Parece lejano, pero todavía no se cumplió un año del acuerdo del gobierno de Alberto y Cristina con el FMI. Aquella estafa ejecutada por el macrismo, sería convalidada por un acuerdo de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos en el Congreso Nacional.

Las consecuencias están a la vista: un ajuste cuya espada principal es la inflación, mientras la meta de equilibro fiscal se va cumpliendo en base a los recortes sobre jubilaciones, educación, salud y asistencia social.

La incertidumbre. Un estado difícil para transitar durante largos períodos.  ¿Podemos imaginar las caras del millón de niños y niñas que sólo tienen un plato de comida una vez al día? ¿O la situación de las familias que dependen de que salga esa changa? ¿O de quienes deben renovar el alquiler y se encuentran con montos inalcanzables?

Los muchos ejemplos incluyen la inseguridad, la falta de turnos en los servicios de salud o el no poder comprar la medicación recetada. También la cada vez más lejana esperanza de conseguir un empleo, con todos los derechos (entre los cuales esté un salario que supere la canasta de pobreza). Ni que hablar de acceder a la casa propia.

El enojo. Hacia una dirigencia política con responsabilidad sobre lo que está sucediendo, hacia quienes muestran la caradurez suficiente para buscar las culpas en otros y ensayar explicaciones sobre lo inevitable de las medidas económicas. Mientras, sostienen un relato de que el futuro puede ser peor, si no los votamos.

No será la primera ni la última vez, que nuestro pueblo deba ponerse de pie. En muchas oportunidades lo ha hecho, aún en situaciones muy adversas.

Solo hay que revisar la historia, armarse de coraje y organizarse  Para que finalmente quienes tengamos la convicción de que es posible un país justo y soberano, logremos irrumpir con una propuesta electoral que enamore y convoque a sumarse a un proyecto desde y para las mayorías. Desde Libres del Sur hacemos propio el desafío, y por ello es que difundimos en cada barrio, ciudad y provincia nuestra propuesta.