La República Argentina tiene una larga historia de antinomias, desencuentros y violencia política. La democracia reciente parecía dejar atrás esa etapa. Los primeros presidentes, Raúl Alfonsín y Carlos Menem, no consideraban al otro como un “enemigo”. Basta con recordar que terminada la elección de 1983, Alfonsín presidente le ofreció a su contrincante Ítalo Luder, la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia. Carlos Menem, convido al partido político más opositor (UCD), lugares en el gobierno, así se incorporaron Álvaro Alsogaray y Adelina Dalesio de Viola.

“La oposición está viendo a quién mata al primer peronista”, Máximo Kirchner

“Pido pena de muerte para Cristina Fernandez”, Diputado del Pro Francisco Sánchez

“La lógica de Larreta es la misma del partido judicial”, Cristina Fernández

“En el peronismo están soñando con un Kosteki - Santillán pero no se dieron cuenta de que Felipe Solá y Aníbal Fernández son de ellos”, Fernando Iglesias

“Alberto es un enfermo, un okupa, un atrincherado y sin votos”, Fernanda Vallejos

“Yo puedo no tomar, pero usted no puede dejar de ser corrupta”, Patricia Bullrich en alusión a  Cristina Fernández

"Ladrón de guante blanco", Alberto Fernández en referencia a Macri

“Son ellos o nosotros”, Ricardo López Murphy

Los últimos años volvieron a ponernos a los argentinos en la “grieta”. El diálogo político entre frentes parece una entelequia. Peor, los más extremos son los que más cotizan. La moderación es algo demodé.

El 1 de Septiembre de 2022, un individuo con un arma intentó matar a la Vicepresidente de la Nación, uno de los hechos más lamentables de la historia reciente. Mientras escribo estas cuartillas:los presidentes de bloques parlamentarios no se mostraron juntos; el Presidente de la Nación decretó Feriado Nacional con el objeto que la gente se movilice; no hay una posición contundente librada de antinomias.

Nadie pone paños fríos, pocos recuerdan que el año que viene estamos cumpliendo 40 años de democracia que costó mucho esfuerzo, y muchas vidas. Mientras tanto, el sujeto de a pie sufre los aumentos de precios, la falta de trabajo, la baja calidad educativa, la inseguridad de todos los días.

El siglo XXI en nuestro país signado por 25 años de gobiernos peronistas, 8 gobiernos radicales, 4 de gobiernos del PRO, la democracia no sirvió para Comer, para Educar, para Curar. A esto le sumamos, retrocesos en nuestra vida institucional. La VIOLENCIA POLÍTICA NUNCA MÁS debería tener espacio en nuestra sociedad. El hambre no debería tener más espacio en nuestro país.