Debido a su carácter de ciencia social, la teoría económica se encuentra compuesta por distintas corrientes de pensamiento las cuales se encuentran en disputa. Pero esta disputa no es sólo de carácter teórico sino también político. En este sentido, no es inofensivo adoptar un razonamiento sobre un determinado fenómeno económico, ya que de dicho razonamiento se derivan la matriz de políticas que deberían llevarse a cabo.

Por ejemplo, no es lo mismo explicar al fenómeno de la inflación debido a un supuesto exceso de emisión monetaria, por un lado, o explicarlo desde una concepción más estructural en donde se considera al perfil productivo y a la correlación con el sector externo, por otro lado. ¿Por qué? Porque si se adopta la primera explicación alcanzaría para solucionar el problema de la inflación aplicar un paquete monetario contractivo; sin embargo, si se adoptara la otra explicación las políticas aplicadas serían más integrales y, quizás, una restricción monetaria poco efecto tendría en términos inflacionarios.

Explicar las características de cada escuela del pensamiento económico desbordaría al presente artículo, pero básicamente podemos aproximarnos a una diferenciación inicial y esencial que existe en esta ciencia: por un lado, quienes consideran a la Economía Política y, por otro lado, quienes sólo adoptan a la Economía a secas (la cual es un desprendimiento de la primera en términos de historia del pensamiento económico).

Respecto de quienes adoptan la noción de Economía (a secas) tienen como objeto de estudio la asignación de recursos escasos para satisfacer necesidades humanas (Fucci, 2004). Pero ¿cuál es el asignador de recursos escasos más eficiente? Para esta perspectiva la respuesta es el mercado. Entonces, por lógica, hay que dotar de mayor libertad posible a las fuerzas del mercado para que genere el mejor escenario posible. Estas breves líneas, las cuales sintetizan a la corriente económica más hegemónica y convencional (por lo tanto, las que más abundan en los equipos económicos de los países occidentales), ameritan un análisis pormenorizado.

En primer lugar, esta corriente se encuentra influenciada por (algunos) aportes de Adam Smith y David Ricardo (considerados fundadores del liberalismo económico y de la economía política clásica). Respecto de Adam Smith se adopta (entre otras cosas) la noción de mano invisible que rige al mercado a la hora de asignar roles y recursos (aunque esa metáfora sólo esta nombrada una vez en toda su obra económica). Por otro lado, de David Ricardo se adopta la noción de escasez (ya que el autor considera como fuente de valor a la cantidad de trabajo incorporado y la escasez), aunque en el capítulo 1 de su obra Principios de Economía Política y tributación (1817) el autor aclaró que no es relevante teorizar sobre mercancías cuyo valor radica esencialmente de la escasez. Sin embargo, al adoptar todo esto en forma de supuestos, se creó una realidad hipotética a la cual se la puede intervenir con meros tecnicismos. Es decir, para esta corriente la economía es un conjunto de técnicas que, bien ejecutadas, siempre establecen el mejor escenario posible, es por esto por lo que se le mutiló a la economía política la parte política (valga la redundancia).

La pregunta que aquí se genera es ¿Esta perspectiva analiza a la realidad o al mundo hipotético que creó en base a supuestos? Por otro lado, las políticas que se derivan de esta perspectiva ¿son útiles en el mundo real o solamente tienen asidero en el mundo hipotético creado a base de supuestos? Joan Robinson (economista keynesiana de Cambridge) da cuenta de estas preguntas en La función de producción y la teoría del capital (1954):

"Al estudiante de teoría económica se le enseña a escribir Q = f (L, K), donde L es una cantidad de trabajo, K una cantidad de capital y Q una tasa de producción de las mercancías. Se le instruye asumir todos los trabajadores como iguales, y a medir L en horas-hombre de trabajo, se le dice algo sobre el problema de números índices en la elección de una unidad de producción, y se le apresura al siguiente asunto, en la esperanza de que se olvide de preguntar en qué unidades se mide K. Antes de que él lo pregunte, se ha convertido en un profesor, y así los hábitos de pensamiento descuidado se transmiten de una generación a la siguiente" (Robinson, 1954, pág. 81)

En esta cita la economista explica cómo se enseña una función de producción a un estudiante de economía como verdadera, sin dar espacio a la complejidad de la realidad que, mínimamente, tiene que ver con las unidades de medición de los factores de producción (en este caso capital y trabajo). Esto lleva a otra característica de quienes entienden a la economía como un mero conjunto de técnicas a aplicar: la convención. Para esta perspectiva, que haya consenso en entidades financieras como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial, es una virtud porque, entre otras cosas, el mundo hipotético que analizan carece de conflictos, por lo tanto, prescinde de clases sociales y, en consecuencia, se pueden aplicar las herramientas, medidas, políticas independientemente de los procesos sociológicos, históricos, culturales de cada una de las sociedades.

Por otro lado, se encuentra la perspectiva de Economía Política cuyo objeto de estudio son las leyes sociales que rigen la producción y distribución de los medios materiales para satisfacer necesidades humanas (Fucci, 2004). Si bien es una perspectiva heterogénea hacia su interior, se pueden rastrear ciertos denominadores comunes que tienen que ver con la producción y generación de valor y, por otro lado, con la distribución de dicho valor. Desde esta perspectiva el mercado es un escenario más de distribución respecto a otros que existen. Por ejemplo, durante la pandemia no se adoptó una noción mercantilista para aplicar las vacunas del COVID-19, sino que el Estado fue tomando distintos criterios en función de lo que acontece en la sociedad.

Pero ¿Cuándo nace la economía política? se considera el surgimiento de esta perspectiva con la obra La Riqueza de las Naciones de Adam Smith (1776) en la cual el autor presenta la pregunta a contestar: el valor. En este sentido, Rosa Luxemburg (1906) explica que la Economía Política surge junto al capitalismo:

“En primer término se soluciona el problema de la edad de la economía. Una ciencia cuyo tema es el descubrimiento de las leyes de la anarquía de la producción capitalista, mal podría haber surgido antes de esa forma de producción, antes de que aparecieran las condiciones históricas para el dominio de clase de la burguesía moderna, a través de siglos de dolores de parto, de cambios políticos y económicos” (Luxemburg, 1906, pág. 243)

Es decir, que el capitalismo, al ser un modo de producción privado, anárquico e independiente, debe tener una ciencia que lo explique. En este sentido, las herramientas técnicas y/o medidas se encuentran subsumidas a la perspectiva política que se tenga de esa realidad. Vale aclarar que cuando se habla de política no se refiere a la visión partidista o meramente electoralista, sino a la concepción de la realidad. Es por este sentido, que la economía política (por lo general) recupera el rol del Estado (dada su capacidad panorámica para entender e intervenir en la economía) para incidir en una economía capitalista que se desenvuelve en desequilibrio y con contradicciones.

En síntesis, a lo largo del presente artículo se han caracterizado dos perspectivas distintas, las cuales ponderan de distinta manera a las herramientas y técnicas económicas debido a que tienen distintos objetos de estudio. Claro está, que una de ellas se autopercibe como “más técnica” debido a que anula al conflicto, a la política y características sociológicas; pero cuando sus intervenciones fallas buscan culpables en los planos que a prior decidieron desechar. En este sentido, bienvenido sea el debate con honestidad intelectual frente a las operaciones de ciertos sectores que buscan acallar deducciones y reflexiones en nombre de un supuesto consenso establecido, el cual no existe.

Bibliografía

Fucci, P. (2004). Economía Política y Economía. (E. cooperativas, Ed.) Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires.

Luxemburg, R. (1906). ¿Qué es la economía? Izquierda Revolucionaria .

Robinson, J. (1954). The Production Function and the Theory of Capital. Oxford University Press , 21 (2), 81-106.