Desde que Twitter y WhatsApp están adosados a la cotidianeidad nada es lo mismo y no se salva ni la apertura de sesiones ni el mandatario que las inaugure. La política se ha vuelto "memeable"; la política está en puro estado de ánimo y es por eso que Mauricio Macri optó por llenar su discurso de una enumeración de casos incomprobables y de arengas de candidato más que de contenidos, de una puesta en público más que de un balance de gestión. 

Competirán en el tiempo cuál escena será la foto distintiva de esta apertura de sesiones. Si la equivocación de la vice presidenta Gabriela Michetti con Joanna Picetti, la diputada electa por Cambiemos que no pudo asumir por denuncia de abuso de menores por parte de Carrió y que le gritó a Macri "no escuchan al pueblo". Si, en cambio será la furia de la oposición en la imagen de Agustin Rossi de pie y colorado increpando a un nervioso presidente. O si el clima de evidente tensión que reinaba tanto dentro como fuera del Congreso quedará como el sesgo de 2015. 

En lo que ya hay certeza es en la carencia de datos duros en la exposición presidencial. Y esto que en las primeras horas de los análisis del discurso pudo señalarse como un error, ya iniciada la tarde -y luego de escuchar a María Eugenia Vidal en la legislatura bonaerense- pudo observarse que será el modus Cambiemos del año electoral: no hay que hablar de datos sino instalar (o seguir instalando) estados de ánimo. 

Los dirigentes de la oposición no fueron tibios. "Un espanto", sintetizó Aníbal Fernández. "No hay nada que se puede analizar con seriedad porque lo de Macri es de inicio a fin una mentira". 

El ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, las diputados peronistas María Emilia Soria, Luana Volnovich, Guillermo Carmona, entre otros referentes de la oposición se pronunciaron públicamente con la frase sin medias tintas que recorrió el día: "Macri miente". Felipe Solá habló de la "bronca que da tanta negación de la realidad". Axel Kicillof sostuvo que "como todas las otras veces, lo único que hizo Macri es mentir". 

Pero en las charlas más serenas varios dirigentes del aún sin nombre Frente opositor no dudaron en mostrarse preocupados por la situación de Macri. "Yo no soy psicoanalista ni él es mi paciente como para hacer un análisis, pero realmente me preocupa este hombre porque o es un perverso o tenemos en la Casa Rosada a un tipo que no tiene idea de la realidad", dijo en confianza uno de los más activos peronistas de estos días. 

El psicoanalista Hernán Scorotitz bromeó y dijo que este discurso presidencial y el comportamiento de los funcionarios más que desde la política debe ser visto bajo la óptica del psicoanálisis y propuso leer la obra de Sigmund Freud "Psicopatología de la vida cotidiana", más específicamente el capítulo V sobre las equivocaciones orales. 

La falta de datos y precisiones tanto en cuanto al futuro de su gestión como en el análisis de lo hecho parece que no solo generó ruido dentro del Congreso o entre los ciudadanos: lo que a ciertos medios y algunos sectores de la política les gusta llamar "los mercados" también fueron en la misma línea. A apenas minutos de terminado el discurso presidencial el dólar subió a 40,60 y el riesgo país trepó a 700. 

La preocupación por la sensación de irrealidad que transmitió el discurso presidencial tiene bases sólidas para instalarse: Macri no hizo mención a un solo dato duro, basó su alocución en anécdotas personales de la que no se puede tener registro y el único anuncio- el del aumento del monto de la AUH- no sólo viene con letra chica sino que en ANSES se enteraron de la medida en el mismo momento en que fue anunciada, con lo cual aún no se sabe sobre qué cálculos se realizará. 

Se suele decir que el problema de quienes consumen en exceso lo que circula en las redes sociales es que quedan encerrados en un microclima. Y es cierto. Pero en el gobierno de Macri es inevitable hacer la lectura de redes por dos razones: 1) porque ese territorio de disputa de sentido es una de sus principales preocupaciones y 2) porque en especial este discurso  -que es tan luego el del año que el Presidente busca su reelección- sólo recorrió el camino de las ganas, las supuestas intenciones y las sensaciones; es decir, el combustible de las redes. 

El 1,6 % de caída en el crecimiento, la pérdida de 80463 puestos de trabajo, la suba del 43% por ciento de la deuda, los 63 mil millones de dólares fugados, la caída del 13,8 del consumo minorista y del 13.5% de los salarios son los datos duros y crudos de la economía real pero Macri no hizo mención a nada de esto. Lo evitó porque, todo indica que así será, buscará expresamente evitarlo. 

La primera reacción es la lógica crítica y/o sorpresa ante la ausencia total de números contrastables pero esta carencia también le plantea un desafío a la oposiciónPorque en la propia carencia de datos Macri hizo un anuncio no dicho: que la campaña será sólo de política en puro estado de ánimo; todo sensación y ningún número. Será un año en el que él meme parece que reinará por encima del concepto. 

La imagen que recorrió las redes fue la fotografía de Macri con el dispositivo de realidad virtual. La percepción y los dichos  sobre la falta de datos certeros se habían hecho meme. El inicio de sesiones ha dejado al descubierto cómo será el 2019 electoral: frente a la falta de éxitos económicos y la debacle en los números de la producción, el consumo y la vida cotidiana, el oficialismo intentará que la política camine por un mundo de (solo) sensaciones.