Luego de pasar varias temporadas arriba de barcos balleneros, Herman Melville quiso reflejar lo que había vivido y publicó Moby Dick en 1851. Sin embargo, Melville murió convencido de su fracaso, sin saber que su novela se volvería un clásico universal.

Moby Dick es muchas cosas a la vez, pero ante todo es una ventana al alma humana, a sus miserias y obsesiones. La historia es contada desde el punto de vista de uno de los marineros, Ismael, quien tiene un rol menor en el barco, pero al igual que el resto de la tripulación termina subsumido en la locura del desalmado y obsesivo Capitán Ahab, cuyo único objetivo en la vida era acabar con la criatura que años atrás le arrancó la pierna en una cacería.

La obra está plagada de simbolismos, muchos de ellos vinculados a las creencias y supersticiones de los marineros de aquel entonces, pero ¿Qué es realmente esa ballena blanca? ¿Qué representa? ¿Hasta dónde la fijación del ser humano puede resultar tan destructiva y arrastrar a todos los que lo rodean? ¿Hay señales que las personas se niegan a ver por más que las tengan de frente, tal como le sucede a Ahab hasta encontrarse con su destino fatal?

LA VICTORIA NO DEPENDE DEL NÚMERO DE LOS SOLDADOS, SINO DE LAS FUERZAS QUE VIENEN DEL CIELO - MACABEOS 3:19

Así como Melville cargó a su ballena blanca de simbolismos, el mileísmo ha tejido un universo propio en redes sociales. Entre las huestes digitales de la juventud libertaria se configuró un lenguaje común que refuerza el carácter mesíanico del Gobierno y, en especial, de la figura del Presidente, Javier Milei. Allí abundan imágenes que lo muestran con perfil heroico —como emperador romano o como león que ataca a enemigos representados como ratas—. Esta estrategia, atribuida al consultor estrella, Santiago Caputo, es replicada por funcionarios y militantes de las llamadas Fuerzas del Cielo que se despliega sobre todo en X. Pero todo relato necesita sostén: en algún punto, como suele decirse, “dato mata relato”.

Pasaron dos años y lo que se planteó como un experimento rupturista y antisistema a nivel mundial, con un Presidente declarado como “anarco-capitalista” o “un topo que vino a destruir el Estado desde adentro”, pero que relegó las estructuras estatales a viejos conocidos del sistema, algunos por currículum como Caputo, Bullrich y Sturzenegger y otros por reminiscencia familiar como los Menem.

Parece difícil creer que estos nombres resuenen con pompas divinas en el cielo libertario: la mayoría de los funcionarios del Gobierno son bastante terrenales y remiten a aquello a lo que LLA dice combatir. Suena mucho a casta.

LA BALLENA BLANCA DE MILEI

A horas de los comicios bonaerenses, el Gobierno se metió de lleno en una campaña decisiva aunque con objetivos poco claros para los votantes. Más allá de los intendentes y del Gobernador Kicillof, interesados en sostener la gobernabilidad y revalidar sus gestiones, las elecciones del 7 de septiembre funcionarán como última parada antes de las nacionales de octubre, donde se renuevan 127 bancas en la Cámara de Diputados y 24 en el Senado. Tras las recientes derrotas legislativas, allí es donde el Ejecutivo necesita reafirmarse y conformar una mayoría más afín, que implique menores negociaciones con otras fuerzas políticas y, sobre todo, con los gobernadores. 

Hace unos meses decíamos que, salvo una catástrofe, el Gobierno podía llegar bien parado a las elecciones nacionales. La catástrofe parece haber llegado de la mano de números de la macroeconomía que no parece tan ordenada, una micro complicada y resultados electorales a lo largo del año con gusto a poco. De hecho, la jornada electoral del último fin de semana en Corrientes —las primeras tras los escándalos— dejaron a LLA en cuarto lugar en la contienda por la gobernación. Asimismo, no parece casual la elección para encabezar la boleta de la Tercera Sección Electoral, Sebastián Pareja, el armador de la LLA en la Provincia, haya elegido al ex comisario de la bonaerense a Maximiliano Bordarenko para gravitar sobre el tema de la inseguridad en municipios del Conurbano “calientes”. Esa estrategia parece haber quedado trunca.

Los audios de Spagnuolo, las coimas en ANDIS, los sobreprecios y la amenaza de un entramado mayor, apuntan a “El Jefe”,  Karina Milei y su círculo cercano (sí, los Menem) que recién se hacen visibles en plena campaña. Al igual que las fotos de la “fiesta de Olivos” antes de las elecciones de medio término y las del “yate de Insaurralde” antes de las presidenciales de 2023 —tomadas durante la cuarentena estricta de 2020 y en 2022, respectivamente—, los audios del ex titular de ANDIS difundidos por la prensa tienen al menos un año de antigüedad. Pero en un contexto económico debilitado y con la inflación fuera de control, su impacto se multiplica: de haber mostrado mejores números la economía, quizás estos escándalos no habrían tomado la misma dimensión en la opinión pública.

Resultó llamativo que el día martes el número dos del Ministerio de Economía, Pablo Quirno, anunció a través de su cuenta de X que el Estado intervendría en el mercado de cambios, cuando un mes atrás la cúpula mayor del equipo económico, con Luis “Toto” Caputo a la cabeza y el Presidente gritaban FLOTAAAA al unísono ante la pregunta de Alejandro Fantino en su programa de stream sobre si el Gobierno interviene o no para fijar el tipo de cambio del dólar. Curioso, pasó poco más de un mes entre un hecho y el otro. En Argentina los tiempos se aceleran a velocidades vertiginosas. 

Está claro que el Gobierno necesita mostrarse fuerte y competitivo de cara a lo que se viene y en miras a los últimos dos años de mandato. Pero el acto de cierre en Moreno con Milei y las principales figuras no mostró la participación ni la fuerza territorial esperadas. A eso se sumó el paso fallido en Lomas de Zamora. Ambos episodios parecen reflejar lo que sugieren las encuestas: el Gobierno no llega bien parado en las principales Secciones Electorales de la Provincia. Los Municipios de la Primera (como Moreno) y la Tercera (como Lomas de Zamora) agrupan a unos 9,4 millones de votantes (más de un 66% del padrón de la provincia y aproximadamente un 26% del padrón nacional para octubre). 

Una posible hipótesis es que la crisis afecta con más fuerza al GBA, donde el cierre de PYMEs, especialmente industriales, se percibe con mayor intensidad que en el resto de la Provincia. Por citar algunos ejemplos, en 2024 según el propio Ministerio de Economía, se inscribieron unas 53.000 empresas y se dieron de baja 66.000, lo que arroja un saldo negativo de 13.000 PYMEs menos. Si consideramos las industriales del total, cerraron unas 5.200 (un 40%). Mientras que en materia de empleo, el dato del primer trimestre de 2025 arrojó un desempleo en torno al 7,9% en todo el país y concentrándose en el GBA un 9,1%, es decir el índice más alto de los 33 aglomerados urbanos de todo el país que mide el INDEC. 

En el resto de las Secciones, LLA espera mejores resultados, pero la cantidad de electores es muchísimo menor (cabe destacar la Quinta, donde el oficialismo pone en la cabeza de lista al ex amarillo PRO Guillermo Montenegro, Intendente de General Pueyrredón). En el acto en Moreno, Milei habló de “empate técnico” y llamó a votar a los bonaerenses, temiendo que el ausentismo vuelva a ser la noticia como en casi todas las elecciones que se dieron hasta ahora (en el caso de Corrientes estaba el incentivo del puesto de gobernador e históricamente aquellas que incluyen cargos ejecutivos conllevan una mayor participación que en aquellas en las que se votan sólo cargos legislativos). El punto es  que aquel desencantado de 2023 que votó por algo desconocido por hartazgo de la oferta electoral de aquel entonces, hoy se encuentre con más de lo mismo. Si a esto le sumamos una campaña hiperpersonalizada y centrada en la figura del propio Milei, la transferencia del rechazo hacia la situación actual podría ser inmediata.

Volviendo al inicio de la nota, podríamos pensar en Milei como un Ahab contemporáneo, persiguiendo un ‘enemigo’ —el Estado, la casta, la inflación— con tal intensidad que arriesga arrastrar al país consigo. Lo que alguna vez fue su fortaleza se ha convertido en debilidad: la obsesión lo enceguece y le impide ver lo que ocurre a pocos metros de él. Los indicios son numerosos, y las sospechas generalizadas en su entorno —especialmente en torno a su hermana Karina— sugieren la existencia de un entramado destinado a sostener un sistema corrupto. ¿Hay fusible que salte con esta crisis? Pareciera que no. El Gobierno parece paralizado, sin respuesta y los argumentos esgrimidos dejan más dudas que certezas. Más allá de octubre, la incertidumbre crece: el mercado y los sectores agrícolas, que vivieron un año de cosechas récord y apoyaron con entusiasmo, ahora observan con cautela. ¿Olor a devaluación? ¿Y si la inflación se dispara? ¿Es parte del plan todo esto? Así, todo indica que Milei podría naufragar, como Ahab, consumido por su propia obsesión.