A días de la asunción del nuevo gobierno nacional, diputados y senadores juraron este jueves por la tarde en el Congreso de la Nación para asumir sus bancas a partir del 10 de diciembre. Con la aprobación de todos los bloques menos los de la izquierda, Martín Menem quedó establecido como el próximo Presidente de la Cámara Baja, mientras que la vicepresidenta electa, Victoria Villarruel, será la titular del Senado.

En ambas cámaras, la fragmentación política está a la orden del día. El estallido que significó el triunfo de La Libertad Avanza para todo el sistema político se expresó en la conformación de nuevos bloques legislativos, donde las distintas tribus se reagruparon pensando en las disputas que se vienen y las posibles negociaciones y alianzas a construir. En ese contexto, el peronismo tiene una primera noticia para festejar: no hubo quiebres ni rupturas del esquema parlamentario con el que se manejó el oficialismo saliente hasta ahora. Pero, claro está, el marco no será el mismo a partir de la semana que viene con Javier Milei como presidente, y eso también ya se cuela en los movimientos parlamentarios del peronismo.

Unión por la Patria como bloque parlamentario corría riesgo, sobre todo en Diputados. Los 105 representantes del peronismo se dividen en grupos bien marcados que podían adoptar distintas estrategias de cara al gobierno entrante. Con bancas propias, el kirchnerismo conducido por La Cámpora, los representantes de los gobernadores, el massismo y los “sin tierra” provenientes de provincias que el PJ perdió en las elecciones de este año resultaban todos juntos un bloque suficientemente heterogéneo en su composición como para que una división fuera posible.

Unidad fragmentada: el nuevo Congreso del peronismo

De hecho, una treintena de diputados exploraron en las últimas semanas la conformación de un bloque propio, acompañando lo que sucedió con la fragmentación opositora. La mayoría de ellos son diputados de las provincias, que tienen la intención de priorizar una agenda federal y constituirse en un factor de negociación de los gobernadores con Milei, y del Frente Renovador. Finalmente, la ruptura terminó evitándose y Unión por la Patria se mantendrá como bloque.

Para ello fueron determinantes dos elementos. El primero, el freno que marcó a la iniciativa el ex candidato presidencial del espacio y líder del FR, Sergio Massa. El grupo de diputados en cuestión, encabezados por los massistas, le llevaron al ya renunciado ministro de Economía la propuesta de conformar un bloque propio para despegarse del kirchnerismo y delinear una estrategia propia en la Cámara Baja. Massa fue tajante: “No es momento, hay que preservar la unidad” fue el mensaje que bajó a su tropa.

El otro aspecto, en contacto con lo anterior, tenía que ver con la definición de la presidencia del bloque. Entre las versiones que circulaban, una indicaba que el kirchnerismo reclamaría la titularidad del bloque a la que Máximo Kirchner renunció a principios del 2022 cuando el Gobierno llegó a un acuerdo con el FMI que debía ser refrendado en el Parlamento. Paula Pennaca y el propio Máximo Kirchner aparecían como los candidatos de La Cámpora para pedir ese lugar.

Finalmente eso no ocurrió, y el acuerdo cerró con mantener a Germán Martínez en la presidencia. Martínez asumió ese rol tras la renuncia de Kirchner en 2022 a partir de una sugerencia de Agustín Rossi y Alberto Fernández, y desarrolló una tarea sin fisuras ni rispideces internas, articulando a todos los sectores de UP.

Unidad fragmentada: el nuevo Congreso del peronismo

Las únicas bajas que sufrió el bloque fueron las de los tres diputados que responden a Gustavo Sánez, gobernador salteño, que presentaron un bloque propio. De esa manera, Martínez liderará a los 102 diputados y diputadas del bloque de Unión por la Patria que, pese a mantenerse unidos, tiene importantes diferencias de cara al posicionamiento frente al nuevo gobierno. Mientras un ala más referenciada con el cristinismo plantea una oposición flagrante a las políticas que intente llevar a delante Javier Milei, otro grupo referenciado con los gobernadores piensa en la negociación con el nuevo presidente como la primera estrategia en el menú de opciones.

Evitar la posible división del bloque ya resulta de por sí una victoria política para el conjunto de UP. Con sus 102 diputados, el peronismo logró mantenerse como la primera minoría en la Cámara Baja, y tiene un mayor peso a la hora de negociar lugares en las distintas comisiones. Sin embargo, una vez que todo el esquema parlamentario quede establecido y empiecen a llegar los proyectos del nuevo Ejecutivo, una posible fractura estará siempre latente en un bloque que se mantuvo unido más por inercia y supervivencia que responder a una misma conducción y estrategia política.

Unidad fragmentada: el nuevo Congreso del peronismo

En el Senado, UP mantuvo el interbloque que quedó conformado por dos bloques distintos el año pasado a partir de la jugada de CFK para ganar u miembro más en el Consejo de la Magistratura. En la Cámara Alta, la tropa de la actual vicepresidenta se unifica en el bloque de Unidad Ciudadana bajo el liderazgo de Juliana Di Tullio, que revalidó su banca en octubre. El otro bloque contiene a representantes de los gobernadores en el Frente Nacional y Popular, presidido por el formoseño José Mayans, quien a su vez es el titular del interbloque de UP.

Versiones de las últimas semanas indicaban que un peso pesado que se suma al senado a partir del 10 de diciembre pretendía la presidencia del interbloque. Se trata del tucumano Juan Manzur, ex jefe de gabinete de Alberto Fernández. Finalmente Mayans conservó su lugar y comandará las filas a las que se suma también, entre otros, Eduardo Wado De Pedro, electo en octubre junto a Di Tullio por la provincia de Buenos Aires.

Unidad fragmentada: el nuevo Congreso del peronismo

En la Cámara Alta UP tendrá 33 senadores y senadoras, sosteniéndose como primera minoría y a tan sólo cuatro bancas del quórum propio. Sin embargo, se replica la misma tensión política de Diputados en torno a cómo posicionarse frente a las iniciativas que le nuevo gobierno envíe al Congreso. Los gobernadores, con mucha más incidencia en el Senado que en Diputados, necesitarán negociar recursos para sostener la gobernabilidad en sus provincias, y sus votos parlamentarios serán una prenda de cambio a la orden del día que puede chocar con los sectores que proponen una oposición dura desde el principio pensando más en la diferenciación política frente a Milei para volver a constituirse como una alternativa.

El Congreso de la Nación será un territorio clave para el desarrollo de la política argentina el próximo año. En las juras de este jueves, bloques como los de la UCR o el PRO ya manifestaron un “apoyo a las reformas que el país necesita” y que deberán pasar por el Parlamento. El primer gran test será el paquete de medidas que Javier Milei planea enviar ni bien asuma, aún no se sabe si en forma de una gran ley ómnibus o como proyectos por separado. Allí, la reforma del Estado y la administración pública será el tema central y no estará exento de fuertes conflictos. Restará ver hasta dónde resiste la unidad parlamentaria fragmentada que el peronismo supo sostener, al menos para el comienzo de la nueva etapa de la Argentina.