DINAMITAR TODO

Se han escuchado afirmaciones en las últimas apariciones de candidatos de la oposición, que llevan a pensar que el orden actual de la Argentina merece ser destruido y vuelto a construir. Pero ese dinamitar las instituciones no incluye los monopolios en la economía argentina, los latifundios que no fueron ni siquiera adquiridos por sus dueños, las privatizaciones y desregulaciones generadas en la economía en el ‘76 y en el ‘90 (un ejemplo sería el decreto -ley 21.526  de entidades financieras vigente desde la última dictadura), el sistema judicial y/o el sistema de medios de comunicación. La dinamitación solo contaría para el Estado en sus funciones de gestión soberana y popular (ministerio de salud, educación, trabajo, defensa, etc.), la destrucción de los sindicatos, organizaciones populares y demás resabios de defensa que tengan los sectores postergados de la Argentina.

No se pretende barajar y dar de nuevo, sino solo acabar con la protección (incompleta, perfectible, a veces no suficientemente universal) con la que cuentan los sectores subalternos en la Argentina, fruto de gobiernos como el de Yrigoyen, Perón, Kirchner y de Fernández de Kirchner. Se trata por parte de estas fuerzas de asumir el hartazgo popular por las imposibilidades del gobierno actual por resolver los problemas que dijo que iba a resolver. Se trabajan los antagonismos sociales, la estructura fragmentada de nuestra sociedad, que reproduce a la millonesima vez la dicotomía civilización y barbarie y/o peronismo vs antiperonismo. Cuando los argentinos teníamos lugares donde reunirnos, las diferencias podían ser pensadas y revisadas, hasta uno podía cambiar la opinión. Hoy en día, eso ya no pasa con la sociedad fragmentada y las redes sociales cristalizando las posiciones, mostrando que nuestras opiniones están bien solo porque otros opinan como nosotros. La dinamita sólo nos habla de destruir la otra parte que se enfrenta, que en el caso de la Argentina es destruir a las mayorías, utilizando su voto.

MÁS DE LO MISMO

Quien les escribe se encuentra con la paradoja de intentar escribir para pensar la realidad, pero se siente que siempre escribe lo mismo. Y es que el marco estructural de la Argentina cada día se muestra más fragmentado y desigual. Al mismo tiempo se sostiene hegemónicamente ( en la mayoría de los medios de comunicación) que los marcos jurídicos no permiten crecer a los privados y fomentan las inversiones. Pero entonces ¿Cómo es posible que los que más tienen, ganan cada días más? Y si se afirma que el poder del Estado es absoluto ¿Cómo puede ser que no pueda ejercer el poder de policía y/o de control sobre dichos privados para evitar irregularidades? Los discursos que atacan al sistema, al Estado (a una parte del Estado, por supuesto), a las organizaciones de defensa laboral, social, ciudadana, solo intentan ajustar la economía, más aún, para los que gozan del poder económico, aumenten aún más sus beneficios. Enfocan la bronca por lo que no se resuelve, no para mejorar las condiciones heredadas, hacer un Estado más eficiente, que los sindicatos y organizaciones sociales defiendan mejor a sus representantes, sino que intentan destruir todo para que nadie sea defendido y quedar todos como presa del poder económico, jurídico y comunicacional, que contribuye a generar las condiciones por las que esos ciudadanos quieren acabar con dichas instituciones. El cuento de la buena pipa, diría la Abuela Tutti.

Esos sectores nos dicen “basta de beneficios para sindicalistas, piqueteros y políticos”, pero no dicen basta de beneficios para gerentes de multinacionales, empresarios, jueces, embajadores de países centrales, etc. Por eso decimos que los sectores de la oposición no plantean un cambio al modelo instalado en la Argentina del ‘76 (y mal haríamos si no dijéramos que el Gobierno de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández intentó revertir). Cambiar la Argentina, haciendo lo mismo. Así nos va a ir….

DISTINTOS TIEMPOS

Hay un tiempo para todo, se dice en un apartado de la biblia. Pero hay tiempos que ocurren en un mismo tiempo. O por decirlo de otra manera, no es lo mismo el tiempo de aquel que tiene que explicar, que el de aquel que tiene que comprender. Así como no es lo mismo plantear programas desde candidatos que representan determinados intereses del status quo, que candidatos que quieren mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías. No es lo mismo plantear “cambios para seguir en la misma” teoría del derrame dixit (darle a los que tienen para que ellos derramen cuando les vaya bien), que cambiar para generar otro patrón de acumulación, salir del esquema de financiarización para pensar en un modelo que priorice la producción, el cuidado del ambiente, el trabajo para todos, un modelo soberano y regional. No lleva el mismo tiempo, de organización y comunicación. No hay un arte de la comunicación política, hay artes distintos según que se quiera hacer en la política argentina. Y el tiempo electoral, transformado en marketing político, limita las posibilidades de comunicar y hacerse entender para aquellos que queremos cambiar el status quo. Ese es el principal problema que tiene el Frente de Todxs y la ventaja de la Oposición para las futuras elecciones. 

CONTRATOS ELECTORALES

Las medidas que plantean algunos candidatos gozan de la impunidad de no tener que cumplirlas una vez asumido el poder. Eso mismo realizó Carlos Menem y/o Mauricio Macri al asumir su mandato, realizaron algo que llamamos “fraude post electoral”: se comprometieron a algo y luego realizaron otra cosa. En este contexto utilizan otra programática, anti estatista, anti gremial , anti organizaciones sociales, pero prometen los mismo: salir del marasmo argentino. Todos sabemos que a corto plazo se hundirá a la Argentina en una situación peor. En realidad no importa porque lo que buscan dichos actores es generar posiciones tácticas (seguir endeudando al país, destruir los sindicatos que se puedan, o disciplinarlos para que ya no sirvan, mantener a las organizaciones sociales en sus barrios de origen para que no molesten y contengan la pobreza, etc.) para generar un condicionamiento absoluto de la sociedad, la libertad que generaran, es la libertad de los cementerios, ahí todos son libres de degradarse día a día. Quieren generar en la Argentina, el formato por el cual atraviesa el pueblo peruano: la economía sigue una lógica extractivista y financiera que funciona, mientras los presidentes electos, caen uno a uno. El poder económico absoluto, sin que la política pueda hacer nada. Juntos por el Cambio, y su colectora por derecha Libertad Avanza (o puede ser al revés), impulsan ese modelo para la Argentina. ¿Qué podrá hacer el Frente de Todxs para frenarlo?