En plena víspera de fin de año, María Eugenia Vidal tiene más para lamentar que para festejar. La última semana la encontró con una seguidilla de problemas que opacó el recorrido del año que la posicionó como la gran "promesa" electoral de Larreta. Desde quedar afuera de la mesa chica de Juntos, pasando por la derrota en la diputa por las reelecciones, hasta el escándalo por la Gestapo antisindical, la ex Gobernadora cierra el 2021 en medio de un panorama crítico.

El primer traspié de la actual legisladora tuvo lugar en medio de las discusiones internas de la coalición opositora, cuya cúpula diferencial se reunió la semana pasada para reorganizar la mesa nacional de decisiones. Allí, con Patricia Bullrich entre las principales caras presentes, se resolvió achicar el círculo de dirigentes con el objetivo de agilizar la toma de decisiones y ajustar las directivas.

Este reacomodamiento de nombres, además del plano operativo, significó también el filtro de cuáles son las caras fuertes dentro de JxC para marcar la agenda política. Vidal -quien supo mantener sus disputas con Bullrich a lo largo del año- quedó al margen de la nueva conformación, acaso como un gesto de relegamiento a las segundas líneas de mando en la oposición.

En tanto, la situación no mejoró en el transcurso de los días. A mediados de esta semana, la Legislatura puso en debate el mentado proyecto de limitación de reelecciones indefinidas para los intendentes bonaerenses, una medida que supo ser mérito de Vidal en sus años de gobernadora y que está vez lograba llegar al plano parlamentario.

Con todas las fichas puestas en marcarle el terreno a los jefes del peronismo en el conurbano, el proyecto original no prevaleció y la medida entrará en vigencia recién a partir de 2023. El resultado de la votación en la Legislatura no sólo ratificó el peso político de los mandatarios bonaerenses, sino que también dejó en una posición vulnerable a Vidal, incluso a los ojos de sus pares del macrismo.

Cabe destacar que Vidal, ahora en su posición de diputada por la Provincia de Buenos Aires, necesita comenzar a mostrar lo antes posible su nivel de influencia en la plana del macrismo bonaerense. La discusión por las reelecciones era el escenario ideal para que destacar su protagonismo, pero la sesión no la acompañó.

En tanto, el broche final de dolores de cabeza llegó al día siguiente mismo de la sesión bonaerense, con la aparición del controversial video de la "mesa de operaciones judiciales" bonaerenses, donde la propia ex Gobernadora quedó registrada junto a figuras como Marcelo Villegas o el intendente platense Julio Garro -ambas figuras de íntima llegada a Vidal-, en plena planificación de acciones de persecución política a sindicalistas provinciales. El episodio fue rematado con la infortunada definción del ex ministro Villegas de crear una "gestapo" antigremial, en referencia al histórico grupo de espionaje del nazismo.

Además de provocar una reacción inmediata de repudios desde múltiples lugares, la evidencia presentada por la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) decantó en una denuncia judicial de escala nacional, provincial y regional, que ayer mismo motivó un allanamiento en el palacio Municipal de La Plata. De este modo, el largo recorrido de causas e investigaciones alrededor de presuntas redes de espionaje y “lawfare” en los años de macrismo ahora salpica a Vidal con una extrema cercanía.

El alcance del caso “gestapo” tomó tal dimensión que la ex gobernadora no pudo más que llamarse a silencio sobre el tema, e incluso contrarrestar el peso en la agenda mediática a fuerza de profundizar las discusiones sobre política bonaerense. Fue por eso que, ayer mismo, decidió publicar una columna con su firma en el diario La Nación, donde buscó reflotar la discusión sobre el “poderío” de los intendentes del conurbano, aunque todo indicaría que el debate quedó agotado puertas adentro del palacio legislativo de la Provincia.

La imagen que cerró la fatídica semana de Vidal fue la de Horacio Rodríguez Larreta –acaso su principal tutela política en la carrera electoral de este año- en una actividad junto a su “adversaria” Patricia Bullrich. En medio de la debacle que encuentra a la ex gobernadora, la imagen de Larreta y Bullrich envió un fuerte mensaje de blindaje propio para no quedar manchados por el escándalo “gestapo”.

Vidal, en tanto, con la marginación de la mesa nacional de Juntos, una derrota parlamentaria a cuestas y un escándalo judicial en curso, cierra un año donde arrancó con el ímpetu de reposicionarse como un cuadro renovado para Juntos, y ahora llega al final del 2021 de la peor manera posible.