CFK proscripta, ¿y ahora qué?
Con la líder del kirchnerismo fuera de la cancha electoral, el peronismo navega un océano de preguntas difícil de surcar. ¿Qué rol cumplirá la ex presidenta desde su detención, y cuál será el lugar de Kicillof? ¿Cómo se construye una estrategia conjunta en el nuevo escenario? ¿Se sostiene el desdoblamiento?
La persecución judicial contra CFK llegó finalmente a un punto impensado durante años, que empezó a cobrar fuerza en los últimos meses y que se aceleró radicalmente desde que la ex presidenta anunció su candidatura. La máxima referente del peronismo fue condenada por la Corte Suprema a cumplir seis años de prisión y quedó inhabilitada de por vida para ejercer cargos públicos. La suerte que no corrieron otros ex presidentes procesados, que dejaron gravísimas consecuencias para el país luego de sus mandatos, le corresponde a la presidenta del justicialismo, partido y movimiento que a lo largo de la historia ha sido víctima predilecta de la doble vara argentina.
CFK tiene cinco días hábiles para presentarse ante la justicia para cumplir su condena. La fecha límite es el miércoles 18, y aún en el dispositivo de la ex presidenta se evalúan las acciones a tomar en esa ventana de tiempo. Movilizaciones tan espontáneas como disgregadas ya se alternan para acercarse hasta el departamento de San José 1111, en el barrio porteño de Constitución, donde CFK pasa sus últimos días antes de comenzar a cumplir la condena y donde pasará los próximos seis años. El peronismo, aún shockeado por un golpe que estaba al caer pero nadie esperaba tan pronto, todavía no logra articular una respuesta unificada.
Se barajan opciones como organizar una marcha federal y una gran caravana que acompañe a CFK al momento de apersonarse en la justicia, así como también algunos gremios preparan medidas de fuerza sindicales y se activan acciones en el plano internacional. Pero a 24 horas del fallo de la Corte, no hay claridad sobre cómo se organizará ese proceso de resistencia, quién lo conducirá ni cuáles serán sus objetivos.
Pero las consecuencias del terremoto político que irresponsablemente la Corte desató con su fallo express y de doble vara contra CFK no se agotan en las acciones de los próximos días, e irradian con fuerza en el proceso de reorganización del peronismo que había comenzado incipientemente en las últimas semanas. Con CFK fuera de las listas, ¿cómo se decide la estrategia conjunta entre el cristinismo, el movimiento derecho al futuro y el massismo? ¿Qué lugar debe tener CFK, la proscripción y la resistencia al fallo de la Corte en la campaña bonaerense? ¿Cuánto se centrará esa campaña en reivindicar y defender la gestión de Kicillof? ¿Cómo se traducen las respuestas a estas preguntas a las listas de cada sección electoral y cada municipio? Y, si no hay acuerdo en estas líneas fundamentales, ¿cómo llega unido el peronismo bonaerense a las elecciones del 7 de septiembre?
Las esquirlas de la detonación de la Corte volaron rápido en la mañana del miércoles. La senadora nacional de La Cámpora, Anabel Fernández Sagasti, dijo en una entrevista con Futurock que “Cristina quedó muy sola”, y que “esto hubiera sido distinto si la Provincia de Buenos Aires no hubiera desdoblado”. La tensión volvió a trasladarse a la figura del gobernador bonaerense y su decisión de desacoplar los comicios provinciales de los nacionales. Una discusión que, evidentemente y más allá de la definición oficial, no termina de estar saldada en lo político entre ambos sectores.
En La Cámpora cayó mal que Kicillof no fuera contundente en una entrevista el martes por la noche cuando le preguntaron si indultaría a CFK en caso de ser presidente. La situación de la ex presidenta se le colará por cada rendija posible al gobernador, que queda ahora en un lugar incómodo entre la campaña que pensaba y lo que será la estrategia permanente del cristinismo por sostener a CFK en el centro de la escena.
En la gobernación bonaerense también cayeron mal las declaraciones de Fernández Sagasti. En La Plata consideran que culpar a Kicillof de la condena a CFK es irresponsable, pero lo entienden como un movimiento más de los que viene desplegando la organización de Máximo Kirchner en su tensión con el gobernador. “No nos vamos a detener en eso, tenemos otra manera de hacer las cosas, otra premisa, el compromiso que tomó Axel en su diálogo con Cristina que es construir puentes de consenso para tratar de llegar a una estrategia conjunta. Nosotros vamos a seguir trabajando sobre eso”, señalaron.
Kicillof tuvo un breve encuentro ayer con CFK en la sede del PJ nacional. El gobernador transmitió su apoyo y le dijo a la ex presidenta que estaría atento a las movilizaciones que cortaban accesos a la CABA, para interceder en caso que Patricia Bullrich ordenara una nueva represión. Aún no hay articulaciones entre ambos sectores por lo que puedan ser acciones conjuntas de protesta por la proscripción de la titular del PJ.
En ese sentido, en el entorno del gobernador sostienen que los próximos pasos a seguir tienen que ver con el trabajo que ya vienen realizando. “Nosotros siempre le hicimos caso a Cristina. Ella dijo, cerca de la gente, atentos a sus problemas que no se va a solucionar porque la metan presa a ella. Es la única manera de romper con la desconexión de la gente con la política”. Seguramente Kicillof se plegará a las convocatorias que surjan desde el dispositivo cristinista en los próximos días, pero lo concreto es que no está siendo parte convidada en la discusión y organización de las mismas.
De hecho, al llegar ayer a la sede del PJ la militancia cristinista le cantó al gobernador el clásico hit, “cuánto les falta para entender, que no fue magia nos conduce una mujer”. El mismo cántico sonó el lunes, cuando Kicillof llegó al acto de conmemoración del aniversario de los asesinatos de José León Suárez, acompañado por buena parte de su gabinete e intendentes que lo apoyan. Estas tensiones habían empezado a encontrar un cauce de resolución en el mano a mano entre Kicillof y CFK, donde el gobernador sintió un primer reconocimiento al espacio que encabeza como parte constitutiva de la unidad del peronismo. Ahora, con CFK proscrita y presa, esa mesa de discusión por una estrategia conjunta posiblemente se de con intermediarios de la ex presidenta, exactamente el escenario que en el MDF rechazaban y pedían modificar.
Esa discusión será áspera y difícil. Hay otro factor entra a jugar y que será extremadamente complejo desanudar. CFK se postuló como candidata a diputada por la Tercera Sección electoral, explicitando que se trataba del lugar más importante a ocupar en las listas bonaerenses. Con ella fuera de las posibilidades, ¿a qué tropa del peronismo bonaerense le corresponde ese lugar de máxima centralidad e importancia? ¿Debería ser para el armado del gobernador, que con CFK proscripta tal vez pueda asumir la comandancia en la campaña? ¿O debería ser para algún dirigente del universo cristinista, asumiendo que la proscripción de CFK no cambia el hecho de que esa candidatura era para el sector que ella representa? Estas preguntas incomodan y caen mal, hoy por hoy, a ambos lados de la grieta peronista. Pero lo cierto es que en la posibilidad de su resolución o no reside la unidad o la fractura del peronismo.
Lo sí se mantiene fuera de discusión para el MDF es la definición por el desdoblamiento. Las declaraciones de Fernández Sagasti fueron leídas como una continuidad de otro testimonio de Wado de Pedro, que en el día del primer encuentro entre Kicillof y CFK insistió con la idea de revertir la decisión del gobernador. “Cristina en ningún momento le dijo a Axel que había que revertirlo, le dijo que seguía pensando que era una mala decisión, pero que ya estaba tomada”, relatan cerca de Kicillof.
Sin embargo, la duda surgió entre la noche del martes y la mañana del lunes a partir de definiciones del propio gobernador y de su ministro de Gobierno, Carlos Bianco. “Estamos en otro país”, respondió anoche Kicillof consultado por la posibilidad de dar marcha atrás con el desdoblamiento y unificar las elecciones. “Es una decisión del gobernador”, dijo Bianco esta mañana en una entrevista radial. La falta de contundencia en esas afirmaciones fue corregida por una fuente de la mesa chica kicillofista: “En el marco de este desastre no es momento de hablar de eso, por eso respondieron así. Pero no, el desdoblamiento no está en cuestión”.
El escenario político nacional estalló por los aires tras la decisión de la Corte de condenar a CFK, en tiempo récord, en medio de una campaña electoral para la cual ya había anunciado su candidatura y sin siquiera revisar las múltiples irregularidades en el proceso denunciadas por la defensa. El cristinismo pondrá toda la centralidad en la situación de la ex presidenta y buscará llevar eso al terreno electoral, denunciando una democracia diezmada. En el kicillofismo piensan que el nuevo contexto es “todo ganancia para Milei” y tampoco ofrecen certezas sobre cómo podrá construirse o no una estrategia conjunta que sostenga la unidad. Las nuevas incertidumbres que atraviesan al peronismo son muchas y muy profundas, y exceden por mucho a los próximos turnos electorales. Si la sucesión de CFK era una pregunta abierta que partía aguas, ahora es una imposición de facto que el más deslegitimado de todos los poderes del Estado argentino le tiró por la cabeza al peronismo.