El reciente peligro de cierre desatado en la planta de FATE en San Fernando, la ola de despidos en la firma de electrodomésticos Siam de Avellaneda y la crisis generalizada que –según INDEC- generó el cierre “una de cada dos fábricas” son algunos ejemplos de las consecuencias económicas que persiguen a Cambiemos en territorio bonaerense.

Es que el aumento paulatino de la pobreza y el desempleo, concentrado en distritos de fuerte peso como Mar del Plata o La Plata, son aspectos que el gobierno de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal no logran alivianar, mientras la recesión se lleva puesta decenas de PYMES de los cordones industriales bonaerenses.

En la ciudad gobernada por Carlos Arroyo, por caso, alrededor de 50.000 marplatenses cayeron bajo la línea de pobreza durante el tercer trimestre del año pasado, que se traduce en unas 16.000 familias, según balances del INDEC. En tanto, en la ciudad de Tandil, la Secretaría de Desarrollo Económico distrital reveló que durante el año pasado cerraron sus persianas unos 400 comercios.

En un contexto que no podía ser más inoportuno, la propia ministra de Salud y Desarrollo Social bonaerense, Carolina Stanley alertó que el próximo índice de pobreza “puede ser un poco peor de lo último que se anunció”. Stanley alejó aun más el mentado objetivo de “pobreza cero” luego de que los números oficiales arrojaran un “27,3% de pobreza durante el primer semestre de 2018” y los de la Universidad Católica Argentina anunciaran un promedio “del 33,6%”.

En las fábricas la situación también se complejiza. De acuerdo con datos también del INDEC, la utilización de la capacidad instalada en el sector fabril se ubicó en diciembre pasado “en el 56,6%, lo que significó una baja del 7,4% respecto del registrado en el mismo mes de 2017 (64%)”. Según el balance, es la cifra más baja desde julio de 2002.

Los sectores que más sufrieron la recesión de la era Macri fueron la industria automotriz -que mostró en diciembre del 2018 una capacidad instalada de apenas el 25,6%-, el textil -cuyo nivel se encuentra en el 32,3%- y el de metalmecánica, con el 42,8%.

Mientras tanto, los tarifazos en los servicios de agua, luz y gas no dan respiro en los ingresos del sector trabajador y de la mediana empresa, que encuentran cada vez más difícil afrontar los gastos. Desde la CAME insisten con que el macrismo tome cartas en el asunto, después de “13 meses consecutivos de descenso de las ventas minoristas y 8 meses de la producción industrial”.