El diagnóstico que el ministro Caputo explicitó el pasado martes, para fundar los demorados anuncios en materia económica, es sencillo de entender. Lo que el común de la gente considera que son los principales problemas del país, con la inflación a la cabeza de ellos, en realidad son síntomas de una misma y única causa. El verdadero problema, afirma el ministro, es el déficit fiscal. Y, como es de esperar si ese es el verdadero problema, los anuncios estuvieron dirigidos a reducirlo, inicialmente, en una magnitud estimada de 5,5% del PBI, en el lapso de un año.

Ese objetivo buscará lograrse, en parte, por reducción y licuación de gastos (subsidios, obra pública, Aportes del Tesoro a las Provincias, salarios del sector público, jubilaciones); y por aumento de ingresos vía suba de impuestos (a las exportaciones no agropecuarias, a las importaciones, y a las ganancias, que deberá convalidar el Congreso Nacional). Quedará como una anécdota, válida sólo para chicanear en la red social antes conocida como Twitter, la infausta comparación entre una economía nacional y una economía familiar (esa a la que el liberalismo de ocasión, ramplón por definición, es tan afecta).

Porque el punto inicial es otro: si el diagnóstico es erróneo, las recetas no pueden ser efectivas. Quien quiera entrar en detalle, sin muchos rudimentos económicos, puede escuchar Juan Manuel Telechea (o leerlo aquí en Cenital). Para un diagnóstico más profundo, este muy buen trabajo de Fundar. El punto central es que gobiernos de toda laya, con mayor poder político institucionalizado (el que importa), frente a escenarios mucho más complejos, reales o percibidos, y con medidas compensatorias superiores a las que se han anunciado el 12 de este mes, han fracasado en su intentona. Convengamos: si Ricardo López Murphy dice en vivo, en LN+, que el mensaje del Messi de las Mesas de Dinero fue estremecedor, Ud. lector/a podrá sacar sus propias conclusiones sobre lo que se ha decidido (y sobre lo que aún resta venir).

PODER POLÍTICO INSTITUCIONALIZADO Y LO QUE VIENE

Si el electorado argentino se vio defraudado electoralmente antes de que las elecciones tuvieran lugar, por el poco apego que El Cucos tiene a la palabra empeñada y a las plataformas presentadas a la Justicia Electoral Nacional, quienes hoy lloran sus cuitas, con la ñata contra el vidrio del gobierno impensado, son las y los mileístas de la primera hora.

Amagar por aquí, y salir por allá, en política, es un recurso legítimo. Como todo recurso, su uso debe economizarse para ser eficaz. Porque en política, para tener algún grado de éxito relativo, más te vale que la norma sea cumplir los acuerdos. Si es peor un infidente que un ingrato, más pior aún es un falluto. Y esto importa para lo que viene. La amenaza de la Canciller Mondino, una de las voceras políticas de este elenco gobernante, de gobernar a decreto limpio si el Congreso no se allana, es más consistente con la designación de Rodolfo Tacuara Barra al frente de la procuraduría de la gobernabilidad, de lo que lo fueron las medidas económicas que conocimos ayer. En situaciones de necesidad y urgencia, es más fácil hacerlo por esa vía, que a través del Congreso (y en verano, ni te cuento). Pero eso no implica que todo sea posible. Y al mejor cazador se le escapa una liebre.

En lo que viene, por caso, hay que distinguir entre la fría letra de la Constitución y las leyes que reglamentan su ejercicio, de la interpretación que de ellas hacen los tribunales en el país. Dado que el control de constitucionalidad en Argentina es jurisdiccionalmente difuso, habrá que ver qué tiempos (y que recorridos) hacen los indefectibles planteos que recibiría, por ejemplo, una ley sancionada con mayoría simple para modificar el requisito de otra ley que establece la necesidad de una mayoría calificada para privatizar Aerolíneas Argentinas.

Pero es menos discutible que para revertir la “suba definitiva y permanente” del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias votada en plena campaña, el camino del decretazo pueda ser transitado con aquella holgura. De modo que estas, y otras pretensiones del oficialismo, deberán discutirse necesariamente en Castalandia, con el permiso de Romo. Llegados a este punto, vaya una más, si es que hacía falta, defensa de las PASO en nuestro país.

El susto de las primarias avispó a más de uno; lo suficiente como para que el tsunami de La Libertad Avanza no se llevara puesto medio Congreso en Octubre. Los apoyos, los verdaderos apoyos que cuentan para lo que viene, son los que se pueden esgrimir en el Congreso. Allí importan menos las ideas, los discursos, que lo que pueden acordar las jefaturas políticas provinciales (en el gobierno, o en la oposición según sea el caso) con el Ejecutivo Nacional.

Las prendas de negociación las maneja el propio Toto, que expropió conveniente a tal efecto al bueno de Francos. Y este martes 12, no dio señales de buena disposición para el poroteo elemental en ambas cámaras, al pararse sobre la obra pública y los ATN. Claro que los dadores voluntarios de gobernabilidad, al decir de Jorge Asís, salen de las alcantarillas como Droopy, el personaje de caricaturas de mi niñez. Pero hará falta, en principio, mucha cintura, mucha muñeca política, que las primeras líneas del Gobierno y sus mondadientes legislativos no parecen tener.

Como bien señala Telechea: “La probabilidad de que un plan de estabilización sea exitoso no solo depende de que las medidas que lo integren estén diseñadas para atacar todos los componentes de la inflación, sino también de las condiciones iniciales en las que se implementa el plan.” Si no hay Plan aún; si el diagnóstico no ataca todos los componentes de la inflación; y si las condiciones iniciales para implementar el Plan son las que son, el conflicto de poderes será tan inevitable, como el conflicto en la calle, que necesariamente sobrevendrá cuando el electorado se de cuenta de que el Cucos está desnudo.