Los movimientos subterráneos que hace tiempo se dan en el universo del peronismo, sacudido hasta sus bases más estructurales por la derrota con Javier Milei, empiezan a aflorar en superficie en un contexto de crisis donde la dirigencia política debate cómo renovarse para volver a representar a la sociedad y frenar la avanzada del Gobierno libertario. En ese panorama, mientras muchos dirigentes eligen la cautela de desensillar hasta que aclare, otros aceleran las discusiones internas que el año pasado quedaron subsumidas frente a la urgencia electoral. De fondo, una reconfiguración de todo el mapa político que se da de hecho, que enfrenta al peronismo a su mayor desafío en las últimas décadas, y que no pocos ven como una oportunidad para resetar una identidad hegemonizada por el kirchnerismo hace 20 años.

Jorge Ferraresi llama a “no perder tiempo” en ese proceso de renovación. Así lo expresó hace unas semanas en un plenario de su agrupación, la “Eva Perón”, desarrollado en el Lanús que gobierna el camporista Julián Álvarez, al que Ferraresi le partió el bloque oficialista en el Concejo Deliberante local. En ese mismo encuentro, el jefe comunal de Avellaneda pidió por una candidatura de Kicillof para 2027, proceso que llamó a comenzar a construir desde “ya”, anticipando que el año próximo lo encontrará “en lugares distintos” con la organización liderada por Máximo Kirchner, ocupante de la presidencia del PJ bonaerense que también estaría bajo su radar.

La noticia esta semana tiene que ver con el inicio del ciclo de charlas “¿Qué nos faltó?”, con la que el espacio político de Ferraresi propone una relectura crítica de los últimos años del peronismo y la experiencia de gobierno de Unión por la Patria, con el objetivo de “repensar el Proyecto Nacional”. La primera edición del ciclo se realizó este jueves en Mitre al 2734, Avellaneda, y contó con la presencia de Julio De Vido, Ferraresi y la jefa de gabinete del municipio y esposa del intendente, Magdalena Sierra. El jueves que viene, el invitado será el ex ministro de Economía y ex vicepresidente, Amado Boudou.

“La actual situación político/social nos convoca a pensar y regenerar un espacio peronista amplio y solidario, que defienda los intereses del pueblo”, publicó en sus redes Ferraresi para referirse al encuentro de este jueves junto al ex ministro de Panificación Federal, Inversión Pública y Servicios de los tres gobiernos kirchneristas. Ese objetivo es algo que el intendente de Avellaneda viene desplegando hace tiempo, y que lo encuentra cada vez más lejos del kirchnerismo duro y cada vez más cerca del gobernador Axel Kicillof.

El intendente enfrentado con La Cámpora que impulsa a Kicillof 2027 y discute la renovación peronista

LOS ROCES CON MÁXIMO KIRCHNER

El primer antecedente a destacar en ese proceso del jefe comunal tiene que ver con lo que fue su fallido intento de construcción del albertismo. Ferraresi fue el primero en postular a Alberto Fernández para una reelección en agosto del 2021, instancia en la que también pidió por un nuevo mandato para Kicillof en la Provincia. En aquel entonces, el intendente se había tomado licencia en el municipio para asumir como ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, y junto a otros referentes bonaerenses como Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta impulsaban una reconfiguración del peronismo con una menor incidencia de La Cámpora.

El experimento falló por la propia impericia del ex presidente y Ferraresi fue pronto nuevamente cobijado por el ala cristinista. Sin embargo, las tensiones no desaparecieron y se expresaban en términos locales. Así como en muchos otros distritos del conurbano, Máximo Kirchner empujó el crecimiento de La Cámpora en Avellaneda con el senador provincial Emmanuel González Santalla como figura central. Estos movimientos son vistos como un desafío por parte de los jefes comunales peronistas, con el ejemplo más concreto de Juan Zabaleta, que perdió la interna del año pasado en Hurlingham con Damián Selci, quedándose afuera del municipio que gobernaba desde 2015.

Las respuestas de Ferraresi fueron llegando por etapas y rápido. Apenas unas semanas después de la asunción de los nuevos oficialismos en diciembre del año pasado, el intendente de Avellaneda ordenó la ruptura de la bancada de UP en el Concejo Deliberante de Lanús, municipio reconquistado por el peronismo bajo la candidatura del camporista Julián Álvarez. La concejala Belén Berruco, que responde a Ferraresi, se abrió del bloque oficialista y conformó el monobloque “Peronismo Bonaerense”. Fue la primera gran señal de la decisión del jefe comunal por agudizar sus diferencias con la organización de Máximo Kirchner.

El intendente enfrentado con La Cámpora que impulsa a Kicillof 2027 y discute la renovación peronista

Luego, ya en febrero de este año, se conoció el alejamiento de Ferraresi del Instituto Patria, el think thank al que aportaba desde las épocas del macrismo y del cual era vicepresidente, debajo de las presidencias de Oscar Parrilli y la propia CFK. El alejamiento del Patria no significó una ruptura con la ex presidenta, pero sí un paso adelante en la disputa con el líder de La Cámpora por el futuro del peronismo bonaerense.

Esa línea continuó unas semanas atrás, cuando en un plenario de la Eva Perón en Lanús Ferraresi no dejó lugar a dudas sobre sus perspectivas en la relación con La Cámpora. “Estamos generando una señal y una idea de que la construcción va por otro lado. En 2025, esa construcción va a encontrarnos en lugares distintos; entonces, ¿para qué vamos a perder el tiempo?” afirmó. La discusión encarada por el intendente de Avellaneda tenía que ver con la conformación de las listas para la Legislatura bonaerense y se apoyaba sobre la experiencia de las elecciones anteriores, que dejaron un peronismo legislativo controlado por Máximo Kirchner y su aliado Martín Insaurralde.

“Axel no tiene un solo diputado ni un solo senador provincial y es gobernador, es imposible. Tenés que hablar con los diputados y tenés que hablar con otro, que es un dirigente que te quiere joder a vos, para que te junte los votos para sacar una ley. Así no funciona. Funciona mal, encima, porque los acuerdos terminan siendo extorsivos: para que te saque esta ley, tenés que darme esto o lo otro”, sentenció Ferraresi criticando el juego del líder de La Cámpora en la Provincia y exponiendo la debilidad a la que se enfrenta el gobernador.

KICILLOF, PJ BONAERENSE Y SUCESIÓN PROVINCIAL

Ferraresi tiene tanto un apoyo como una proyección en el gobernador bonaerense. Integrante de la primera hora de la Mesa de Ensenada, que empujó primero la candidatura y luego la campaña de Kicillof para la reelección, el intendente de Avellaneda comparte con sus pares Fernando Espinoza, Mario Secco y Julio Alak el despliegue del gobernador en el mapa del peronismo provincial. Desde allí, su aspiración es a proyectarlo como referencia nacional y apuntar a la próxima candidatura presidencial.

“La mayoría de ustedes expresó que Axel tiene que ser nuestro próximo presidente, entonces tenemos que construir en un lugar distinto y tenemos que empezar a darle fortaleza y volumen a su candidatura; hay un especio político que Axel tiene que construir”, dijo Ferraresi en el mismo plenario en Lanús, donde también agregó que “ya tenemos que empezar a construirlo”.

De esta forma, el apoyo en Kicillof le permite al mismo tiempo a Ferraresi profundizar su disputa con Máximo Kirchner por dos lugares potencialmente apetecibles para el intendente de Avellaneda: la presidencia del PJ bonaerense y la sucesión en la gobernación.

El Partido Justicialista de la Provincia es hoy territorio de Kirchner, y no son pocas las voces que reclaman por una mayor apertura y un mayor dinamismo de la herramienta partidaria. La tensión inocultable entre el diputado nacional y Kicillof quedó reflejada en dos hechos complementarios: el gobernador no fue invitado a la primera reunión del PJ bonaerense desde el cambio de gobierno, y Kirchner no participó del Congreso Nacional del PJ en el que Kicillof ocupó el centro del escenario junto a Gildo Insfrán. En esa segmentación partidaria, algunos señalan a Ferraresi como el dirigente dispuesto a discutirle a Máximo Kirchner la presidencia del peronismo bonaerense.

A su vez, Kicillof cumplirá en 2027 su segundo mandato y no tendrá reelección. Aunque falten siglos para esa instancia, la sucesión es un partida que ya se juega y que tuvo un capítulo previo el año pasado, cuando Kirchner e Insaurralde buscaron por todos los medios posibles empujar al gobernador a una candidatura presidencial que liberara la provincial, y el grupo de intendentes que respalda a Kicillof lo sostuvo en esa disputa. Cuando llegue la hora, esa tensión volverá a emerger y Ferraresi puede proyectar alguna aspiración personal en ese proceso.

Con la discusión interna brotando por todos lados en un peronismo en reconfiguración, pocos dirigentes se animan ya a esta altura a asumir posiciones tan fuertes y marcadas como la que viene construyendo Jorge Ferraresi. Estarán los que consideren apresurada su actitud de llevar a fondo las diferencias para saldarlas en pleno contexto de crisis social y económica, donde la unidad del campo nacional es una necesidad en sí misma. Estarán quienes opinen que el peronismo no logrará volver a representar a la sociedad en esa crisis hasta tanto no resuelva esas diferencias en una nueva configuración y una nueva conducción, para lo cual profundizar los debates es algo tan urgente como impostergable.