Estamos mal pero vamos bien
Ganando enemigo con Milei
Bajo el amparo del artículo 75 de la Ley de Servicio de Comunicación Audiovisual, “el Poder Ejecutivo nacional o los poderes ejecutivos provinciales podrán, en situaciones graves, excepcionales o de trascendencia institucional, disponer la integración de la cadena de radiodifusión nacional o provincial”. El Presidente usó este formato por segunda vez en cuatro meses. No hubo anuncios, sino diagnóstico. El objetivo del Presidente fue reconocer que la ciudadanía la está pasando mal con el ajuste, producto del aumento de los servicios y de lo flaco de los bolsillos, pero que en el fondo hay una luz. Una suerte de recreación de “Estamos mal, pero vamos bien”.
El Presidente sintió la necesidad de explicar que hay una relación directa entre la macroeconomía y la micro. Sobre la primera sus logros son la baja de la inflación, el fin del déficit fiscal, el control del dólar y la baja del riesgo país. Sobre el segundo, aún los brotes verdes no se observan pero que “No hay alternativa más que rendirse a los pies de un pueblo que ha decidido abandonar la esclavitud y emprender el largo camino por el desierto hacia la tierra prometida”.
Un discurso con connotaciones épicas, trató a sus ministros de “héroes” y “patriotas” y a sus políticas económicas “Una hazaña de proporciones históricas a nivel mundial”. Como pareciera no observarse aún los beneficios de una Libertad que avanza a pasos agigantados, Milei se vio en la necesidad de reforzar expectativas de la mitad de la población que aún lo sostiene. Esta vez con un formato comunicacional distinto. Acostumbrado a la cloaca de las redes, ahora uso la racionalidad de la cadena nacional.
Al mismo tiempo, hasta el día de hoy, luego de ganar las elecciones el Presidente no tuvo ningún logro político. La Ley Ómnibus quedó anémica y aún no tiene asegurada su aprobación. El discurso confrontativo y muy exitoso en la campaña, ahora en el gobierno abre frentes que alejan a la negociación. A los gobernadores, el Presidente los acusa de “ignorantes”, al Congreso de “nido de ratas; se enfrenta continuamente a los sindicatos.
Ahora decidió enfrentarse a las Universidades; deben existir pocos consensos tan sólidos en nuestro país como la educación como motor de la movilidad social. La ley 1420 selló a fuego una educación libre, obligatoria y de calidad en todo el país a cargo del Estado. La Reforma Universitaria de 1918 sentó las bases de nuestro hermoso sistema solidario que sostiene a las Universidades Publicas, gratuitas, cogobernadas y de calidad: esta Universidad Pública que nos legó 5 Premios Nobel. El gobierno sostiene que las Universidades “se usan para hacer negocios turbios y adoctrinar”, una afirmación tan fuerte como falaz. Con 70 mil estudiantes, la Universidad de San Pablo recibe del Estado brasileño un presupuesto anual de 440 millones de dólares. Con 260 mil alumnos, la Universidad Autónoma de México cuenta con un aporte estatal de 1400 millones de dólares. Con 325 mil estudiantes, la Universidad de Buenos Aires (UBA) tiene un presupuesto público de 111 millones de dólares.
Lo del adoctrinamiento se cae por su propio peso: a) parte de los votantes de Milei vinieron de los jóvenes. B) Muchos Ministros del Gobierno son graduados de Universidades Públicas (a ellos el rayo adoctrinador no les tocó o los adoctrinadores fracasaron). C) En 12 años gobernaron tres partidos políticos y el plantel docente no ha cambiado mucho en esta década.
La respuesta del mundo universitario fue contundente, muchos de ellos jóvenes que manifestaban por primera vez, tomaron las calles del país. Más allá de un palco con discursos extemporáneos y poco felices. La educación pública argentina goza de legitimidad mundial, y a ningún gobierno le suma tener estudiantes, investigadores y docentes en la calle. Hijos, padres y abuelos marcharon por la Universidad Pública.
El presidente parece no acusar recibo, luego de la marcha masiva publicó el dibujo de un león tomando en una taza “lágrima de zurdos”. Y parece abrir todos los frentes juntos, se gana cada semana un nuevo adversario, quizás éste último frente sea el más subestimado. El movimiento estudiantil tiene 150 años de historia, su enorme pluralidad deviene en una fortaleza. Cuando se siente atacado, los leones y las morsas más fuertes pueden debilitarse.