El Senado nuevamente aparece como un obstáculo para el Gobierno. En un escenario de incertidumbre, al momento las chances de aprobación de la Ley de Bases son muy difíciles. En este artículo me interesa analizar la trama política detrás de la votación.

Para conseguir la mayoría se requieren de 37 votos. La oposición intransigente – o más dura - al Gobierno está compuesta centralmente de dos bloques, que entre ambos suman 33. Todos tienen en común ser peronistas, pero un bloque es más kirchnerista que el otro. ¿Todos votarían igual? Si bien la gran mayoría ha manifestado su rechazo, quedan algunas bancas, con fuerte incidencia de los gobernadores, que podrían apoyar la ley. No son muchas, pero es la gran apuesta del gobierno en las negociaciones que llevó adelante.

Del otro lado, el oficialismo cuenta con un bloque de 7 más el apoyo mayoritario del bloque del PRO (6), salvo el caso de Guadalupe Tagilaferri (responde de manera directa a Horacio Rodríguez Larreta) que se ha mostrado crítica de varios puntos de la ley.  A este grupo hay que sumarle el bloque opositor mayoritario que es el de la UCR (13), con una interna agravada y con tres de sus miembros – incluidos Martín Lousteau  y el titular del comité radical bonaerense Maxi Abad – que podrían votar en contra de la Ley.  Nótese aquí que la mayoría del bloque está en sintonía con lo solicitado por los gobernadores radicales. El resto de los bloques, minoritarios por cierto, en mayor medida apoyarían al gobierno pero, nuevamente, el factor incidental es la palabra de los gobernadores. Según el relevamiento de los medios que están presenciando los debates de comisión, el Gobierno en su exposición no logró convencer a los indecisos.

Hay que tener presente que la relación con los gobernadores no es lineal en la división peronismo o no. En concreto, hay dos gobernadores patagónicos de Juntos por el Cambio (Ignacio Torres y Claudio Vidal) que vienen de tener un conflicto importante con el gobierno y que podrían nuevamente no acompañar.  Por su parte, hay gobernadores peronistas como Jaldo y Llaryora que pidieron acompañar.

Al rol de los gobernadores es inevitables sumar la presión que vienen ejerciendo los sindicatos para rechazar la ley. El paro nacional es una muestra de un sector que ve esto como el inicio de una serie importantes de conflictos. La presión está dirigida centralmente para los bloques peronistas, que salirse de este mandato le podría traer duros reproches para futuro.

¿Qué posibles escenarios se esperan? El más probable es que la ley no sea aprobada. El Gobierno es consciente de esta situación y por eso ya prepara la estrategia para que pueda ser definitivamente aprobado en Diputados. Además, desde la Casa Rosada anticiparon que se llevará adelante el Pacto de Mayo que Milei anunció en el inicio de sesiones, independientemente de lo que suceda en la Cámara Alta.

El segundo escenario, hoy en día casi una ilusión, es la efectiva aprobación. Sería un importante triunfo para el oficialismo pero, centralmente, una lección para el presidente Milei dado su hostigamiento contra la “casta” política; actitud ejecutada en parte para legitimar su imagen frente a votantes desencantados (su núcleo duro) y otra parte debido a ser un novato en la política.

Por último, aprovechando la visibilidad del debate  hay algunos dirigentes opositores que buscan posicionarse en la opinión pública para mostrarse competitivos de cara a los comicios electorales venideros: Martín Lousteau y su referencia con un radicalismo de centro y el kirchnerismo en general, mostrando una posición consistente y contundente de rechazo, frente al electorado como la única alternativa de gobierno.