El gran tema que viene marcando las elecciones en este 2025 es la baja participación electoral registrada en cada una de las provincias que ya fueron a las urnas en lo que va del año. Tras la crisis de representación política que llevó al peronismo a la debacle en 2023, la promesa evidentemente incumplida de Milei en torno a que el ajuste lo pagaría sólo la casta golpeó al otro lado de la grieta con el mismo efecto. Hoy, la ciudadanía argentina parece no sentirse convocada mayoritariamente a acompañar ninguna de las alternativas políticas que se proponen en las urnas. El fenómeno tiene un peso considerable para pensar la denominada “madre de todas las batallas”, la elección en la provincia de Buenos Aires.

Ante la posibilidad de que el escenario de alto ausentismo se repita el 7 de septiembre en la PBA, surgen algunas preguntas para el análisis en la previa. ¿A quién convendría y a quién perjudicaría más una elección con una participación, como se estima, entre el 50% y el 55%? ¿Podría zafar Milei de un voto castigo masivo, sobre todo en un territorio de las características socioculturales como es el conurbano, principal víctima de su modelo de ajuste? Al revés, ¿pesarían más en ese contexto los aparato locales de los intendentes, mayoritariamente peronistas y con un alto expertise para movilizar el voto propio? ¿Hay que pensar en una elección de mayorías desencantadas o más bien de núcleos intensos?

Con las preguntas en el aire, lo concreto es que el ausentismo que se viene registrando en las provincias preocupa a ambos lados de la disputa bonaerense. Sebastián Pareja y Karina Milei comandan a su tropa para que trabaje desde ahora el tema de la participación. La hermana del presidente lo dejó en claro en un acto del fin de semana en Corrientes: “Por favor, vayan a votar. Sean conscientes de que es importante ir a votar porque sino no vamos a tener el cambio que queremos”, rogó a la militancia que la acompañaba, casi en una súplica porque cada militante se convierta en un multiplicador de la participación electoral.

Ausentismo electoral: A quién perjudica más una baja participación en las urnas bonaerenses

Por su parte, en Fuerza Patria también consideran que su propio beneficio está en una participación masiva en las urnas. Así lo expresó, por ejemplo, la propia vicegobernadora y cabeza de lista en la Tercera Sección electoral, Verónica Magario. En una entrevista en C5N este jueves por la noche, la dirigente de La Matanza afirmó “esta es una elección contra Milei, claramente. Nosotros queremos convocar a todos los vecinos y vecinas a votar contra Milei. Porque, si no, no lo vamos a frenar”. Poco después, volvió a reforzar su punto: “venimos a convocarlos a que vayan a votar el 7 de septiembre. Es la única forma de frenar esto”.

En principio, una de las cuestiones a resaltar es que ambos campamentos pugnan por una alta concurrencia a las urnas, pero quizás con distintas fechas en la cabeza. Mientras que Fuerza Patria se enfoca con todo en la elección provincial de septiembre, la verdadera preocupación del oficialismo nacional pasa por los comicios que determinarán el nuevo Congreso el 26 de octubre. “Creo que vamos a tener más ausentismo en la elección provincial que en la nacional. En 2021, en el marco de la salida de la pandemia, hubo una participación cercana al 65% que de por sí fue baja. No imagino que en octubre vaya a estar muy lejos de eso, me cuesta pensar que vaya a estar por debajo del 60%”, señaló a Diagonales el politólogo y docente Pablo Salinas.

A la hora de explicar su mirada, Salinas agregó que la de octubre será “una elección nacionalizada, con campaña nacional, el Gobierno buscará plebiscitar su gestión y la oposición diferenciarse. Va a ser Milei-anti Milei, y eso puede hacer que la participación sea algo mayor a lo que venimos viendo en otras provincias. A diferencia de esto, los cargos que se votan en septiembre siempre se votaron de arrastre con cargos nacionales”.

Frente a ese escenario cabe preguntarse si el peronismo tendrá la capacidad para instalar ese clivaje de Milei-anti Milei en septiembre, y movilizar con ello no sólo a su núcleo duro sino también a desencantados que quizás votaron al presidente en el balotaje y hoy pueden sentirse estafados por sus promesas incumplidas. O, a la inversa, también aparece el interrogante en torno a la capacidad que podrá mostrar o no el Gobierno nacional para correr el eje de discusión y plantear la necesidad de sostener el apoyo a Milei y su modelo de ajuste, sintetizado en el slogan “kirchnerismo o libertad”, y activar con eso el voto antiperonista que quizás hoy no se sienta del todo convocado por una alternativa libertaria que no hace arrancar la economía y por ahora sólo trajo sacrificios a las mayorías.

Ausentismo electoral: A quién perjudica más una baja participación en las urnas bonaerenses

Ese plano del análisis lleva a un punto central: ¿qué porcentaje real del electorado es votante de Milei? En lo que va del año, el presidente no logró que sus alternativas provinciales superaran casi en ningún caso y nunca por mucho el umbral del 30% que él mismo cosechó tanto en las PASO como en las generales del 2023. Más aún, ese piso (¿y techo?) de Milei en 2025 es considerablemente menor que el de hace dos años, justamente a raíz de que se traza en elecciones con participaciones en torno al 50% del padrón. Dicho de otra manera, comparativamente con 2023, hoy hay menos argentinos y argentinas votando La Libertad Avanza y el Gobierno no consigue ni siquiera acercarse al demoledor 56% que obtuvo en el mano a mano del balotaje con el peronismo de Massa.

Uno de los elementos que puede estar jugando allí son los jóvenes. Engranaje determinante en la meteórica carrera de Milei hacia la Rosada, ese universo de votantes hoy ve complicada su situación económica, acechada por el desempleo y los salarios de hambre, y la evidencia de una casta acomodada en el Gobierno nacional y lejos de sufrir el ajuste puede ser un factor que esté alejando a la juventud del apoyo frenético a Milei. Un sector como ese, siempre muy dinámico y rápido para cambiar sus comportamientos, quizás hoy necesite otros incentivos que la bronca a un peronismo que ya pasó para seguir bancando en las urnas.

“Siempre es difícil el análisis del voto de la franja entre los 16 y los 30 años, tiene comportamientos muy diversos”, opina Salinas al respecto, pero agrega: “Creo que el descontento es más transversal, no tiene un componente principalmente etario. Sí es cierto que los votantes de más edad tienen un voto más consolidado ideológicamente y puede ser que vayan más a votar”.

Si el núcleo duro de Milei se nutrió originalmente en gran medida de la juventud, en el peronismo ese factor quizás hoy no pasa tanto por lo identitario sino por un tema de estructura. Luego de una experiencia de gobierno traumática en la que el propio peronismo reconoce no haber estado a la altura de sus banderas históricas, tal vez la mayor capacidad que hoy detenta Fuerza Patria para movilizar el voto anti Milei no sea tanto la reivindicación ideológica como los aparatos de los intendentes.

Ausentismo electoral: A quién perjudica más una baja participación en las urnas bonaerenses

“El aparato va a pesar mucho y va a ser fundamental. Históricamente el peronismo tiene mayor capacidad de movilización que otros sectores, y en un contexto de ausentismo eso va a importar, sobre todo si el Gobierno nacional no tiene cómo motivar el voto”, sostienen en uno de los principales municipios bonaerenses donde el peronismo buscará hacer una diferencia que compense otras regiones más hostiles de la provincia.

Pablo Salinas aporta su mirada al respecto: “Hay intendencias que no gobierna el peronismo y allí también van a querer movilizar votos de abajo hacia arriba. Es como está diseñada la elección. Yo pondría un margen de atención en los comportamientos distritales y los agregados en cada sección. Hay comportamientos electorales habituales en relación a priorizar las boletas propias, y en donde un intendente vea que peligra su concejo deliberante porque hay candidaturas que pesan más que otras, va a repartir la boleta cortada. Lo han hecho intendentes de todos los sectores políticos, y yo miraría eso en la noche del 7 de septiembre. Ni hablar si los niveles de interna del peronismo se mantienen como hasta ahora. Habrá que ver como juegan los intendentes que tienen que llamar a votar a candidatos con los que están enfrentados”.

Para el politólogo estas serán elecciones donde la clave estará en quién logre movilizar los núcleos duros, considerando además que el piso del cociente electoral es muy alto y hace difícil acceder a una banca. En el peronismo bonaerense se tienen fe en este sentido: “Esta es una elección donde los más motivados a votar son los que quieren castigar a Milei, más que los que quieren apoyarlo. La motivación por la bronca es más fuerte que la motivación por el apoyo”.

Otro dato relevante en este sentido pasa por el hecho de que en octubre se votará en toda la Argentina por primera vez con el sistema de boleta única de papel. Esto configura un escenario novedoso y de impactos aún impredecibles en el resultado electoral. Sin embargo, Pablo Salinas aporta una mirada interesante cruzando esa cuestión con la discusión sobre el ausentismo: “Algo a mirar como un indicador es la nula campaña de concientización sobre la boleta única de papel. No veo campañas con este tema, que indicarían que el Gobierno está buscando que la gente vote. Si efectivamente tienen tan aceitada su maquinaria electoral como se dice, quizás no están viendo esto como un problema”.

Activar sus núcleos duros y movilizar a los desencantados con el adversario político. Hacer pesar los aparatos propios y ganar la disputa por el eje de discusión electoral. Entre esos desafíos se mueven el peronismo y La Libertad Avanza de cara a las pocas semanas que quedan para el decisivo turno electoral de septiembre, que marcará a su vez el rumbo a octubre. Ante eso, una ciudadanía con su economía cotidiana cada vez más complicada, que no escucha propuestas novedosas provenientes de ninguna de las dos orillas, y que no viene mostrando entusiasmo en participar en las urnas de la definición política de su futuro cercano. ¿Será la foto bonaerense de la noche del 7 de septiembre similar a las que dejaron ya varias provincias con sus comicios locales? En poco más de un mes llegará la respuesta.