El negocio de Axel
El Gobernador deberá encontrar un delicado equilibrio entre la reivindicación de lo hecho durante 2003-2015 y las nuevas canciones
Llegan las primeras encuestas, en vísperas del cierre de inscripción de partidos, frentes o alianzas, y el Gobernador de Provincia de Buenos Aires parece tener la razón de su lado. El inédito escenario electoral bonaerense, se refleja en los sondeos preliminares de manera dual. Estos auguran una victoria del oficialismo provincial para septiembre, apalancada en la diferencia abultada que le saca a su principal contendiente en la 3era sección, y en una relativa paridad en la 1era. Al mismo tiempo, presagian una derrota en la provincia para octubre, a manos del oficialismo nacional.
Rápidos y furiosos, los referentes de MDF se golpean el pecho, celebrando que los números preliminares respaldan la decisión de desdoblamiento; decisión costosa para la cohabitación del kicillofismo y el Instituto Patria - La Cámpora en la gestión provincial, que pudo haber hecho volar por los aires los acuerdos mínimos indispensables para no sacrificar en la interna la gobernabilidad del territorio más poblado del país que queda en manos del peronismo.
Con aquella decisión, Kicillof hizo lo que nadie para comenzar a desatar el nudo peronista desde 2015 a la fecha: la unidad del movimiento se ve obstaculizada por el rechazo que Cristina Fernández de Kirchner produce en el peronismo con adjetivos; y es ese nudo el mismo que impide, hacia afuera, que el movimiento vuelva a seducir al electorado independiente que pendula de izquierda a derecha, decidiendo elecciones. Que votó a Cambiemos para dar vuelta la página de la docena kirchnerista, y que se negó a ratificar la confianza a Juntos por el Cambio y volvió, por así decirlo, a la casita de los viejos, que prometían volver, pero mejores.
Ese electorado que, harto de la Argentina estancada, se jugó un pleno al Cucos: si yo estoy mal, que todos estén tan mal como yo, empezando por los culpables (porque si algo hizo bien la campaña del Cucos, fue señalar unos responsables para azuzar lo peor de cada uno de nosotros).
Pero claro, desatar ese nudo, se dice fácil, pero nadie le ponía el cascabel al gato: si Cristina no te gusta, desafiala en elecciones, y ganale; más claro, echale agua... Nadie tuvo, hasta ahora, el coraje necesario para desafiarla y ganarle.
Tampoco es que el Gobernador haya roto todos los puentes para ello; pero debe reconocérsele, que gobierna un territorio indomable sin el respaldo, simbólico siquiera, de un gobierno nacional del mismo color político. Y que, frente a la disyuntiva de decidir sobre la fecha de las elecciones locales (una prerrogativa del cargo que ejerce), impone su criterio sobre la mejor alternativa, y parece encaminado a rubricar su análisis previo con una victoria.
Ustedes, lectores y lectoras, pensarán (y con mucha razón) ¿Tanta confianza tenés en las encuestas? ¿Aún pueden pasar 1000 cosas que den vuelta esa taba? No puedo más que coincidir; pero mi punto es otro. Axel avanzó con el propósito de desatar el nudo peronista, haciendo lo que nadie, y parece que le asistió la razón. Pero tener razón no es el negocio de Axel.
El negocio de Axel es otro, si es que como sospechamos, tiene pretensiones de conducir el movimiento en el post-kirchnerismo (y debutar en esa conducción, siendo el candidato presidencial en 2027). Su negocio pasa por reencontrarse con los Quintela, los Jaldo, los Jalil, los Insfrán, los Melella; incluso los Llaryora, Sáenz, Rovira, los Zamora, los Poggi, los Monteverde. Deberá proyectar, más allá de su oposición manifiesta al Gobierno del Cucos, un proyecto de país que recoja las preocupaciones, las prioridades, los intereses de sectores a los que el kirchnerismo le dio la espalda.
Deberá encontrar un delicado equilibrio entre la reivindicación de lo hecho durante 2003-2015 (sobre la que descansa mucho del apoyo que tiene más allá de las fronteras provinciales) y las nuevas canciones (la propia Cristina ha grabado, en estos casi 20 meses, varios demos en esa dirección). Deberá ofrecer garantías, a esos sectores con los que deberá tender puentes sobre escombros y heridas aún abiertas.
Y deberá hallar, entre Septiembre y marzo de 2027, una compañera identificada con todo ello: las Natalia de la Sota o las Malena Galmarini,
El nogocio de Áxel no es tener razón en ésta. De creerlo, MDF estaría intentando desatar un nudo y reemplazarlo por otro. El negocio de Axel es otro. Éste también se dice fácil.