Las elecciones del FdT

Desde finales de la pandemia, con la negociación del FMI y la falta de recursos económicos para mejorar la vida diaria de las grandes mayorías del país, el FdT parece no tener una próspera performance para el año electoral del 2023. En realidad, no se trata de carencia de recursos, sino algo que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner remarcó en varios de sus discursos, que es producto de una sociedad desigual que acumula la riqueza en un sector social. O sea, una sociedad puede “crecer” sin “derramar” por utilizar la burda metáfora con la cual el neoliberalismo marco las conciencias de amplios sectores de la población. Quizás proyectando la necesidad antropológica que tenemos todos de que nos vaya bien en la vida, y generando una reflexión deductiva básica: “si les va bien a ellos, nos va bien a todos”. Bueno la pandemia demostró, que eso no pasa ¿Cómo se puede hacer para que dicha vivencia estadística y macroeconómica, pueda ser concientizada por las grandes mayorías para cortar de lleno este modelo de sociedad? ¿Y el FdT que pretende una sociedad más igualitaria, con distintas versiones, según la corriente político-ideológica, tiene tiempo para convencer a los votantes argentinos? 1) que va hacer algo que no hizo antes, durante estos tres años; 2) que tienen instancias para poder convencer a la población que es lo que hay que hacer; 3) que podrá construir un discurso coherente entre sus facciones, o por lo menos las mayoritarias, para convencer, a los que están enojados con la política. ¿Hay tiempo desde marzo del 2023 hasta agosto 2023 para que el FdT haga entender su programa y demuestre que quieren quebrar la distancia entre la sociedad y los sectores políticos profesionalizados?

Las elecciones de JxC

Las futuras elecciones, dada la triple crisis generada en el país por la deuda, la pandemia y la guerra, podrían favorecer a Juntos por el Cambio, o por lo menos eso dicen las encuestas.  Digo favorecer, porque pese a que es la fuerza política que hundió al país en cuatro años en una deuda impagable, destruyó la capacidad industrial instalada con la consecuencia de la destrucción de empleos, e hizo resurgir enfermedades del pasado por falta de intervención pública, parecen tener diferencias a su favor dentro del margen de error.

Pero la mayoría de los consultores captan otra cosa, además de la pírrica victoria que obtendría JxC, grandes mayorías están entre la indiferencia y el odio, respecto de “la política”. Votaran algo, o nada, pero sin cuidado, sin sentirse convocados a nada. No es que votan a Milei, a Bullrich o Larreta acompañando su programa, los votan con bronca, los votan para que otros no ganen, los votan pensando que igual, la sociedad no va a cambiar y que, en todo caso, habrá que dejar de ir a votar, o votar a otros en la próxima. Pero nada en el discurso de JxC nos dice que van a ir por un camino distinto del que fueron en la presidencia Mauricio Macri, parece que van hacer cosas más dramáticas ( apertura económica irrestricta, desregulación de las condiciones laborales, privatización de los bienes del Estado y de bienes comunitarios), o sea, probará lo mismo que se probó, tomar veneno sobre el veneno.

El pesimismo de la razón

Antonio Gramsci, filósofo italiano,  insistió en la evaluación objetiva de la realidad (que generaba  pesimismo de la razón) para imprimir la ganas de cambiarla (optimismo de la voluntad). Pero dicho planteamiento presupone una crítica al status quo, una conciencia que así las cosas no sirven y que por lo tanto pese a la objetividad que se muestra hostil, se puede contraponer un camino a recorrer socialmente distinto.

La situación por la que atraviesa Argentina y el Mundo, no parece dejar lugar a una esperanza que cambie el sistema que nos gobierna, en pos de una mayor justicia, igualdad y libertad.  Sobre todo por el nivel de segmentación social. Lo planteamos en otros artículos, la carencia de lo comunitario, de lo común. La sociedad fragmentada donde distintos sectores ven remarcada su identidad y su diferencia respecto del otro ¿Cómo puede haber un destino común, en situaciones tan fragmentarias? ¿Cuáles son los lugares donde la sociedad se encuentra? No es más ni en la escuela pública, ni el hospital público, quizás en la mesa de votación cada dos años (en los lugares donde se cruzan barrios populares, barrios residenciales y countries) ¿Quiénes en esta campaña pueden plantear este tema trascendental, que no suma votos? Porque a todos ya nos gusta vivir como vivimos, con gente exactamente igual, que consume lo mismo, que tienen iguales “valores” (todos asociados al consumo), que teme y desconfía a otros sectores sociales (los de abajo)  y que admira a otros (por lo general los de arriba). Parece una simplificación, pero venimos marcando en esta columna, que las grietas generadas en nuestra sociedad, que tienen múltiples facetas “estéticas”, “políticas”, “culturales” son generadas por los muros que hay entre las “distintas sociedades argentinas”. Esta realidad objetiva, produce entre nosotros, una imagen de futuro muy parecido al diseño apocalíptico hollywoodense.

Optimismo de la voluntad

Ninguna de las fuerzas de la Argentina, que se autoproclama de “derecha” posee una mirada respecto de este problema, es más, le parece que nada tiene que cambiar en este sentido. No les preocupa las distancias, porque las mismas corresponden a los méritos que cada uno hizo en la vida. Esas distancias, socavan la base comunitaria, la base común que una sociedad tiene para reproducirse. De alguna manera las condiciones de vida que se generan día a día nos llevan a una sociedad imposible de ser vivida. Por eso, desde aquí creemos que solo una mirada que se centre en la necesidad de replantearse el distanciamiento social, las diferencias abismales en que está basada esta sociedad, puede generar otros lazos, otra sociedad. Y solo la diversidad de miradas que garantiza el FdT puede generar esa mirada crítica. Porque en él están todxs los sectores que se sienten como mínimo incomodxs, o que ya no puede sostener más este ordenamiento social. Por eso la necesidad de una mesa para debatir, por supuesto cual es el mejor candidato, pero también cuál es el proyecto que nos sacará de esta catástrofe social en la que nos hundió el capitalismo financiero, el capitalismo de la inmediatez, el capitalismo de los consumos segmentados.

La continuidad acrítica de esta sociedad solo nos guía a aumentar todos los malestares que los argentinos tenemos, y que todos tienen algún nivel de justificación. La pregunta es si hay tiempo para pensar en estos problemas y si hay tiempo para convencer a la sociedad sobre estos temas que necesitan resolución en este corto año electoral.