Ahora Kirchner. El logo de campaña de Néstor Kirchner de 2003 fue desempolvado por La Cámpora el año pasado en una movida de trasvasamiento generacional del apellido y el legado. El objetivo fue empezar a instalar con otra fuerza a Máximo Kirchner como el único heredero político de Néstor y CFK. La disputa con Axel Kicillof ya había alcanzado puntos de no retorno y en el cristinismo quedaba claro que si para 2027 pretendían un “candidato puro” debían empezar a construirlo. En las próximas horas se verá si finalmente ese movimiento tendrá su concreción en la candidatura del líder de La Cámpora al frente de la nómina de diputados nacionales por la PBA para las elecciones legislativas de octubre. ¿Será que, ahora sí, Kirchner?

¿Ahora Kirchner? El tiempo de Máximo

Quien deberá despejar esa duda de acá al domingo a la medianoche es CFK. Luego de la rebelión de Kicillof y la ratificación de la condena contra la ex presidenta, su lugar de conductora indiscutida del peronismo quedó más cuestionado que nunca y desde el núcleo kirchnerista hay un trabajo permanente por reforzarlo. De ahí que el propio Máximo haya declarado en las últimas horas que si CFK se lo pide, él no dudará en encabezar la lista de octubre. El movimiento sería doble: reafirmar la conducción de CFK y dejar en claro que la alternativa a Milei se nombra con un solo apellido, aunque otras “K” quieran sumarse a esa lista.

¿Ahora Kirchner? El tiempo de Máximo

Kicillof definió casi todo lo referido a la elección bonaerense. El desdoblamiento, la fecha de los comicios, los lugares más determinantes de las listas y las líneas de campaña para la elección del 7 de septiembre corrieron por cuenta del gobernador, no sin las tensiones propias de una disputa por la conducción con la tropa cristinista. Los resultados de las urnas le serán señalados como su responsabilidad, tanto en la victoria como en la derrota. Esa fue su jugada, la de plantar una nueva vertiente en el peronismo y mostrar poder de decisión. Podrá ganar o perder en septiembre, pero en el kicillofismo ya evalúan como una victoria política haberle dado nacimiento y densidad política a su Movimiento Derecho al Futuro, pensando en el camino hacia 2027.

En esa línea, el gobernador no pelea por las grandes definiciones en torno a la elección nacional de octubre. Ni los principales lugares en la lista, ni cómo contener a los distintos sectores, ni los trazos de esa campaña están hoy entre las principales preocupaciones del armado kicillofista, completamente enfocado en las provinciales del 7 de septiembre. La lapicera está, ahora sí y sin disputas, totalmente en las manos de CFK, quien enfrenta la decisión central sobre si ir a un todo o nada con su hijo y su apellido como mascarones de proa a una batalla en los papeles muy difícil de ganar.

¿Ahora Kirchner? El tiempo de Máximo

Ahí empiezan algunos de los escollos para una candidatura de Máximo. El kirchnerismo no gana una elección legislativa en suelo bonaerense desde que la propia CFK derrotó a Chiche Duhalde en 2005, hace 20 años. Ponerle la cara, el cuerpo y el apellido a lo que pareciera en este momento político una utopía electoral resulta extremadamente arriesgado para un dirigente al que no pocos esperan ver perder en las urnas para contarle las costillas en el futuro.

Dato extra: la confrontación sería contra José Luis Espert, el talibán de ultraderecha que se cansó de lanzar improperios contra CFK y el kirchnerismo, al punto de que La Cámpora decidiera escrachar su casa y varios militantes de la organización terminaran presos por ello. Cuando CFK anunció su candidatura a diputada por la Tercera Sección electoral, Espert declaró “lamento no enfrentar a Cristina Kirchner y no poder clavarle el último clavo al ataúd del kirchnerismo con ella adentro”. Días después llegó la ratificación de la condena contra la ex presidenta por parte de la Corte, que la sacó definitivamente del menú electoral. Si Máximo fuera el candidato de Fuerza Patria, se daría de alguna manera ese enfrentamiento con la posibilidad cierta y concreta de que Espert y la ultraderecha tengan ese título para festejar el 26 de octubre a la noche. La exposición y el riesgo son extremadamente altos.

¿Ahora Kirchner? El tiempo de Máximo

Pero también está el factor interno. Es sabida la resistencia que genera Máximo en importantes sectores del peronismo bonaerense, hoy por hoy alineados en el MDF de Kicillof. Las disputas que La Cámpora plantea hace años en distintos municipios a intendentes peronistas y el uso de la lapicera del diputado nacional en los últimos cierres de listas configuran una relación tensa al extremo que será un factor importante si Kirchner encabeza la lista de octubre.

El 7 de septiembre a la medianoche, además de la Legislatura bonaerense, quedarán configurados los Concejos Deliberantes de los municipios. Dicho de otra manera, los intendentes ya tendrán jugada su suerte y los incentivos para ir a fondo en la legislativa nacional serán difíciles de articular, sobre todo entre los jefes comunales anti camporistas y si es Kirchner quien va al frente de la lista.

En La Cámpora lo saben y es un factor que juega en estas horas decisivas. “De acá al domingo puede pasar cualquier cosa. Hay quienes quieren a Máximo al frente de la lista y otros que no. Todavía no está definido. Pero vemos que va a terminar la elección del 7 de septiembre y muchos intendentes van a desaparecer por completo, dejando un ´que pase lo que pase´, como si no fuera importante poner diputados nacionales”, señalan a Diagonales desde la organización de Kirchner en ese sentido.

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En ese contexto, entonces, ¿por qué iría Máximo como primer candidato a diputado por la PBA en octubre? Entre los múltiples factores negativos que pueden tirar hacia abajo su candidatura, también aparecen elementos que marcan la importancia de una presentación del líder de La Cámpora, sobre todo pensando a futuro.

Como se dijo antes, la ruptura entre el kirchnerismo y Kicillof es un hecho y si CFK quiere un candidato 100% propio para el 2027 necesita construirlo. El peronismo es un movimiento donde el poder se cuantifica en votos. Esa es la carta que jugó Kicillof al momento de su emancipación, poniendo sobre la mesa sus dos triunfos en la PBA. Si el kirchnerismo siempre jugó con la carta de los votos de CFK a la hora de negociar con el resto del peronismo, hoy esos votos están presos y sin una revalidación sobre su herencia será  muy difícil hacerlos pesar en la disputa por la conducción post elecciones y de cara al 2027.

¿Cuántos de los votos de CFK son votos del kirchnerismo? ¿Cuánto sigue pesando ese apellido y esa marca política en la sociedad hoy, tras el desastre del Frente de Todos? ¿Qué legitimidad tienen los herederos de la ex presidenta para reclamar la conducción que hoy ella apenas puede ejercer a medias desde San José 1111? Esas preguntas necesitan respuestas de cara a la discusión que se viene en los próximos años del peronismo, y quizás la mejor manera de obtenerlas sea que justamente un Kirchner se mida en las urnas para ver cuánto vale por sí mismo y cuánto arrastra de lo que el kirchnerismo pudo ser bajo conducción de Néstor y CFK.

¿Ahora Kirchner? El tiempo de Máximo

Sería la primera vez que Máximo Kirchner encabece y protagonice una elección. Hasta ahora sus postulaciones a diputado nacional, en 2015 por Santa Cruz y en 2019 y 2023 por la PBA, lo ubicaron siempre en el medio de una boleta traccionada por los cargos ejecutivos. Si da el salto en este 2025, el líder de La Cámpora sería por primera vez el comandante central de una campaña y una elección. Esto representaría un gesto de valentía contrario a la típica actitud de especulación política de la mayoría de los dirigentes que solo miran encuestas y posibilidades de triunfo o derrota antes de decidir si candidatearse o no.

Si Kirchner asume ese lugar, salga como salga la elección, tendrá para mostrar hacia adelante no sólo una cantidad de votos realmente propia sino también una actitud política de rebeldía y coraje que hoy las bases peronistas le reclaman a una dirigencia todavía entumecida por la paliza del 2023. Kicillof lo hizo reclamando para sí la conducción total de la elección bonaerense. Si quiere disputar el camino al 2027 con el gobernador, Kirchner haría bien en hacer lo propio en octubre y que la discusión de los próximos dos años deje de estar anclada en el 54% de CFK en 2011 o su armado del FdT en 2019.

¿Ahora Kirchner? El tiempo de Máximo

Máximo también pondría a prueba otro aspecto determinante al postularse si efectivamente aspira a conducir al conjunto del peronismo. Conseguir el apoyo de intendentes y fuerzas locales para su candidatura sería una muestra de capacidad de conducción emancipada del peso específico de CFK, un atributo que el líder de La Cámpora necesita ostentar si pretende ser la figura central del peronismo de cara al 2027. Un número importante de jefes comunales y dirigentes bonaerenses ya se expresaron pidiendo que encabece la lista. Son los propios, y CFK estuvo involucrada directamente en pedidos para que ese operativo clamor sucediera. El desafío será, en todo caso, contener a los que están más alejados y demostrar una muñeca política que muchas veces se le reclamó al diputado partir de su uso de la lapicera siempre amparado en el peso de la figura de la ex presidenta.

Kirchner tiene mucho para ganar si decide encabezar la lista de diputados, incluso si pierde la elección. Ese resultado electoral no sería una novedad, sino más bien una confirmación lógica de una tendencia histórica en las legislativas bonaerenses de las últimas dos décadas y del momento político actual. Lo que podría obtener es una victoria política: reivindicar el apellido Kirchner y el significado del kirchnerismo como el verdadero antagonista de Milei. Un espacio que está intentando ocupar Kicillof con su Derecho al Futuro, sin negar al kirchnerismo pero planteando una superación del mismo.

Milei y LLA confrontan con el gobernador pero también con el kirchnerismo. De hecho, el lema de campaña libertario es “kirchnerismo nunca más”, en una apropiación irrespetuosa y banalizante de la principal consigna de derechos humanos del país en toda su historia. Máximo al frente de la lista de Fuerza Patria significaría oponer exactamente lo contrario: es justamente el kirchnerismo lo que está enfrente de Milei, es el kirchnerismo el que puede ponerle un freno y el que puede representar una alternativa política y de gobierno de cara al 2027. Ningún otro candidato encarnaría esa polarización como el líder de La Cámpora.

¿Ahora Kirchner? El tiempo de Máximo

Este último punto tiene un elemento más que será un factor importante. A partir de la Boleta Única de Papel, el peso de los nombres propios se potencia en el sistema electoral. Ya sin las viejas boletas de varios cuerpos donde una candidatura arrastraba otras, ahora resultará determinante que los electores encuentren nombres y apellidos reconocibles e identificables a la hora de elegir en el cuarto oscuro. Poner el apellido Kirchner al tope de la nómina cobra un espesor muy distinto en este contexto.

Las próximas horas serán decisivas y la definición de la lista de Fuerza Patria está en manos de CFK. La ex presidenta deberá decidir si va a  un todo por el todo con la postulación de Máximo, poniendo a jugar el apellido, la marca política y la historia de un kirchnerismo que necesita desarrollar un peso específico muy superior al que le puede brindar la ex presidenta desde San José 1111. La falta de nombres fuertes y dirigentes con potencia, y la evasiva de otros para encarar el desafío de una elección extremadamente compleja para el peronismo, le dan un marco especial a una posible candidatura de Máximo Kirchner. Si la sucesión de CFK pasa en los planes del kirchnerismo por el líder de La Cámpora, eso deberá probarse en las urnas en algún momento. ¿Ahora Kirchner? Tal vez comience el tiempo de Máximo.