Hace varios días que no puedo pegar un ojo. Sueño con John William Cooke, con Juan José Hernández Arregui, con Don Arturo Jauretche, y me despierto sobresaltado. Pienso y pienso y no puedo dejar de pensar en todo lo que dijo el nuevo ministro de economía (me cuesta llamarlo “nuestro” ministro de economía…). Y aunque yo no entiendo mucho del asunto, he llegado a una conclusión que quiero compartir con todes ustedes: nosotres les kirchneristes debemos estar haciendo algo mal.

Por las dudas empiezo aclarando que la única economía que yo manejo es la que nos ha enseñado la Iluminada Compañera Cristina y su Bienaventurado Hijo, Máximo. Todavía tengo grabado a fuego, como la más maravillosa música macroeconómica que llevo en mis oídos, cuando Ella vociferaba en el Estadio Único de La Plata, en diciembre del 2020: “hay que alinear salarios y jubilaciones, precios -sobre todo los de los alimentos- y tarifas”. ¡Hay que a-l-i-n-e-a-r!Le faltó decir: “quien quiera oír que oiga…”, y me pongo a llorar.

Después me chupé enteros todos sus últimos discursos en busca de una palabra que me guiara –como siempre- a la victoria, para lograr por fin la felicidad del Pueblo Argentino y la grandeza de la Patria. A fin de cuentas, por eso vengo votando a la familia patagónica hace añares. Fue así que me comí La revelación de Avellaneda (20 de junio de 2022), El credo de Ensenada (2 de julio de 2022) y El dogma de Calafate (8 de julio de 2022). Y de lo poco que entendí es que hay que darle más plata a nuestra gente (como dice Juan Grabois). Y para eso tenemos que sacarle más guita a los ricachones con impuestos y darle sin asco a la maquinita para hacer más billetes, y listo! Y a nosotres nadie nos va a correr con esa mentira neoliberal de que el déficit fiscal y la emisión monetaria generan inflación, porque eso la Jefa lo tiene recontra estudiado y no es así.

Pero ahora resulta que el compañero Sergio Massa dice –palabras más, palabras menos- lo mismo que decía Martín Guzmán y lo mismo que decía Silvina Batakis, pero recargado! Y ahí se me pelaron los cables. Algo me hizo un cortocircuito en el bocho y me puse a pensar. Voy a dejar de lado que nos cantaran en la cara el “borombombom, borombombom, somos el Frente Renovador”, porque eso me dio por ahí abajo, pero bueno, me lo tragué. Ahora, que me digan que el eje de la política económica es el programa con el Fondo Monetario (adelantar el tipo de cambio, elevar las tasas de interés para que sean reales positivas y sincerar las tarifas) me dejó de cama.

Y justo en este punto, querides muchaches, se me ocurrió plantear el problema de la siguiente manera: ¿Para qué corno cascoteamos ese programa en marzo si lo terminamos bancando en agosto como la única tabla de salvación? Cuando Guzmán proponía más o menos lo mismo que ahora, lo hacía pensando en repartir las cargas del ajuste durante todo el año, pero el miércoles Massa anunció que va a hacer toda esa corrección en el último tramo del año. O sea, ¿lo que no hicimos concertadamente en los primeros ocho meses, lo vamos a hacer en el último cuatrimestre a las apuradas? Peor todavía: cuando firmamos el acuerdo con el Fondo, el dólar “blue” estaba debajo de $200 (y estaba caro…), pero en estas semanas trepó arriba de $300, con todo el descalabro de precios que se generó, el parate de las cadenas de producción y de comercialización, y con todo lo que nos jode especialmente a nosotres, sobre todo con los alimentos, que somos la base electoral de la Doctora. ¿Para qué armamos tanto bolonqui (lo echamos a Kulfas, lo rajamos a Martín), si terminamos haciendo lo que ellos decían que había que hacer? Una de dos: o nos estamos equivocando ahora, o la pifiamos feo antes.

Ya dije que yo no entiendo nada de números, pero tengo un amigo que vende café en la facultad de ciencias económicas. Él tampoco estudió, pero anda por los pasillos y algo juna. Y me la cantó clarita: “o hacemos esto o se viene una crisis de Padre y Señor nuestro, que nos lleva puestos a todes”. Y será así nomás, no te lo discuto. Pero entonces, ¿ésa no la vio venir Nuestra Jefa Espiritual, Moral e Intelectual? Y Máximo, que es un tipo formado, con experiencia, que ha estudiado tanto, y que conoce como nadie la realidad del país (¿Se acuerdan lo que decía de él Alberto antes de asumir? Busquen los archivos, si no me creen…), ¿Tampoco Él –que es tan inteligente- la vio venir?

El general Roca –que nunca fue santo de mi devoción- solía decir que el que quiere ser líder tiene que empezar a caminar por delante. Pero el líder (o la lideresa) para poder caminar adelante, tiene que ser capaz de mirar más lejos. El pozo a dos metros, la ñata contra el vidrio, o el precipicio al alcance de la mano, lo ve cualquier abombao’, el desafío del liderazgo es ver las dificultades a la legua, y guiar a la tropilla por el buen camino. Y me duele en el alma decírselos, querides compañeres, pero me parece que la Compañera Cristina no ve una vaca económica en un baño.

No sé qué voy a hacer. A veces les juro me dan ganas de mandar toda la política al diablo, pero entonces vuelvo a recordar las sabias enseñanzas del General: “Primero la Patria, después el Movimiento y por último los hombres (les compañeres)”. Y ahí me digo que hay que seguir luchando y dándole para adelante. Pero a esta altura del partido cada vez me convenzo más que la querida Vicepresidenta tiene todas las prioridades trastocadas.