La volatilidad del escenario económico y político, marcado por las permanentes referencias del oficialismo a una victoria electoral en octubre como condición necesaria para el desarrollo de su programa de gobierno, habla por sí misma de la relevancia del Poder Legislativo y la batalla que se librará por sus bancas en octubre. Outsider y llegado al poder con una ínfima estructura política propia, Milei encontró límites concretos en su minoría parlamentaria y tuvo que forzar al extremo las herramientas normativas que la Constitución le confiere el Ejecutivo: los DNU y los vetos a leyes.

Ese escenario tiene cierta lógica si se lo piensa para un Gobierno nuevo, que pretende iniciar un ciclo político en el país, para lo cual necesita construir poder propio. De hecho, el contexto que logró instalar y sostener el presidente desde su minoría parlamentaria resulta destacable. Pero, así como le sucede en la economía con la baja de la inflación, los vetos y los DNU ya empiezan a quedar chicos en la caja de herramientas de Milei si lo que pretende es, como enuncia, refundar la Argentina.

Pasada la sanción de la Ley Bases y el RIGI, la agenda parlamentaria del oficialismo fue completamente defensiva: sostener decretos o vetar iniciativas opositoras contrarias a su programa de gobierno. Pero los sectores políticos y económicos que sostienen el gobierno de LLA exigen una agenda de reformas estructurales para las cuales el oficialismo necesita mayorías que sancionen leyes. Muy distinto será el tránsito de Milei hacia su intento de reelección si logra posicionarse en una postura de avanzada en ese sentido, o si si tiene que pasarse los próximos dos años vetándole leyes a la oposición. Por esto las elecciones de octubre serán determinantes.

Vetos, "héroes" y reformas: la importancia de las elecciones para el Congreso de Milei

Para la semana que viene los gobernadores empujan una sesión que revalide en Diputados los proyectos votados en el Senado para la distribución automática de los ATN y el impuesto al combustible. Milei aún no vetó la recomposición de los haberes jubilatorios, la emergencia en discapacidad, y los fondos para el Garrahan que también aprobó la Cámara Alta en la sesión de la paliza de la oposición al oficialismo. Tiene tiempo hasta el próximo viernes para hacerlo, por lo que la semana siguiente podría volver a recalentarse el el Parlamento si la oposición avanza en la insistencia de esas leyes. Todo en medio del cierre de alianzas electorales, que tiene como límite el jueves 7 de agosto, y que marcará el grado de tensión entre el Gobierno y los gobernadores.

Parte del “nido de ratas” se renovará en octubre y del resultado de esa ecuación saldrán distintos rumbos posibles para el oficialismo en su segundo tramo del mandato. Desglosar el presente legislativo, con el devenir desde la asunción de LLA hasta la actualidad, permite inferir esos escenarios posibles hacia adelante y despejar una pregunta determinante: ¿Qué elección necesita Milei para pasar de la postura defensiva del veto a la ofensiva de las reformas que le exige el establishment?

Vetos, "héroes" y reformas: la importancia de las elecciones para el Congreso de Milei

VETOS Y DNU: LA RESISTENCIA DEL OUTSIDER

En un detallado informe de La Sastrería, la consultora de Raúl Timerman y Juan Carlos Malagoli, puede apreciarse la disposición de ambas cámaras del Congreso frente a las iniciativas de Milei.  La consultora determinó tres categorías para dividir a diputados y senadores más allá de su pertenencia partidaria y centrándose en sus posicionamientos en cada votación: los que nunca votaron a favor del oficialismo, los que nunca votaron en contra, y los oscilantes.

El Senado es claramente el peor de los territorios para LLA. Sobre un quórum propio de 37 senadores, en la Cámara Alta son 33 los legisladores que nunca acompañaron al oficialismo, 33 tuvieron votos oscilantes y sólo 6 siempre le votaron a favor. De hecho, la mejor votación para el Gobierno desde diciembre fue la de la Ley Bases, que salió 36 a 36 y tuvo que ser definida por la hoy enemiga interna, Victoria Villarruel. A la inversa, la votación por las jubilaciones en 2024 fue la peor para los libertarios: perdieron 61 a 8.

Vetos, "héroes" y reformas: la importancia de las elecciones para el Congreso de Milei

Diputados es el reducto que le permitió al Gobierno sostener varias de sus principales iniciativas, respaldando vetos y DNUs. En la Cámara Baja el quórum se alcanza con 129 diputados, y en lo que va del gobierno libertario hubo 106 que siempre votaron en contra, 94 con votos oscilantes y 57 que siempre votaron a favor del oficialismo. Nuevamente, la Ley Bases fue la mejor votación del oficialismo, que ganó esa pulseada con 147 diputados a favor contra 107 en contra. El rechazo al DNU de la SIDE fue la peor, allí el Gobierno perdió 156 a 52.

“El Congreso no ha sido el lugar más favorable para el oficialismo. Sólo pudo sancionar 4 leyes asociadas a su mirada programática y perdió numerosos tratamientos. Pero aún no vimos lo que Milei puede hacer en el Congreso, probablemente lo veamos a partir de diciembre”, explica a Diagonales Gonzalo Taboada, politólogo y responsable del equipo de informes de La Sastrería. La consultora identificó como una “estrategia defensiva” el tránsito de este año y medio del Gobierno en el Congreso, destacando sus victorias en Ley Bases, el Paquete Fiscal, la suspensión de las PASO y la Boleta Única Papel, pero marcando grandes derrotas como los incrementos de jubilaciones (2024 y 2025), el financiamiento universitario, el primer rechazo de la historia a un DNU (SIDE), ficha limpia, los pliegos de jueces para la Corte Suprema, la emergencia en discapacidad, la coparticipación de impuestos nacionales o la moratoria previsional.

Con algunos de esos temas prontos a discutirse en el Congreso en las próximas semanas, resulta clave pensar en la capacidad que pueda tener Milei para sostener sus vetos en Diputados. “Para eso un dato clave será el ausentismo y si se sostienen ciertas abstenciones. Hay un escenario de negociación abierto y allí habrá que ver la cintura de negociación del Gobierno y la postura de los gobernadores. Si el Gobierno quiere negociar va a encontrar voluntad del otro lado”, analiza Taboada. El informe de La Sastrería simplifica la cuenta: si el día de la sesión están presentes los 257 diputados, la insistencia en las leyes necesita dos tercios de los presentes, es decir 172 votos, y la defensa del veto 86. Si los legisladores presentes son 240, los números bajan a 160 y 80 respectivamente. Y si son 230, con 77 diputados Milei sostiene sus vetos.

Dicho de otra manera, el oficialismo puede negociar ausencias y abstenciones de diputados “oscilantes” con los gobernadores, acercando el número de “héroes” que necesita al bloque que siempre votó a favor del Gobierno. Por eso Milei demora los vetos y extiende las negociaciones con las provincias. Pero en ese plano, el politólogo de La Sastrería agrega otro elemento central: “El cierre de listas del 7 de agosto va a ser clave, porque ahí veremos si LLA negocia con los poderes locales, como se anunció con Cornejo en Mendoza, o si va con una postura a todo o nada, irrumpiendo en pago ajeno sin golpear. También respecto a los legisladores, si serán parte de listas oficialistas que garanticen su continuidad en las bancas o no”.

Vetos, "héroes" y reformas: la importancia de las elecciones para el Congreso de Milei

EL CONGRESO POST ELECCIONES

“La foto de hoy es muy distinta a la del Congreso que asumirá en diciembre. Hoy prima una atomización, con un sólo gran bloque, el de UP, y muchos bloques pequeños. Desde diciembre habrá una simplificación de ese escenario, con menos espacios, sobre todo en Diputados. LLA seguramente fagocite a muchos de los que nunca votaron en contra, y entre los oscilantes son muchos los que deben renovar”, opinó Taboada sobre el Parlamento que viene.

Efectivamente, considerando las categorías de legisladores por sus posicionamientos frente al oficialismo, tanto en Diputados como en el Senado es la oposición y los “oscilantes” quienes más ponen en juego. En la Cámara Alta, por ejemplo, se renuevan 14 de las 33 bancas ocupadas por quienes nunca votaron con el Gobierno (42%), y 10 de las 33 oscilantes (30%). Los seis senadores libertarios no ponen en juego su escaño. “En un escenario donde el peronismo no está fuerte, esto puede hacer que el bloque peronista se achique y que el bloque oficialista suba a entre 14 y 20 senadores. En el Senado puede quedar con un esquema de tercios, oficialistas, opositores y oscilantes”, analizó Taboada en conversación con Diagonales.

Por otro lado, si Diputados ya era un territorio más favorable al Gobierno, en diciembre ese escenario puede acentuarse. De los 57 legisladores que siempre votaron con el oficialismo sólo renuevan 17 (el 30%), mientras que entre los 106 que siempre votaron contra el Gobierno 53 ponen en juego su banca (el 50%). A su vez, de los 94 oscilantes que determinaron cada una de las votaciones, 57 tienen que renovar su escaño (60%).

Vetos, "héroes" y reformas: la importancia de las elecciones para el Congreso de Milei

“En un escenario de polarización Milei o anti Milei los intermedios van a perder representación legislativa. Hoy los oscilantes son más de un tercio de la Cámara, que seguramente se achique. En Diputados van a quedar dos polos y un núcleo chico en el medio”, afirmó el politólogo de La Sastrería. Pasando el análisis a números concretos, si el Gobierno repite el resultado electoral de la primera vuelta del 2023, en la que consolidó su núcleo duro, pasaría a tener de 6 a 14 senadores, y de 39 diputados a 71 (propios, sin contar aliados). Si el resultado fuera el del balotaje, el oficialismo llegaría a los 20 senadores y 94 diputados propios.

“Esto no va a significar que el oficialismo tenga una fortaleza que le permita avanzar con reformas estructurales, que necesitan mayorías absolutas o de dos tercios, pero la lógica de veto y DNU seguirá siendo la tesitura de gobierno de Javier Milei, asegurándose el veto con el tercio en Diputados. Milei se juega la gobernabilidad en Diputados. Si llega a 80 diputados propios, conseguir los 129 para garantizar la defensa de los DNU no parece un escenario difícil para el presidente”, concluye en este sentido Taboada.

REFORMAS, MENEM Y MACRI

El espejo en el cual le gusta mirarse a Milei es el de la década menemista. Más de una vez el presidente afirmó incluso que sus reformas son mucho más profundas que las que logró implementar el ex mandatario riojano. Lo cierto es que, juicio aparte del nivel de profundidad de las reformas de cada uno de esos períodos, la muñeca política que mostró Carlos Menem para imponer su programa de gobierno es algo que hasta ahora Milei no pudo conseguir.

Menem ganó las elecciones en mayo de 1989 y adelantó su asunción al mes de julio. Parte de la negociación para asumir el poder anticipadamente, y en medio de la crisis hiperinflacionaria de Alfonsín, pasó por un acuerdo político para que la oposición lo acompañara en dos medidas trascendentales: la Ley de Reforma del Estado (23.696), y la Ley de Emergencia Económica (23.697). Menem consiguió esas leyes con el Congreso votado entre 1985 y 1987, puesto que los legisladores electos en 1989 recién asumieron en diciembre de ese año cuando ambas normativas ya habían sido sancionadas por el Parlamento. Con el nuevo Congreso, que desde diciembre de 1989 a 1991 le aportó a Menem 26 de 46 senadores (57% de la cámara), y 127 de 154 diputados (50% de la cámara), llegaron otras reformas estructurales como la Ley de Convertibilidad (23.928).

Vetos, "héroes" y reformas: la importancia de las elecciones para el Congreso de Milei

Más cerca en el tiempo, otra experiencia neoliberal sirve de punto de comparación para lo que se le viene a Milei. Mauricio Macri tenía 46 diputados propios en 2015, como resultado de las elecciones que lo llevaron primero al balotaje y luego a la Rosada. En 2017, sus primeras legislativas como gobierno, el macrismo rondó el 42% de los votos a nivel nacional y ganó con ello 61 nuevas bancas. Cambiemos quedó tras los comicios con 107 diputados propios, algo que hoy sería un sueño para Milei.

“Si Milei saca lo que sacó Macri en 2017 será un gran triunfo del oficialismo. Pero hay un escenario abierto. En ese año había una polarización muy fuerte con el kirchnerismo, sin terceras fuerzas potentes. Hoy en día, a priori, existe un escenario de terceras fuerzas relevantes, sin una representación global pero con fuerza en cada una de las provincias. Por esto resulta determinante el cierre de alianzas, y observar si LLA termina cerrando o no con los oficialismos locales”, analiza Gonzalo Taboada. En ese sentido, y considerando la base de la que parte y el escenario político de mayor fragmentación, el politólogo de La Sastrería opina que “posiblemente para las reformas estructurales Milei tenga que esperar a ser reelecto y sumar una mayoría legislativa”.

La duda que queda planteada entonces es qué tendrá para ofrecer el oficialismo en el segundo tramo de su mandato. Con la promesa de bajar la inflación cumplida a base de un tremendo sacrificio social que en nada afectó a la casta, la sociedad reclamará crecimiento de la actividad, el empleo y el poder adquisitivo de los salarios. Evidentemente el Gobierno necesitará mucho más que los recurrentes salvatajes financieros internacionales para reactivar una economía estancada. Muchas de esas herramientas tendrán que pasar por un Congreso que se definirá en octubre. Pasar del veto a las reformas no parece un escenario tan sencillo para un Milei que, hoy por hoy, ni siquiera puede asegurarse los “87 héroes” a los que celebró con un asado en Olivos. Las semanas que comienzan marcarán el pulso de esa carrera del oficialismo por demostrar gobernabilidad.