En las últimas horas se difundieron fragmentos del libro “Para qué” de Mauricio Macri, que estará a la venta a partir del 18 de octubre. Sin vueltas, el ex presidente asegura que tiene que haber privatizaciones de empresas públicas, despidos masivos, apertura de importaciones, y reformas laboral, sindical, previsional y fiscal. La mayor autocrítica que hizo en este tiempo de su gobierno, según explica, es el “gradualismo”. Considera que hay que hacer todo al inicio del nuevo Ejecutivo. 

Todo esto lo señala en el capítulo 25 llamado “Segundo Tiempo”. El líder de Juntos por el Cambio adelanta lo que será o debería ser una nueva gestión macrista a partir de 2023. 

“El mundo no confía en la Argentina. Lo anuncié en 2019 tras el éxito del kirchnerismo en las elecciones primarias. El kirchnerismo convirtió a nuestro país en un estafador serial ante todos los que confiaron su dinero e invirtieron. Aun dando un giro de 180 grados en materia de política económica, el mundo querrá, con toda lógica, ver primero con sus propios ojos la sustentabilidad y el compromiso genuino del nuevo gobierno”, comienza Macri. 

Y señala que “no habrá nuevas inversiones en nuestro país hasta tanto no hayamos sido capaces de mostrar que el cambio es definitivo y no tiene marcha atrás”.

“En 2015 el mundo nos estaba esperando y nos recibió con los brazos abiertos. Decenas de países apostaron por la Argentina y nos creyeron. Hoy solo nos vinculamos con los peores de la clase. Nada bueno trajeron las alianzas con dictaduras criminales como las de Cuba, Venezuela o Nicaragua. Habrá que comenzar de nuevo y la reconstrucción de la credibilidad nacional será un desafío enorme y de largo aliento”, manifiesta el ex presidente.

A su vez señaló como autocrítica de su gestión que "el gradualismo fue producto de nuestra debilidad y no de nuestra vocación. El próximo gobierno será más fuerte y su fortaleza requerirá que las reformas estructurales se sancionen en las primeras horas”.

La pobreza y el desempleo no pueden esperar. Debemos tener la valentía de terminar de inmediato con legislaciones obsoletas en materia laboral, sindical, previsional y fiscal. Es otro de mis aprendizajes en la presidencia. Lo que no se hace de entrada es muy probable que no se pueda hacer nunca”, remarcó. 

“La reducción drástica del gasto público deberá estar entre las medidas iniciales. El legado del kirchnerismo será un Estado elefantiásico, torpe e ineficiente. Cada ministerio, cada área, cada repartición pública deberá impulsar todas las reducciones que sean necesarias de manera urgente e inmediata. Será la única vía para poder hacer que nuestra estructura impositiva deje de asfixiar a la actividad privada, a los emprendedores y a todos los ciudadanos que se ganan la vida con su trabajo”.

Uno de los fragmentos más fuertes y que recuerda a la política económica de los '90 es cuando plantea “con todas las letras” que "el Estado argentino, tal como lo conocimos, ha colapsado. Hoy no es otra cosa que una gigantesca fábrica de déficit, inflación y pobreza. No será cuestión tan solo de hacer recortes aquí y allá. Es mucho más que eso. Existe una larga lista de empresas públicas que deberán pasar a ser gestionadas por el sector privado sin excepciones, o que deberán ser eliminadas. El gasto público ha crecido hasta un punto tal que, lejos de ser un motor de la economía como postula el populismo, se ha convertido en un freno al sector privado, que es el único capaz de generar empleo y crecimiento genuinos".