Los números invadieron las pantallas led montadas dentro del coqueto Salón Vonharv, en Gonnet, pero a esa hora de la noche ya no eran una sorpresa para nadie: el entusiasmo ya se había desvanecido tiempo antes. Durante casi toda la tarde, incluso antes de que se cerraran las urnas, en el búnker bonaerense de Juntos por Cambio reinó una calma muy parecida al optimismo. Más de un operador hacía correr la certeza de un triunfo holgado, en base a las bocas de urnas que sus consultores le hacían llegar al celular. Los cálculos más eufóricos daban hasta cinco puntos a Santilli sobre Tolosa Paz, la misma distancia que en las PASO había hecho implosionar al Gobierno. La oposición hubiese firmado ese resultado, sobre el cual ya se animaba a proyectar una nueva etapa política, y se preparaba para coronar un domingo verdaderamente de "cambio". Pero el deseo a veces ciega. A medida que los telegramas se cargaban y se acercaba el momento de la verdad, las convicciones comenzaron a dar paso a las dudas y las dudas, a cierto temor. Las pantallas, ya con los porcentajes oficiales, terminaron de atemperar finalmente los ánimos: el premio fue muy menor al esperado. 

La brecha se achicó finalmente a menos de 115 mil votos, 39,8 a 38,5 por ciento a favor de Diego Santilli sobre Victoria Tolosa Paz, muy lejos de la expectativa que se había generado en la previa. Hace dos meses había sido de mas de 360 mil. Entre bocado y bocado, en el búnker armado por el intendente Julio Garro el comentario mayoritario comparaba la sorpresa de las generales con la de las PASO, que se dio a la inversa: así como en septiembre nadie esperaba derrotar al Gobierno en su bastión, anoche se subestimó su posibilidad de remontar.

Quizás por eso, los discursos sobre el escenario reservado para los festejos, al aire libre, fueron de un tono calmo, mayormente especulativo. "Estamos contentos, pero la realidad es que nos esperan dos años muy difíciles", dijo Santilli. A medida que hablaba, la distancia sobre Tolosa se seguía achicando. Veinte minutos después de haber terminado su discurso, los porcentajes se habían emparejado a tal punto que ya había "empate" de diputados probables que cada frente aportará a la Cámara, 15 cada uno. "Vamos a llevar a toda la argentina nuestras leyes", cerró luego de los saludos protocolares la militancia, a los fiscales y también a Facundo Manes.

"En septiembre hicimos una elección que hoy consolidamos",  dijo por su parte el dirigente radical, tercero en la boleta integrada. "Hoy millones de bonaerenses, héroes y heroínas anónimas, dijeron basta de grieta. Esta grieta que nos empobrece, nos embrutece", sumó, fiel a un estilo que ya es una marca.

La sorpresiva remontada del Frente de Todos provino mayormente desde el conurbano profundo: el tercer cordón, la primera y la tercera sección y el aparato territorial finalmente hicieron lo suyo y a la par del crecimiento en la participación (llegó al 71 por ciento, 6 puntos más que en las PASO) el oficialismo sumó unos 350 mil votos más. Aunque no le alcanzó, suena a un bálsamo, a un respiro, luego de haber estado al borde del nockout en la semana posterior al cachetazo de septiembre. Llegó al domingo pidiendo la hora y la sensación es que sigue con vida. Lo que no mata fortalece, se suele decir.

"Por supuesto que nos hubiera gustado mantener la ventaja. Pero si nos decían hace dos años que después de haber perdido por 15 puntos en 2019 hoy íbamos a festejar, me hubiesen dicho que estaba loco", reflexionó al respecto el intendente Jorge Macri, que cosechó 58 puntos en Vicente López. También hicieron una buena elección Diego Valenzuela en Tres de Febrero, Néstor Grindetti en Lanús y Julio Garro en La Plata, quien además aportó la organización, el cotillón y la hinchada propia para el acto.

 Por el salón de gala de Gonnet también se dieron una vuelta Cristian Ritondo, jefe del bloque en Diputados del Pro; Néstor Grindetti, intendente de Lanús y jefe de campaña provincial, y hasta Emilio Monzó, que volverá a partir del 10 de diciembre a ocupar una banca del cuerpo que supo presidir.

El búnker de Juntos y un festejo apagado y con sabor a poco
Comparar los resultados de la elección de la oposición en la Provincia con el resto del país permite hurgar un poco más en el sabor a poco que se vivía en búnker opositor.  En Buenos Aires, sin embargo, el gobernador Kicillof al final salió airoso de una probable catástrofe y consiguió empatar el número de senadores provinciales con la oposición.

La Cámara de Diputados también terminó en empate. Juntos logró sumar 61 bancas en todo el país, para completar unas 116. El oficialismo sumó 50 y quedará con la misma cantidad. Una grieta trazada con regla. La coalición opositora ahora tendrá algunos aliados inesperados de la extrema derecha, con cuatro escaños entre provincia y capital.

 El senado será a partir de diciembre una complicado para Cristina: quedó sin quórum propio, con 35 bancas. Juntos ganó las 5 que buscaba, aportadas desde Chubut, Corrientes, La Pampa y Córdoba, y podrá imponer agenda.

Otra historia fue Costa Salguero. En la Ciudad, María Eugenia Vidal confirmó todos los pronósticos y le sacó más de 20 puntos a Leandro Santoro y más de 30 a la tercera fuerza, la ultraderecha con la que tanto coquetean Macri y Patricia Bullrich. "Tenemos que llevar nuestros valores a todo el país", dijo el jefe de Gobierno, quien, mal que mal, termina de confirmarse como el principal aspirante a candidato presidencial de la oposición de cara a 2023. Quizás como un espejo de lo que se viene, el Gobierno decidió difundir al mismo momento un video grabado del Presidente, reconociendo la derrota y llamando a la oposición a dialogar, en base a una agenda propia, que piensa impulsar con fuerza a partir de mañana, con eje en el FMI.