Cuatro años atrás Axel Kicillof festejaba una rotunda paliza electoral frente a María Eugenia Vidal, que le daba la legitimidad para armar un gobierno propio sin la necesidad de recostarse fuertemente en ningún sector en particular. Los primeros años de gestión del gobernador, pandemia mediante, estuvieron marcados por la decisión de conformar un gabinete mayoritariamente con gente de su confianza, sin abrir demasiado ese juego a las expectativas del peronismo provincial. Los dardos externos e internos esmerilaron ese armado de Kicillof, al que se le cargó parte de la responsabilidad de la derrota electoral de 2021. Luego de eso, sobrevino la decisión de CFK de convocar al gobernador al Calafate para acordar una apertura del Ejecutivo provincial a los intendentes, con una alianza con La Cámpora presionaban para obtener mayores posiciones en la gestión bonaerense.

La historia que siguió es conocida. Kicillof se adaptó a los planteos, sacrificó soldados propios en pos de la ampliación, mejoró su relación con la estructura provincial y terminó siendo el político del oficialismo que mejores número tenía en la previa de la definición de las candidaturas, elemento por el cual los mismos sectores que antes presionaban por lugares en su gabinete intentaron empujarlo a la candidatura a presidente para liberar la gobernación. El gobernador se plantó en su plan 6x6 y arrasó en su búsqueda de un nuevo mandato en la provincia. Ras cuatro años de pandemia y crisis económicas y políticas, sacó casi el 45% de los votos y le sacó 20 puntos al segundo. Así, quedó parado como el principal dirigente peronista con posibilidades de encabezar la oposición al gobierno de Javier Milei.

El rompecabezas bonaerense que Kicillof debe armar para conformar a todo el peronismo

Pero, en estas semanas, Kicillof se ve enfrentado al mismo problema que en 2019 aunque con otra experiencia encima. La conformación del nuevo gabinete provincial es una decisión que tiene totalmente en sus manos tras la abrumadora ratificación de las urnas, pero a la vez debe ser una fuente de contención para todos los sectores sobre los que debe edificar su nueva gestión. Y, claro está, la situación interna no es la misma de hace cuatro años atrás.

Una primera confirmación es que el núcleo propio del gobernador seguirá al frente de la gestión. Carlos Bianco, Jesica Rey, Augusto Costa, Pablo López, Agustina Vila, Agustín Simone, Cristian Girard, Santiago Pérez Teruel, Juan Cuattromo son nombres del riñón de Kicillof que seguramente mantendrán lugares de preponderancia en el nuevo mandato.

Una segunda certeza es que habrá ministros que acompañaron la primera gestión en esta segunda dejarán de serlo. Es el caso, por ejemplo, de Julio Alak, que dejará Justicia y Derechos Humanos para asumir al frente del municipio de La Plata. O el de Sergio Berni, que ya anunció que se irá de Seguridad y tiene como base la banca en el Senado provincial que ganó en octubre. Florencia Saintout, titular del Instituto Cultural, es otra de las bajas del Ejecutivo que ocupará un lugar en la Cámara Baja provincial.

El rompecabezas bonaerense que Kicillof debe armar para conformar a todo el peronismo

En un estado aún de indefinición se encuentra otro de los funcionarios claves del gobierno provincial. Leonardo Nardini, ministro de Infraestructura, fue electo por tercera vez como intendente de Malvinas Argentinas y se desconoce si continuará en el Ejecutivo tomándose una nueva licencia en el distrito o volverá para asumir la intendencia.

A su vez, hay cuadros de la gestión provincial que podrían continuar en su cargo. Uno de ellos es el ministro de Salud, Nicolás Kreplak. Otra, la ministra de Ambiente, Daniela Vilar. Las dos carteras que hoy ocupa La Cámpora seguirían en poder de la organización de Máximo Kirchner, quien mantiene una tensa relación con Kicillof tras su fallida alianza con Martín Insaurralde, a quien impulsó como jefe de gabinete y quien aparecía como principal interesado en que Kicillof fuera candidato a presidente para liberar la gobernación.

La Cámpora creció en estructura propia en la provincia en  las últimas elecciones. Ganó 9 intendencias y retuvo las 3 que ya tenía, por lo que gobernará 12 distritos. Copó las listas legislativas nacionales y también conquistó bancas para la legislatura bonaerense. Con esa plataforma, es esperable que Máximo Kirchner intente ganar nuevas posiciones en el gobierno entrante. Algunas de las versiones que circulan apuntan a Juan Martín Mena, actual secretario de Justicia de la nación, como un posible reemplazante de Alak. También la presidencia del Instituto Cultural que dejará Saintout podría ser un lugar más para el camporismo.

El rompecabezas bonaerense que Kicillof debe armar para conformar a todo el peronismo

Los intendentes peronistas son el otro actor principalísimo que buscará tener representantes propios en el gabinete, algo por lo que reclamaron durante los primeros años de mandato de Kicillof. Existe una histórica interna entre el sector intendentista conducido por Lomas de Zamora y otro encabezado fundamentalmente por La Matanza que, tras la caída de Insaurralde, quedó inclinada hacia un grupo de jefes comunales en los que hoy se apoya Kicillof para contrapesar las presiones de La Cámpora. Allí resaltan, junto a Fernando Espinoza, Jorge Ferraresi y Mario Secco. De ese polo en el que Kicillof gana territorialidad podría salir un eventual reemplazante de Nardini en caso que vuelva a Malvinas Argentinas. Tampoco hay que descartar allí a Gabriel Katopodis, que viene de ejercer ese cargo a nivel nacional, de ponerse al hombro la campaña y que no fue candidato en San Martín.

Ferraresi y Secco fueron pilares de la campaña Luche y Vuelve, que pedía por la candidatura de CFK, de la organización La Patria es el Otro. Ese armado fue la construcción con la que Andrés “el Cuervo” Larroque se alejó definitivamente de La Cámpora. Larroque es otro de los que hoy juegan para el gobernador, y las versiones apuntan a que podría pasar a tener un rol de mayor protagonismo político al que hoy tiene en el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad, donde está mucho más abocado a la gestión territorial. Ese rol podría desempeñarlo en el Ministerio de Gobierno, donde hoy se encuentra una representante de los intendentes como Cristina Álvarez Rodríguez. De darse ese movimiento, Álvarez Rodríguez es otra de las anotadas para el Ministerio de Infraestructura, donde los jefes comunales quieren mantener un jugador propio si Nardini deja el cargo para volver a la intendencia que ganó en octubre.

El rompecabezas bonaerense que Kicillof debe armar para conformar a todo el peronismo

Si Larroque asume otro cargo, el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad sería otro lugar vacante a llenar. Algunos rumores señalan que el elegido podría ser otro importante intendente de la Tercera Sección electoral. Andrés Watson, jefe comunal reelecto de Florencio Varela y jugador del histórico referente Julio Pereyra podría pasar a ocupar esa posición del Ejecutivo provincial, dotando de mayor presencia intedentista a la nueva gestión. Pereyra y Juan José Mussi, de Berazategui, fueron otros dos actores importantes en la resistencia de Kicillof para quedarse en la provincia, y se suman al eje de apoyo para el gobernador en el sur del conurbano donde La Cámpora también contará con un potente bloque conformado por el Quilmes de Mayra Mendoza y el Lanús recientemente ganado por Julián Ávarez.

El Frente Renovador, por su parte, cuenta hoy con la presencia Jorge D´Onofrio al frente de Transporte. Sin confirmaciones en este plano, cabe resaltar que Kicillof mantuvo al menos una reunión con Sergio Massa tras la derrota en el balotaje y que el diálogo y el vínculo entre ambos dirigentes es fluido y articulado. Con la necesidad que el gobernador tendrá de apoyarse en múltiples sectores para sostener la gobernabilidad en tiempos de motosierra libertaria, el massismo no se quedará afuera del diseño del nuevo gobierno.

Otras discusiones atraviesan al peronismo provincial por estas horas, como la posible renovación de autoridades partidarias y la conformación de la Legislatura bonaerense. El intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, ya realizó una presentación para que tanto Máximo Kirchner como Alberto Fernández renuncien a las presidencias del PJ a nivel provincial y nacional. Cómo se llenarán esos casilleros es sin duda un elemento que entrará en las negociaciones del rompecabezas bonaerense por estos días.

El rompecabezas bonaerense que Kicillof debe armar para conformar a todo el peronismo

Lo mismo vale para la Legislatura, donde el oficialismo ya tiene aceitada la Cámara Baja que seguirá gobernada por Verónica Magario, pero deberá reemplazar a Federico Otermín al frente de Diputados. El intendente electo de Lomas de Zamora era parte de la estructura que respondía a Martín Insaurralde, y la vacancia que dejará al irse a su distrito será otro punto a seguir para ver el nueva esquema de poder dentro del peronismo bonaerense.

Kicillof y su entorno repitieron hasta el hartazgo durante estos años que no existe tal cosa como el kicillofismo. Efectivamente, no se dedicaron a construirlo, y más bien gobernaron tejiendo alianzas con sectores y reivindicando siempre su pertenencia cristinista. Esa lógica se podrá a prueba a partir del 10 de diciembre, cuando muchos sectores lo impulsen a ser él mismo el líder de la oposición y el posible candidato presidencial en 2027. Y también cuando otros sectores intenten impedírselo.