En 2007, la periodista canadiense Naomi Klein publicó un libro que recorrería el mundo: La Doctrina del Shock. El auge del capitalismo del desastre. En su famosísimo escrito, Klein elabora una teoría que no pierde vigencia y que cobra especial relevancia en estos días de la Argentina. La rastrea como, para aplicar las ideas neoliberales elaboradas por Milton Friedman y su Escuela de Chicago, las clases dirigentes de muchos países del mundo recurrieron o aprovecharon situaciones caóticas y traumáticas para sus sociedades que, agotadas y desgastadas, terminaron aceptando la imposición de reformas impopulares y de saqueo económico.

La fórmula es simple: ¿cuánto puede aguantar un pueblo, y en qué punto estará dispuesto a entregarlo todo por un poco de estabilidad? Klein enlaza experiencias tan distantes como el hostigamiento hasta el golpe de estado contra el gobierno de Salvador Allende en Chile con el resultado de la invasión de EEUU a Irak en 2003, el devastador tsunami que azotó las costas de Sri Lanka el año 2004 o el desastre del huracán Katrina en Nueva Orleans en 2005. La salida a esas experiencias traumáticas fue siempre la misma: reformas económicas, políticas y sociales regresivas para el conjunto de la sociedad y beneficiosas para unas minorías.

Terrorismo económico: el shock de Milei para preparar la Argentina del saqueo

Los consejos de Javier Milei a los ahorristas argentinos para que no renovaran sus plazos fijos en pesos desataron una corrida cambiaria que bien puede encuadrarse en un shock de esos que necesita el capitalismo del desastre. La frágil situación de la economía argentina, con una inflación por encima del 100% y un Banco Central vacío de reservas en gran medida como resultado de la peor sequía de la historia del país, se encuentra al borde de un quiebre al que declaraciones como esas no hacen más que empujarla. El costo, como siempre, lo pagan las mayorías asalariadas que ven desplomarse su capacidad de compra y se empobrecen al ritmo de la disparada del dólar.

La jugada del candidato libertario no fue un descuido ni un error de cálculo. Él mismo lo dejó en claro cuando afirmó que cuanto más alto esté el valor de la moneda estadounidense más factible resulta su plan de dolarización. Pero, ¿qué puede significar esto para el salario de los argentinos?

Lejos de lo que buena parte de la sociedad espera, una dolarización de la economía en estas condiciones implicaría un empobrecimiento monumental para buena parte de la población. La explicación es sencilla: la Argentina no tiene la cantidad de dólares suficientes para reemplazar los pesos que hay en el mercado, por lo que la única manera de arrimarse a esa medida inaplicable es, como explica Naomi Klein, un shock  que deje tan golpeada a la sociedad como para que acepte una fenomenal licuación de su poder adquisitivo. En este caso, el shock sería una hiperinflación hacia la cual lleva la corrida alimentada por Milei.

Terrorismo económico: el shock de Milei para preparar la Argentina del saqueo

La receta no es nueva y ya la aplicaron en Argentina los ídolos a quienes reza Milei. Entre 1989 y 1990, el país sufrió dos picos hiperinflacionarios bajo el gobierno saliente de Alfonsín y el entrante de Carlos Menem. La pobreza durante ese proceso creció un 25% y alcanzó un récord histórico del 47% que sólo sería superado tras la crisis del 2001. Esa situación fue la antesala de la aplicación de la convertibilidad de Domingo Cavallo, que se sostuvo artificialmente durante una década y llevó al país al peor momento de su historia.

Tras el shock de 1989/1990, la sociedad argentina aceptó la ficción de que un peso valiera igual que un dólar. Para sostenerla, el país el país se endeudó a niveles irracionales, privatizó empresas y sectores estratégicos, y congeló ingresos como las jubilaciones durante 10 años. La situación era similar a la actual, no había la cantidad de dólares suficientes para sostener una convertibilidad. Por eso se incrementó la deuda en un 123%, pasando de US$  61.400 millones a US$ 146.219, al mismo tiempo que se remataron a precios viles compañías como YPF, Aerolíneas Argentinas, ENTEL o los trenes argentinos, por citar algunos ejemplos.

Tras la pantalla de la estabilidad cambiaria de la convertibilidad, la sociedad argentina y el país se fueron empobreciendo en favor de capitales trasnacionales y grupos económicos locales, grandes ganadores de la etapa. El resultado final fue un estallido, 10 años después, con más de la mitad de la población bajo la línea de pobreza, un desempleo que orillaba el 25% y la confiscación de los ahorros con el corralito.

Seguramente pocos imaginaban, en pleno shock de 1989/90, las consecuencias que podrían traer esas recetas que por entonces se vendían como la novedad mundial y el destino ineludible de todo país que aspirara al desarrollo. Treinta años después, la Argentina cíclica se repite en los mismos fuegos de artificio que cegaron a otras generaciones, también hostigadas y hastiadas por la crisis como en la actualidad. Milei promete un paraíso que ya fue prometido, con las mismas recetas para alcanzarlo que en realidad llevaron al peor de los fracasos y catástrofes sociales.

Terrorismo económico: el shock de Milei para preparar la Argentina del saqueo

El objetivo del candidato libertario, que semanas atrás criticaba a sus oponentes de JxC por fogonear una crisis intentando que el FMI no aceptara acordar con el Gobierno, es que todo estalle por los aires antes de su posible asunción como presidente. Eso le entregaría una sociedad amansada por la crisis y dispuesta a aceptar medidas y reformas que en otros contextos serían impensables.

Con el crédito internacional agotado para el país por la toma de deuda irresponsable de Mauricio Macri, tanto con acreedores privados como con el FMI, la primera fuente de dólares para su plan de dolarización a la que puede recurrir Milei es la misma a la que recurrieron Menem y Cavallo: las privatizaciones. Aerolíneas Argentina e YPF, empresas recuperadas por el Estado durante el kirchnerismo, son las dos grandes candidatas.

Pero también hay que considerar allí los recursos naturales del país, como los yacimientos de Vaca Muerta o el Litio del NOA, ante el cual se relamen las corporaciones internacionales que depende de ese mineral para la transición energética y la fabricación de baterías para dispositivos electrónicos. Los minerales de la cordillera se suman a esa lista, a la que no hay que restarle el agua dulce, recurso estratégico para el futuro si los hay, y que el libertario ya expresó que podría privatizar cuando habló de la libertad de las empresas para contaminar los ríos.

Terrorismo económico: el shock de Milei para preparar la Argentina del saqueo

Todo eso pende de un hilo, ante un candidato que expresa abiertamente sus intenciones entreguistas y un pueblo agotado por la inestabilidad. Una sociedad en shock no decide racionalmente sino ante la urgencia de salir de un estado de crisis y estrés permanente. Por eso las incisivas declaraciones de Milei, que caen como bombas de nafta en una economía incendiada por las propias impericias del actual gobierno, no pueden ser tomadas a la ligera ni como una mera irresponsabilidad. Configuran un cuadro de terrorismo económico para preparar a la sociedad argentina para régimen de empobrecimiento y saqueo que pretende instaurar bajo su prédica vacía de libertad.

Tal vez por eso Milei logró lo impensado. Que oficialismo y oposición se aúnen en críticas en su contra. Sin ir más lejos, Massa afirmó que el libertario intenta “poner en riesgo el sistema financiero argentino” y que “por un voto más está timbeando los ahorros de la gente”. Del otro lado de la grieta, Patricia Bullrich sentenció que “Milei festeja porque el dólar sube aunque tu sueldo baje”. Ambos candidatos presidenciales identifican en las declaraciones del ganador de las PASO una bomba molotov lanzada contra la caldeada economía prelectoral.

Pero las críticas surgieron de muchos más sectores. En una inédita articulación, las diferentes asociaciones de bancos del país publicaron un comunicado con el título de “responsabilidad democrática”, en el que expresaron que “recomendar no renovar los depósitos no hace otra cosa que generar preocupación en un sector de la población. La carrera a la Presidencia debe basarse en las competencias de ideas y capacidad de implementación de las mismas”. En la misma línea se expresó la CGT, que sacó una comunicado titulado “el pirómano nunca puede ser luego el bombero”. Las declaraciones de  Milei fueron calificadas de “irresponsables, desatinadas, oportunistas y despreocupadas de la suerte de los argentinos”, y tildaron al libertario de “incendiario institucional” y a su accionar de “terrorismo electoral”.

Terrorismo económico: el shock de Milei para preparar la Argentina del saqueo

Las críticas se replicaron por todo el arco político, y referentes como Carlos Melconian o Emanuel Álvarez Agis calificaron como una irresponsabilidad absoluta la movida de Milei. Sin embargo, la pregunta que subyace es si generar un estado se shock semejante, con numerosos sectores y actores señalándolo como responsable, le reditúa votos al libertario o refuerza el rechazo que buena parte de la sociedad siente hacia él justamente por este tipo de actitudes.

Un estudio del mes de septiembre del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica reveló que Milei cosecha mucho más rechazo que adhesiones en el conjunto de la sociedad. Por ejemplo, la encuesta de 2500 casos presenciales a nivel nacional arrojó que el 54% de los consultados está en contra de privatizar Aerolíneas Argentinas, alrededor de un 60% se mostró a favor de estatizar el Litio y subir impuestos a los más ricos. A su vez, un 59% contestó que no todos los políticos son una casta, el 65% dijo estar en contra de la libre portación de armas y el 50% expresó que la situación actual es diferente a la del 2001, a contramano de lo que plantea Milei. En torno a la figura del libertario, mientras que un 37% lo consideró una persona valiente y auténtica, un 58% expresó que es  una persona inestable emocionalmente.

Estos datos no deben leerse a la ligera ni en el aire. No puede desestimarse el impacto político y electoral de una escalada en la corrida cambiaria, a dos semanas de las urnas, ni tampoco el efecto que eso pueda tener ante un posible triunfo de Milei y la legitimidad que eso le de para encarar su plan de reformas. Sin embargo, existe también una buena parte de la sociedad argentina que no compra ciegamente sus cantos de sirena y percibe las alertas en las actitudes rupturistas del libertario como las que tuvo en las últimas horas. Qué pesará más en las urnas es una pregunta abierta, y para la que aún falta recorrer el larguísimo camino de dos semanas hasta el 22-O, una eternidad en la Argentina incendiada.