Entre acompañar y diferenciarse. La gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, anunció este miércoles un paquete de medidas de estímulo fiscal que busca mostrar algún grado de autonomía respecto del Gobierno nacional, el cual además está subordinado a los designios del Fondo Monetario. Sin embargo, adolece de los mismos problemas. Las medidas “de alivio en este momento tan difícil”, como enmarcó la propuesta emulando la línea de Nación, son insuficientes y llegan tarde en el actual contexto de recesión económica con altos niveles de inflación.

El Gobierno había prometido romper con el “maleficio” de crecer en años electorales y estancarse o caer al siguiente y cumplió. Este año electoral exhibirá una de las peores recesiones en la historia y el balance de Cambiemos arroja tres de cuatro años de mandato con destrucción del Producto. Esta situación arrasa a todo el país, aunque cierto margen de maniobra permite mitigar el impacto.

El paquete de medidas que presentó Vidal en clave electoral parece insuficiente en ese propósito. El desplome del poder adquisitivo de los salarios frente a la inflación, llevó a las familias a reducir sus niveles de compras a mínimos diarios. Y esto en el caso de quienes tengan un ingreso regular. Quienes hacen changas y viven al día, realizan sus compras por unidades y raramente están bancarizados para aprovechar los descuentos que fueron anunciados.

El paquete

Se reestablece el descuento del 50 por ciento para las ventas en supermercados que se paguen con tarjetas del Banco Provincia, el tercer y cuarto miércoles de cada mes, con vigencia hasta fin de año con un tope de reintegro de 2000 pesos. Este tope implica que el descuento es hasta 4000 pesos por mes. La canasta básica alimentaria porteña, que mide la línea de indigencia e incluye la cantidad mínima de alimentos para subsistir, se ubicó en marzo en 14.019,86 pesos para una familia tipo, con un aumento de 59 por ciento interanual. Incluso si se ofreciera el descuento sin tope no alcanzaría para comprar la misma canasta de un año atrás. El descuento apunta a quienes estén o puedan estar bancarizados.

Cuando se aplicó anteriormente había tenido un impacto limitado y lo que más se recuerda eran las interminables colas los días de la “promo”. La situación de los bonaerenses, como la del resto del país, requiere de medidas de fondo que alcancen a toda la población, en particular a quienes actualmente están excluidos del sistema y no pueden acceder a beneficios que requieren de una bancarización previa. Desde el lado de la actividad, la iniciativa le quitó compradores a los pequeños comercios aledaños o supermercados chinos.

El segundo punto, también visible en el bolsillo, es el congelamiento hasta las elecciones de las tarifas de distribución eléctrica para los clientes de las seis distribuidoras que atienden en la provincia (Edenor, Edesur, Edelap, EDEN, EDEA y EDES). La medida sería sólo en el componente de distribución, el cual representa aproximadamente un tercio del valor de la factura. La medida se realiza luego de que la tarifa de la energía eléctrica se disparara 1912 por ciento –según relevamiento de Deuco—entre 2015 y el año pasado—. En tanto, el Centro de Estudios para la Promoción de la Igualdad y la Solidaridad (Cepis) desmintió una de las medidas anunciadas entre el paquete de medidas desmintió que se traté de un congelamiento.  Según explicaron, la medida “no suspende el aumento tarifario del 30 por ciento ya aplicado en febrero, sólo congela el 4 por ciento previsto para mayo y el otro 4, para agosto”. “El #tarifazo vigente ya representa casi el 80 por ciento del aumento previsto para todo el año”, detalla la organización.

Para quienes pagan créditos UVA anunció un tope del 30 por ciento de los ingresos para las cuotas de los créditos hipotecarios otorgados por el Banco Provincia hasta fin de año. El resto será subsidiado por el Banco de la Provincia de Buenos Aires. Después de ese período el deudor no tendrá que pagar por la diferencia de los meses anteriores, sino que esa brecha será absorbida por el banco. No hay certezas sobre la evolución de la indexación del capital adeudado.

En el caso de las empresas textiles y cueto, la ayuda llega tarde ante un mercado interno completamente deteriorado. Los sectores a los que apunta, con fuerte presencia en territorio bonaerense, ya perdieron en los últimos tres años de 100 empresas en el sector de manufactura del cuero, 30 curtiembres, 300 fábricas de calzado y 500 textiles. El “alivio” es una línea especial con una tasa de 25 por ciento anual para descuento de cheques y de 29 por ciento para créditos de capital de trabajo a doce meses.

Según explicaron desde el sector, estás líneas, con tasas convenientes para el sector, ya estaban vigentes pero implica que la pyme tenga todos los impuestos al día, algo que muy pocas pueden detentar. Acá se enmarca el otro punto del paquete de medidas, el cual está vinculado a un plan de pagos para deudas con ARBA por aportes laborales, de seis a sesenta cuotas, con eliminación del total de intereses acumulados. En un análisis anterior explicábamos los problemas que está teniendo ARBA para recaudar. En marco lo que más cayó en términos reales respecto de igual mes del año pasado fue precisamente planes de regularización de deudas, con un aumento nominal de 11,7 por ciento, contra un incremento de precios minoristas de 54,7 por ciento interanual.

Se planteó como un guiño para la pyme la posibilidad de que haya rotación de marcas en las góndolas, otra medida que en el actual contexto y con los equipos territoriales de inspección desguazados será de difícil cumplimiento. Lo hará a través de un proyecto al parlamento bonaerense. Reserva el 10 por ciento del espacio de góndolas en supermercados para proveedores pyme bonaerenses. Ningún proveedor podrá tener más del 30 por ciento de la góndola correspondiente al producto de que se trate y habrá obligación de rotación.