La dinámica de las recientes elecciones presidenciales en Argentina ha demostrado una complejidad significativa en el contexto político caracterizado por giros inesperados dentro de la política y de las preferencias electorales. En cuestión de semanas hemos sido testigos de cambios trascendentales en las preferencias electorales y el comportamiento de la dirigencia política.

Los comicios del domingo 22 de octubre presentaron sorpresas notables, entre las que destacan el ascenso inesperado del candidato Sergio Massa, quien pasó de ser el tercero en las elecciones primarias (PASO) a obtener el mayor porcentaje de votos, alrededor del 37%. Mientras tanto, Javier Milei, previamente considerado el favorito, se ubicó en segundo lugar con aproximadamente el 30% de los votos.

Aunque ambos candidatos lograron acceder al balotaje, el resultado para Milei podría interpretarse como una derrota, considerando su convicción inicial de ganar las elecciones en la primera vuelta, una expectativa que había transmitido a sus seguidores durante su campaña. Por otro lado, los resultados decepcionantes de Patricia Bullrich, quien no logró mantener ni siquiera los votos iniciales de su coalición, desencadenaron un cuestionamiento interno sobre el liderazgo en su partido, Juntos por el Cambio. Los movimientos políticos y las cambiantes dinámicas durante los dos meses de campaña generaron una interrogante persistente: ¿qué sucedió para transformar de manera tan radical el panorama electoral? La respuesta, sin duda, se encuentra en la naturaleza misma de la campaña electoral.

En este contexto, resulta imperativo considerar la importancia de las campañas electorales y el uso de comunicación política para comprender el trasfondo de las estrategias implementadas. El enfoque estratégico de cada candidato desempeñó un papel fundamental en la definición de los marcos de discusión y en la búsqueda de persuadir o modificar las emociones y preferencias de los electores.

Durante un breve análisis de las campañas, debemos tener en cuenta una  premisa importante dentro de los escenarios de tercio: los votos que sume cada candidato, ¿los tomarán de un incremento en la participación o deberán sí o sí seducir a los votantes de sus adversarios? Por lo cual, la definición del oponente de cada uno fue clave.

En el caso de la coalición Unión por la Patria, se observó una campaña bien orquestada que incluyó tácticas de campaña negativa dirigidas hacia su oponente - por elección- el partido Libertad Avanza, en un intento por infundir temor sobre las posibles implicaciones de un gobierno libertario. De esta forma, se instaló en parte del electorado una emoción que consiguió superar el enojo, se instaló el miedo. Además, se neutralizó a Patricia, la discusión se planteó sólo entre un posible gobierno de Milei o Massa.

Asimismo, se produjo un cambio significativo en el enfoque de la discusión, de forma estratégica y efectiva consiguieron desplazar el eje de campaña que había sido sobre cuestiones económicas en las PASO hacia la preservación de los derechos adquiridos en las generales.

Por otro lado, la estrategia de Javier Milei inicialmente implicó el establecimiento de alianzas con figuras de poder para garantizar la fiscalización, dada la carencia de una estructura política sólida en su partido. Sin embargo, su capacidad para conectar con el descontento generalizado de la ciudadanía y su proyección como agente de cambio real - a partir de una fuerte narrativa en contra de la casta política- contribuyeron a salir victorioso en las contiendas electorales.

Por otro lado, desde los resultados de agosto hasta las generales, se observó un cambio acertado en Javier Milei: la moderación. Adaptar su personalidad y su presencia en los medios con una línea discursiva que procuraba mostrarlo presidenciable, asertivo y explicar sus propuestas más cuestionadas le permitió crecer en las encuestas al principio. No obstante, la presencia de voceros con más ideas controvertidas, junto con ciertas imprudencias por su parte, y una campaña negativa constante en su contra, generaron algunos cuestionamientos en torno a su candidatura.

Con la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en el horizonte, se espera que las estrategias de campaña se centren cada vez más en la personalización de los candidatos, intensificando el nivel de polarización entre ambos y, lo que es aún más importante, tratando de atraer o alejar a otros espacios políticos para ampliar su base de votantes.

Se están percibiendo cambios sutiles en la campaña. Mientras Sergio Massa trabaja para centrar su mensaje en torno a "democracia sí o democracia no", el candidato de Libertad Avanza busca establecer el eje de su campaña en torno a "Cambio o continuidad". Además, la estrategia de la campaña negativa dirigida a Javier Milei ha evolucionado desde enfocarse al principio en las ideas de su espacio, para ahora llevar adelante un ataque directamente en torno a su persona.

Desde el discurso de Javier Milei la noche del 22 de octubre, se observa un cambio en su narrativa, alejándose de enfrentarse a la casta política y enfocándose en la lucha contra el Kirchnerismo, una narrativa comúnmente utilizada por Patricia Bullrich y Juntos por el Cambio.

Por último, pero no menos importante, esta etapa estará marcada por los esfuerzos por captar votantes de otras fuerzas políticas, lo que plantea un desafío significativo para la unidad de Juntos por el Cambio y pone en duda su persistencia a largo plazo. Como se mencionó al principio, estas campañas no solo buscan influir en los votantes para determinar el próximo presidente de Argentina, sino que también han provocado una mayor fragmentación política y han alterado el status quo en las alianzas y el mapa político.

La incertidumbre persistirá no solo en la vida de los ciudadanos argentinos, sino también en el panorama político en general. Escenarios que anteriormente se consideraban posibles en el futuro se están desarrollando en medio de las campañas electorales, lo que subraya la complejidad del presente político y sus implicaciones a largo plazo.

En esta fase final, continuaremos presenciando la adaptación y modificación de las estrategias de cada candidato en un contexto desafiante para ambos. La capacidad de adaptación será crucial para enfrentar posibles giros y sorpresas durante el transcurso de la contienda electoral, lo que destaca la importancia de comprender a fondo las complejidades y responsabilidades inherentes a la presidencia de un país como Argentina.