La metodología no es exclusividad de las ciencias naturales, ya que la investigación científica también se da en las ciencias sociales. No podemos perder de vista que lo que le da validez y fiabilidad a los resultados de las investigaciones sociales es la cientificidad de las mismas, es decir, el hecho de que el proceso de investigación que permitió alcanzar determinados resultados es un proceso metodológico, con paso y reglas establecidas, abaladas por el resto de la comunidad científica y perfectamente replicable. Ese básicamente la metodología lo que le da carácter científico a las investigaciones sociales.

La medición de la opinión pública para planear estrategias de comunicación política ya sea con fines electorales, informativos, de gestión o simplemente como termómetro del clima social, debe estar avalada por la metodología. Es la rigurosidad metodológica lo que le dará confiabilidad y validez a los datos obtenidos, siendo sobre estos datos objetivos, que un político, un comunicador o un ciudadano de a pie puede confiar a la hora de tomar decisiones.  La metodología inyecta de objetividad la investigación al estar estructurada a partir de un procedimiento que tiene paso y se ajusta a reglas y teorías. No podemos negar que la subjetividad del investigador siempre estará presente porque es él quien decide que investigar, desde qué perspectiva, en qué momento, en qué lugar, etc. No obstante, esta subjetividad inevitable, es soslayada por las estrategias metodológicas que le dan la objetividad necesaria para que el procedimiento sea científico y por ende los resultados obtenidos sean validos y fiables.

Los principales paradigmas de las ciencias sociales surgieron a partir de la necesidad de los pensadores de crear un método que se adecuase a sus teorías. Tal es caso de los destacados  científicos sociales del siglo XIX como, Emilio Durkheim quién con su trabajo Las reglas del método sociológico introdujo el Positivismo a las ciencias sociales; Max Weber que a partir de su obra Economía y Sociedad le dio a la sociología el método comprensivo y Karl Marx que ideó el Materialismo dialéctico para comprender su obra teórica.  El investigador deberá entonces adecuar los método, técnicas e instrumentos ya existentes a su propia investigación, porque como sabemos la adecuación entre teoría y método es la condición sine qua non de cualquier estudio científico. 

La metodología es por lo tanto, lo que permite que aquellos objetivos planteados en la teoría se puedan concretar. Es lo que le da viabilidad a una investigación ya que establece la manera, el cómo, se procederá para poder cumplir con los objetos. Los distintos métodos de investigación se refieren a cómo alcanzar estos objetivos, de qué manera, a través de que procedimientos, operaciones e instrumentos. Las estrategias comunicacionales se basan en datos, datos de la realidad que se obtienen a partir de la medición de la opinión pública. La toma de decisión, la selección de discursos, acciones, estrategias, etc. se planean y planifican a partir de un relevamiento previo de información de la población a la cual se desea llegar. Relevamiento que se realiza a partir de la estrategia metodológica adecua, la cual va a estar condicionada por los supuestos de la teoría. 

Podemos entonces preguntarnos cual es el rol de la ética a la hora de utilizar y publicar datos provenientes de investigaciones sociales. Generalmente las investigaciones sociales tienen una instancia de publicación o difusión mediática que pone en el centro de la escena el manejo que tanto la clase dirigente como los medios hacen de los datos. Las fallas en las encuestas o los pronósticos errados tienden a atribuirse al instrumento de recolección y medición, pero muchas veces, el problema radica en la mala utilización e interpretación de los datos, error que puede ser atribuido a la falta de conocimiento metodológico o a la falta de ética por parte de quien realiza el análisis. Considero que en muchos casos se debe a una combinación entre la falta de formación metodológica y la subestimación que se hace de la capacidad de la opinión pública para comprender los aspectos metodológicos detrás de los datos y no tanto como consecuencia de una intención premeditada de manipular los datos para así influenciar a la opinión pública. 

Es clave, por ende, analizar la utilización y manejo que los diferentes actores que conforman la opinión pública, para comprender si los mismos son analizados desde el conocimiento metodológico, identificando qué papel juega la ética en la utilización de los datos a la hora de su publicación y ver si en efecto el ciudadano común es subestimado respecto a su capacidad de comprender y analizar los datos metodológicamente. Si existiese esta subestimación ¿no se estaría informando de manera subjetiva y sesgada?

Los ciudadanos argentinos, que en definitiva conforman la opinión pública, tiene el derecho de contar con toda la información metodológica que se provee en la ficha técnica de cualquier investigación tanto cualitativa como cuantitativa, ya que es esta información técnica la que le da cientificidad a los datos. No debemos subestimar a la opinión pública, el ciudadano de a pie interesado en cuestiones políticas, tiene sin duda las herramientas y la capacidad para poder analizar la validez y confiabilidad de los datos que se le proveen. Por lo tanto, no se los debe privar de esta información dándoles la posibilidad a todos y cada uno de ellos de poder analizar los datos de manera objetiva y no imponiéndoles una interpretación que puede estar equivocada o involuntaria -o voluntariamente- sesgada por quien la difunde o pública.