional que vamos a seguir ejerciendo” exclamó.  Del Caño qfirmó que fueron “miles y miles los compañeros y compañeras que no tuvieron miedo y que vinieron a rechazar este ajuste, que no lo está pagando la casta sino el pueblo trabajador, y también este protocolo que es totalmente inconstitucional”.

Si no hay pan, que haya circo: el show policial del Gobierno desde adentro

Compañero de bancada y de partido de Del Caño, el diputado Christian Castillo también tuvo declaraciones picantes contra Bullrich ante Diagonales. “Están aplicando un ajuste salvaje y qué quieren, que nos quedemos aplaudiéndolo, esclavos que aganchen la cabeza. La propia Patricia Bullrich cuando no le gustaba algo manifestaba, y lo hacía en cuarentena desafiando las normas sanitarias, o los seguidores de Milei en su asunción. Yo creo que tienen derecho a manifestar, entonces, ¿por qué nos los quieren negar a quienes cuestionamos las políticas económicas de su gobierno?”. Castillo fue más allá y sentenció: “que Bullrich haga lo que quiera, quiere evitar una marcha o dos, no lo va a poder hacer. No pudo Onganía, no pudieron De la Rúa y Cavallo con el estado de sitio. Cuando la gente tiene descontento va a protestar y se va a manifestar”.

Sin ser una marcha multitudinaria, el número de manifestantes que llegaron hasta Plaza de Mayo no resultaba para nada desdeñable. Jóvenes estudiantes, militantes de los barrios, trabajadores de distintos sindicatos, docentes, médicos se entremezclaban en el rechazo unánime a la amenaza del oficialismo, a la que le dedicaban permanentemente el hit de la tarde: “que boludo, que boludo, ahora el protocolo, se lo meten por el culo”.

Joaquín, de 33 años, se acercó a la plaza desde Villa Devoto. Como muchos de los que se manifestaron esta tarde, no pertenece a ninguna organización política pero asiste todos los años a recordar lo sucedido el 19 y 20 de diciembre del 2001. Por eso, calificó de “ridículo” el proceder del Gobierno, y agregó que “esta marcha se hace todos los años desde hace veinte años, reivindicando una jornada de lucha que hay que recordar hoy más que nunca”.

Si no hay pan, que haya circo: el show policial del Gobierno desde adentro

Lorena y Violeta son docentes y artistas y viajaron desde Tigre hasta el centro porteño como “una manera de posicionarnos, de respondernos un montón de preguntas estando acá y sintiendo el colectivo. Vimos muchas imágenes y comentarios que entendíamos que eran para meter miedo y estar acá es para eso, de encontrar esas respuestas que surgen cuando nos juntamos”. Para ellas las amenazas del oficialismo y el anuncio de la represión “son un claro amedrentamiento para que nadie salga de su casa ni se oponga a estas medidas que son brutales para el pueblo”. Cuentan que tuvieron temor y dudas, pensaron si era conveniente ir con sus hijos, en grupo, si llevar banderas, “y ya el sólo hecho de pensar esas cosas es tremendo”.

Rosalía es de Merlo y llegó fue a la marcha en la columna de su partido, el MST. “Hoy estamos reclamando por todo el ajuste que nos está haciendo Milei, vas a la góndola y los precios están todos altos y los sueldos por el piso. Nosotros somos trabajadores sociales, cobramos un plan de 70 mil pesos que no nos alcanza para nada, y si siguen subiendo las cosas esto no da para más”. Rosalía fue tajante ante la pregunta de Diagonales sobre si temía que el Gobierno cumpliera sus amenazas y les quitara el plan: “no tenemos miedo, siempre hubo amenazas pero nunca pasó nada. Nos amenazaron a través de la aplicación de Mi Argentina, pero más miedo le tenemos a las góndolas cada vez que vamos a comprar”. Firme, concluyó que el oficialismo buscó “hacer humo, y si lo consiguieron o no es problema de ellos, nosotros no vamos a bajar los brazos y vamos a seguir luchando por nuestros derechos. Yo veo tanta policía vigilándonos acá mientras en todos lados están robando y matando por un celular, que la policía se vaya a cuidar a la gente”.

Iara es médica y parte de CICOP. Llegó desde La Plata esta tarde junto a sus compañeras y compañeros como todos los 20  de diciembre. “Este año nos parecía particularmente importante porque hay un ajustazo que sobrepasa cualquier límite, junto a anuncios represivos de Bullrich y extorsivos de Capital Huymano diciendo que iba a cortarle los planes a quienes movilizaban. Nosotras somos trabajadoras en blanco, tenemos algo de estabilidad, pero la mayor parte de la población no la tiene y esa gente son nuestros pacientes, la gente que vemos todos los días y sabemos el impacto que van a tener estas medidas”. Por ese motivo, “nos parecía fundamental estar en la calle ya, a una semana del nuevo Gobierno para enfrentar esos anuncios. Desde el Gobierno quisieron marcar la cancha y les respondimos con la fuerza que tenemos los trabajadores movilizados en la calle. El freno que podemos poner es acá”.

Ya cerca de las 18 horas concluyó la lectura del documento, que se realizó desde un camión escenario con el que las organizaciones montaron una estructura móvil muy velozmente. Las columnas comenzaron  a abandonar lentamente la plaza, donde prácticamente no se veía presencia policial. En la desconcentración no se veían situaciones de tensión por la ocupación de las calles como había sido al principio. La ministra Bullrich estaba escribiendo su discurso de unos minutos más tarde, ya satisfecha con el show montado desde la mañana y en la previa.

El dirigente sindical Rubén Pollo Sobrero salía por Avenida de Mayo junto a una importante columna de ferroviarios, y Diagonales le consultó por la reforma laboral que Milei habría incluido en su mega DNU. “Vamos a ver si los trabajadores la permitimos. Que se prepare la ministra”. La frase sirvió de síntesis a una jornada en la que el Gobierno montó un operativo descomunal pensando en su propaganda, pero las organizaciones lograron movilizarse y quedó claro que el clima de conflictividad social que se avecina con las medidas económicas exigirá mucho más que show y amenazas para darle cauce a los legítimos reclamos de los sectores más castigados de la sociedad.