Uno de los temas de este 2020, más allá de la pandemia claro está, fue la toma de terrenos en Guernica. Este conflicto puso en la agenda mediática un problema estructural de la Provincia de Buenos Aires que trasciende aquella situación particular: la crisis habitacional y déficit de viviendas que, lejos de ser un problema reciente, tiene años de arrastre.

En ese contexto, fue que el gobernador Axel Kicillof anunció un plan ambicioso de 10.000 viviendas anuales (desde 2021 a 2023) para empezar a hacer frente a esa problemática. Además, creó la Unidad Provincial de Tierra y Vivienda dirigida por el Ministerio de Gobierno para coordinar todas las áreas intervinientes en el desarrollo de dicho plan.

El Instituto de la Vivienda de la Provincia de Buenos Aires integra aquel espacio de coordinación y tiene por finalidad “promover una política habitacional activa a través de la ejecución de Programas que tiendan a satisfacer la demanda de los sectores que no tiene acceso al mercado inmobiliario”.

Diagonales conversó con el administrador general del Instituto, Miguel Oroz,  quien contó que al asumir la gestión en diciembre de 2019 se encontraron con el 90% de las obras de viviendas paralizadas.

Además, explicó que el déficit habitacional en la Provincia tiene “su historia”. “Estamos hablando de una demanda insatisfecha tanto cualitativa como cuantitativamente de más de un millón de viviendas”, señaló.

¿Con qué estado de situación se encontraron al asumir en relación al estado de obras?

-El 90% de las obras estaban paralizadas. Había una lista de aproximadamente 6.000 viviendas que algunas no habían sido reiniciadas, otras estaban paralizadas por cuestiones administrativas, otras por falta de pago, otras también por problemas técnicos. En fin, era un número importantísimo de obras que estaban detenidas y muy pocas en ejecución. Eso fue con lo que nos encontramos apenas asumimos la gestión, entonces lo que hicimos fue hacer una definición de cuáles eran los tipos de problemas que fuimos encontrando para articular las diferentes soluciones que se necesitaban.

"Cuando asumimos la gestión nos encontramos con el 90% de las obras paralizadas"

En estos casos donde las obras fueron abandonadas, ¿se suman situaciones de vandalismo también que hacen más difícil la reactivación?

-El hecho de que esas obras hubieran estado paralizadas por un largo período, hizo que eventualmente las empresas o cooperativas que estaban atendiendo esas obras descuidaran un poco la vigilancia, cosa que también es razonable porque muchas veces no tenían respuesta económica para poder sostenerla y entonces las obras estuvieron desprovistas de cuidado y ello llevó a que fueran vandalizadas. A eso también hubo que hacerle frente, es decir no sólo nos tuvimos que hacer cargo de la terminación de la obra sino también a asumir los costos de arreglos y reposición de materiales. Lo que cuesta mucho también al recomenzar una obra, es recrear el círculo de confianza del que ejecuta con las nuevas autoridades para que ello confluya en la terminación de las obras. Es complicado, pero eso fue logrado y ahora tenemos  una importante cantidad de viviendas terminadas, otras con las obras reactivadas.

"No sólo nos tuvimos que hacer cargo de la terminación de la obra sino también a asumir los costos de arreglos y reposición de materiales"

En este año particular, ¿la pandemia afectó el desarollo de los planes que se tenían para este 2020?

-En principio, al encontrarnos con una gran cantidad de obras que estaban caídas de su curva de inversión, desactualizadas financieramente, todo eso nos limitó a la hora de pensar en nuevos proyectos y en cambio nos tuvimos que enfocar primero en reactivar lo que había sido iniciado. Recién a partir de mediados de año, hubo un pedido muy fuerte del gobernador para que trabajáramos en proyectos nuevos, muchos más ambiciosos, donde pudiéramos cubrir con mayor eficiencia la demanda insatisfecha de  viviendas. Ahí pasamos de la construcción de 2.000 viviendas anuales como sucedió durante los períodos anteriores a un objetivo de 10.000 viviendas por año.

Si se piensa en la historia reciente de la Provincia, se trata de un plan muy ambicioso. ¿Es factible de realizar?

-Es cierto, es un programa muy ambicioso pero es un plan obtenible. Para ello se trabajó en nuevos proyectos, hay proyectos que están fuera de lo que es el contexto habitual de la vivienda social, que tiene una integración social muy definida. El plan de las 10.000 es obtenible. Estamos trabajando sobre suelo que han aportado los municipios, propios del Instituto de la Vivienda y de la Provincia; es un elemento sustancial para definir el proyecto. Eso fue hecho, trabajado durante el año y ya estamos lanzando las primeras licitaciones.

"El plan de las 10.000 viviendas es un proyecto ambicioso pero es un plan obtenible"

“La demanda insatisfecha de viviendas existe en todos los partidos de la Provincia”

¿Ya se tiene asignado entonces dónde se van a construir las 10.000 viviendas del año que viene?

-Exactamente, tenemos asignados los lugares, cantidad de viviendas por partidos, trabajados los proyectos y en el presupuesto fue asignado el financiamiento necesario para cumplir con las metas que tenemos.  

¿Existen distritos o regiones donde se vea más acentuada la crisis habitacional?

-La demanda insatisfecha de viviendas es más acentuada especialmente en algunos partidos del Conurbano, pero la demanda existe en todos los partidos de toda la provincia de Buenos Aires. Entonces si bien estamos haciendo una desagregación proporcional, no existe una prioridad de decir estos distritos sí y estos no. Si no que es una distribución para todo el territorio planteada proporcionalmente. Uno puede suponer que Matanza, por ejemplo, tiene una demanda mayor porque tiene una población mayor, pero la asignación es proporcional a todos los partidos. Lo cierto es que existe una mayor demanda insatisfecha en el Conurbano, no sólo en porcentaje de habitantes sino también en cantidad de habitantes por partido.

"La demanda insatisfecha de viviendas existe en todos los partidos de toda la provincia de Buenos Aires"

¿Este plan puede ser parte de una solución al problema de la toma de tierras?

-Es una solución sí, desde una parte. El problema de la toma de tierras es complejo y es abordado desde varios ministerios. Las tomas requieren soluciones habitacionales y esta es una respuesta habitacional que busca empezar a solucionar y acompañar ese proceso.

¿Se puede hablar entonces de un problema estructural de la Provincia cuando hablamos del déficit habitacional?

-Si estamos hablando de una demanda insatisfecha tanto cualitativa como cuantitativamente de más de un millón de viviendas, evidentemente esta situación tiene su historia. Este año se creó la Unidad de Coordinación que conduce la ministra de Gobierno Teresa García, que es la que está integrando suelo y coordinando las actividades de lotes con servicios y viviendas para dar una respuesta ordenada a esa demanda insatisfecha.  

"Estamos hablando de una demanda insatisfecha tanto cualitativa como cuantitativamente de más de un millón de viviendas"

¿Cómo es el trabajo de coordinación con los municipios?

-Es un diálogo permanente, pensemos que cada uno de los intendentes presenta sus necesidades y en la medida en que los presupuestos anuales lo van permitiendo, se van estableciendo convenios de asistencia financiera, además de elaborar informes técnicos que son necesarios para darle aceptación al suelo y lotes que están planteando y después también se trabaja en lo que son los proyectos específicos. En el instituto tiene un área de proyectos, donde se evalúan y después son ejecutados a través de los municipios.