El todo por el todo: La danza de nombres y el botín en juego en la gigantesca Primera Sección
La zona norte y oeste del conurbano es la región con más votantes habilitados para el 7 de septiembre. A diferencia de la Tercera, allí la oposición se juega la elección, y el resultado que obtenga el peronismo puede cambiar todo. Los que suenan, los que quieren y los que miran más allá de la elección provincial.
Una de las noticias más rutilantes de las últimas semanas fue un cambio en la distribución de los votantes en la PBA. Históricamente, la Tercera Sección electoral siempre fue la región con más votantes habilitados en la provincia. Ese escenario se modificó para este 2025, y la Primera pasó a la cúspide de la pirámide.
De los 13.361.359 votantes habilitados para emitir sufragio el 7 de septiembre, 4.732.831 están radicados en la zona norte y sur del conurbano bonaerense, en tanto que 4.637.863 lo están en la región sur que compone la Tercera. Incluso si se consideran los extranjeros habilitados para votar, la Primera sigue arriba con 5.129.074 de personas habilitadas contra 5.097.680 de la Tercera.
Este dato por sí mismo marca la relevancia de la elección en la Primera Sección electoral. Pero hay otro, de carácter político, que suma a ese argumento. Si la Tercera ha sido históricamente el territorio inexpugnable del peronismo en el conurbano, la composición socioeconómica y de distritos en la Primera la vuelve una región más oscilante en el voto y con mayores posibilidades para el antiperonismo. Si bien la mayoría de los distritos de la sección están gobernados por intendentes peronistas, también hay varios en donde el peronismo es casi mala palabra.
Es por esto que la oposición al Gobierno provincial se juega allí su gran carta: si bien el interior provincial es más proclive a votar antiperonismo, el volúmen de votos de la Primera es lo único que puede darle a la alianza entre el LLA y el PRO la esperanza de compensar la diferencia que el peronismo pueda sacar en la Tercera. La candidatura de un intendente de muy buena imagen y alto conocimiento, como Diego Valenzuela, es un pleno que se juega la oposición en ese sentido.
En este contexto, en Fuerza Patria todavía se debaten las opciones para presentar el armado más competitivo posible. Con muchas versiones y posibilidades en danza, el peronismo ya tiene algunos nombres apuntados en la discusión, atravesada por las tensiones entre los tres principales espacios del frente y la mezcla de las candidaturas provinciales con las nacionales.
Leonardo Nardini, intendente de Malvinas Argentinas es la figura que hoy despunta en todos los trascendidos. Jefe comunal de uno de los distritos más populosos de la región (más de 350.000 habitantes), Nardini viene cosechando toneladas de votos desde hace una década. En 2015 destronó al histórico barón del conurbano, Jesús Cariglino, obteniendo el 44,31% de los sufragios, resistió con eso la ola amarilla del PRO de Vidal. En 2019 fue revalidado en la intendencia por el 68,23% de los votos, y en 2023 volvió a ganar con el 60%.
La potencia electoral de Nardini se combina con su buena relación con los tres campamentos en pugna dentro del peronismo. Si bien hoy aparece alineado a Máximo Kirchner, mantuvo siempre un buen vínculo con Sergio Massa y fue ministro de Infraestructura de Axel Kicillof, con quien sostiene un buen diálogo. Esto vuelve su posible candidatura una especie de salida de consenso similar a lo que representaría Verónica Magario en la Tercera.
A esta altura de las negociaciones, la pregunta es si el joven intendente de 45 años quiere o no ocupar tal vez la candidatura más caliente de todas que están en danza por estas horas. Su posible proyección como candidato a gobernador en el 2027 lo pone en una disyuntiva: jugársela para ganar visibilidad y representar la síntesis del peronismo en una parada difícil, contra la posibilidad de quedar como una cara de la derrota en una sección de por sí muy compleja.
Si Nardini no encabeza la Primera, hay alternativas ya anotadas en la discusión. La más resonante es la de Gabriel Katopodis, ministro kicillofista, hombre fuerte de San Martín y referente central del MDF. La postulación de Katopodis tiene elementos contradictorios entre sí. En principio, desde el entorno de Kicillof expresaron a Diagonales que el ministro sería la carta del MDF para la lista de diputados nacionales por la PBA. Esa candidatura, por otro lado, sacaría a Katopodis de un Ministerio clave (Obras Públicas) con el que hoy recorre la provincia, complicando también en sus aspiraciones a la gobernación para el 2027.
En ese plano, a Katopodis le sentaría mejor una candidatura testimonial en la Primera, tal como distintos intendentes kicillofistas ya anunciaron al frente de sus distritos en la Tercera. Pero esto traería otras complicaciones: si Magario encabeza la Tercera y Katopodis la Primera, el MDF estaría al frente de las listas de las dos secciones que componen el conurbano, justamente el territorio donde el kirchnerismo intenta seguir arraigándose para no perder poder. El mensaje político de ese cierre de listas sería muy positivo para Kicillof, independientemente del resultado electoral en la Primera, porque podría mostrar que le ganó una discusión central a Máximo Kirchner.
Parece difícil que el líder de La Cámpora acepte esta situación, más aún cuando trascendió que en una reunión del espacio en San Vicente casi se va a las manos con Katopodis. Ambos mantienen una pésima relación, puesto que Katopodis es quizás de los dirigentes del MDF históricamente más anti cristinista, y es señalado en La Cámpora como un enemigo. El ministro bonaerense aparece así como un jarrón chino, difícil de ubicar pero al mismo tiempo con potencia política para ocupar cualquier puesto, y no habría que descartarlo para ninguna candidatura.
Si Nardini y Katopodis no van a la Primera, otra postulación cercana al consenso es la del intendente de Pilar, Federico Achával. Su caso es resbaloso: apareció entre los intendentes impulsores del armado de Kicillof, pero tiene vasos comunicantes más que fluidos con Kirchner. Así, podría ser una salida a la encerrona que, como Katopodis, también suena para la candidatura a diputado nacional.
Paradójicamente, quien no aparece en primera plana en la Primera es el Frente Renovador. El massismo tuvo en sus inicios su base política en la región norte del conurbano, pero se fue desinflando allí al punto de perder las PASO de Tigre en 2023 con Malena Galmarini como candidata contra el intendente Julio Zamora. El FR tiene tres alfiles para jugar en la Primera: el intendente de San Fernando, Juan Andreotti; la senadora provincial Sofía Vanelli; y Micaela Ferraro. Sergio Massa y Malena Galmarini aparecen casi descartados a poco más de 24 horas del cierre de listas, al menos para las candidaturas provinciales.
Otra discusión se abre hacia abajo de la cabeza de lista en la Primera. Si el primer candidato es un hombre, la segunda tendrá que ser una mujer y allí seguramente entre alguna de las mencionadas referentes del FR. Pero en el tercer lugar puede abrirse una disputa entre dos pesos pesados que hasta hace poco apoyaban al gobernador.
Se trata de Mario Ishii, intendente de José C. Paz, y Alberto Descalzo, ex intendente de Ituzaingó y padre del actual jefe comunal, Pablo Descalzo. Ishii venía impulsando el MDF hasta que unas semanas atrás, luego de la condena a CFK, organizó en su distrito una reunión con intendentes en la que se volvió a insistir con dar marcha atrás con el desdoblamiento. Desde el riñón kicillofista caracterizaron esa movida como “una emboscada que armó con La Cámpora”.
El caso de Descalzo hay que leerlo desde el 2023. El ex intendente era número puesto para la lista sección ese año, pero Máximo Kirchner logró imponer a una dirigente de La Cámpora de Ituzaingó, Marga Recalde, y lo dejó afuera de la nómina. Entre las especulaciones circula que Kicillof deberá pagarle lealtad con algún lugar, o en la lista de la Primera o como candidato a diputado nacional.
A toda esta danza de nombres peronistas hay que agregarle un factor importante y que jugará su papel en la Primera. Por el armado de Somos Buenos Aires, el candidato en esa sección será el jefe comunal de Tigre, Julio Zamora. El intendente tiene un peso específico propio y un poder de fuego probado en las urnas que lo meten en la discusión como un actor central de esa elección. La pregunta de fondo pasa por a quién le robará votos, si a la opción peronista de Fuerza Patria o a la antiperonista de LLA y PRO.
En la Primera el peronismo se juega buena parte de su suerte el 7 de septiembre. Si gana o pierde por muy poco, el peso de la Tercera podría terminar de inclinar la balanza para que el número general en toda la provincia le de a favor, y haya un relato a construir de cara a las nacionales de octubre. Si por el contrario hace una mala elección, el saldo será un clima de catástrofe y de culpas cruzadas que se echarán sin reparos. Eso es lo que se evalúa por estas horas en Fuerza Patria pensando en la sección electoral más caliente de la PBA.