El procurador General de la Provincia, Julio Conte Grand, supo ubicarse en el centro de todas las miradas en el último mes a causa de la polémica en torno a las prisiones domiciliarias en plena pandemia. No obstante, el gran representante de María Eugenia Vidal en la Provincia de Buenos Aires supo construirse un largo camino en el escenario político hasta posicionarse hoy como uno de los funcionarios más incómodos para el actual oficialismo bonaerense.

Mientras los legisladores provinciales intentan mantener viva la bandera de Juntos por el Cambio y los intendentes de la oposición se debaten entre el diálogo con Kicillof y las internas entre Pro-UCR, Conte Grand se posiciona como una pieza clave con la pata puesta en el Poder Judicial, una de las fortalezas del Estado que, hasta el momento, la política no sólo no logra penetrar sino que hasta mira con temor.

Alcanza con remontarse a los “carpetazos” y denuncias por “aprietes” que Conte Grand protagonizó en su momento contra distintas figuras vinculadas al peronismo. Uno de los casos más destacados fue el denunciado por el fiscal General de Lomas de Zamora, Enrique Ferrari, quien apuntó contra el Procurador por una presunta operación de desprestigio contra su figura. Ferrari, cabe aclarar, fue un actor clave en la causa que Conte Grand inició hacia Pablo Moyano por vinculaciones con la barrabrava de Independiente, trama que luego derivó en un pedido de jury hacia el juez Luis Carzoglio.

Por la misma causa vinculada a Moyano, se presentaron denuncias contra ex figuras de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante la gestión de Cambiemos,  por presiones a la Justicia para atacar al líder sindical. La situación fue señalada por Facundo Melo, un abogado que integró la AFI en septiembre de 2016, quien denunció coacciones contra testigos de la causa para dirigir acusaciones al líder de Camioneros.

Asimismo, el Procurador supo ser el artífice del jury de enjuiciamiento que terminó con la destitución del juez platense del fuero Contencioso Administrativo, Luis Arias, episodio fue definido por varias voces del ámbito judicial como un “mamarracho jurídico”. La remoción del magistrado, vale destacar, se dio en sintonía con su pasaje a las filas del Frente de Todos, hasta convertirse en precandidato a intendente de La Plata por ese espacio.

En tanto, el último escándalo generado alrededor del ámbito político de la provincia de Buenos Aires, tuvo lugar con las mentadas prisiones domiciliarias, maniobra judicial buscó salpicar al Ejecutivo bonaerense y que instó a que el propio Axel Kicillof tuviera que aclarar que las excarcelaciones no habían sido decisión política sino judicial. Las miradas apuntaron a Conte Grand, quien mostró el poder para operar contra el Gobierno bonaerense con tan solo una firma.

Tras la polémica por las excarcelaciones, quienes se atrevieron a salir al cruce del Procurador fueron los intendentes bonaerenses, quienes miraron con temor durante muchos años al Jefe de Fiscales. La operación enmascarada en las prisiones domiciliarias, despertaron el descontento de los jefes comunales que remarcaron el prontuario de causas armadas, presiones, aprietes y persecuciones ideológicas contra referentes opositores al macrismo.

“Conte Grand no puede ser procurador porque no es objetivo”, fueron las palabras de la ministra de Gobierno bonaerense Teresa García, quien pidió la renuncia de Conte Grand a su cargo. El Procurador dejó en claro que jamás presentaría su dimisión en el Poder Judicial, ya que él “no eligió ocupar ese cargo” sino “el pueblo de la Provincia de Buenos Aires, por intermedio de la gobernadora Vidal”.

Por otro lado, su figura cobra aún más atención ante el repentino llamado de María Eugenia Vidal a “conseguir los votos” de la Provincia, gesto que fue tomado como un incipiente puntapié de campaña en pleno marco de crisis sanitaria. Tras una rotunda retirada de la actividad política, en los últimos tiempo la ex Gobernadora volvió a enviar señales de intenciones por recuperar el terreno perdido tras la derrota de 2019, en especial cuando varias figuras de Cambiemos la ven como el potencial cuadro para capitanear al “equipo”.

Mientras la lucha contra la pandemia acapara la atención de la opinión pública, puertas adentro de los recintos y despachos ya se comienzan a cranear las disputas de cara al futuro. Desde afuera del poder institucional, María Eugenia Vidal envió un fuerte gesto hacia la escena pública con intenciones de volver al juego. Para ello, cuenta con un alfil en el tablero bonaerense.