En el arte contemporáneo, del que estoy muy lejos de ser siquiera aficionado, se utiliza la expresión “intervención” para otorgarle a un objeto, un nuevo significado; de hecho esa intervención puede convertir a un objeto no diseñado como obra de arte, en tal. Cambiarle el sentido para el cual fue creado. Con menos virtud, ya que la intención no es convertirlo en un hecho estético para admirar, la jueza electoral María Servini de Cubría decidió que Hugo Barrionuevo será el encargado de ordenar la vida interna del Partido Justicialista. De este modo, la herramienta institucional que posee el peronismo, justamente el partido, queda fuera de su órbita y pasa ahora a manos de un aliado del gobierno, supervisado por una jueza. Es como si les hubiesen quitado una mesa y las sillas donde sentarse; de ahora en más el conjunto de los dirigentes del peronismo, deberá dedicar parte de su tiempo, a recuperar esa herramienta institucional, que es mucho más que una mesa, por cierto.

Pero la misma noticia puede ser presentada de otro modo: el principal y único partido con chances electorales para disputarle la presidencia al oficialismo en 2019, es intervenido por el Poder Judicial. Se trataría de un encabezado que, si el hecho hubiese sucedido en otro país, nos llevaría a pensar inmediatamente que el gobierno tiene algo que ver en la maniobra. Y las sospechas sobran: priva a los dirigentes opositores del control del partido, rumbo a 2019; quienes reclamaron la intervención son un grupo de sindicalistas cercanos al gobierno; el interventor designado es un hombre de una vieja relación con Mauricio Macri. El lenguaje del fallo se apoya en el pedido de intervención hecho por los sindicalistas donde encontramos expresiones como: “de aquellos que se dicen peronistas”, “estos impresentables”, para luego la propia jueza afirmar: “los adversos resultados electorales obtenidos en los dos últimos procesos electorales de los años 2015 y 2017 han profundizado la división interna del partido”. ¿La derrota en las elecciones y la conflictividad interna justifican la intervención de un partido político? Sobran los motivos para sospechar que no es mayor institucionalidad lo que se está buscando.

No deja de ser relevante también, que un grupo de sindicalistas con escaso peso en el peronismo actual, adheridos a unas 62 Organizaciones Peronistas que ya no acumulan el poder político del que gozaron más de 40 años atrás, sean quienes impulsen esta medida. El sindicalismo peronista -en general- ha sido una herramienta clave para la defensa de los derechos de los trabajadores, y no pocas veces un freno a políticas al ajuste. Ese rol clave, convive con las limitaciones políticas que el sindicalismo peronista ha tenido a lo largo de la historia reciente: su éxito en la acción sindical no se traslada al campo político (sobran los ejemplos desde Augusto Timoteo Vandor, hacia acá). En este caso se trata, a la vez, de sectores sindicales ya sin demasiado peso en la propia interna sindical y que parecen apelar a estos recursos para obtener espacios de poder, que no logran conseguir por otros medios.  

Lo único claro es que el oficialismo, Cambiemos, se ve beneficiado por esta medida que obligará a los dirigentes del peronismo a prestarle tiempo para resolver la intervención, calentando aun más la interna. Pero a la vez, veremos si la resolución de la misma se vincula a la propuesta electoral de 2019, definiendo las candidaturas, para ver si, apelando a un viejo proverbio oriental, pueden convertir la crisis en oportunidad. Quizás no llegue a ser una obra de arte, pero si una herramienta electoral eficaz.  

                                                                                                                                                                      *Politólogo. Profesor Titular de Teoría del Estado en la FTS de la UNLP. Twitter: @sergiodepiero