Ese maldito impuesto
En la provincia de Buenos Aires la inflación de los últimos doce meses superó el 80 por ciento para servicios y 70 por ciento para alimentos. Lidera el ranking regional en telefonía, productos médicos y alquileres
El gobierno nacional volvió a subir la vara de los precios y la inflación de abril marcó un interanual de 55,8 por ciento, la más alta desde 1991. Se trata de un valor que ni aventuraba el oficialismo y hasta parte de la oposición se alcanzaría. Esto quedó demostrado en que se haya gatillado por ley del Congreso el régimen de ajuste por inflación en los balances de las empresas, una práctica olvidada hace 26 años pero que volvió a la vida tras sobrepasar el tope del 55 por ciento interanual redefinido el año pasado. Pero en la provincia de Buenos Aires, más allá de los ponderadores y su impacto en la medición nacional, los aumentos de precios superaron en los últimos doce meses llegaron a casi el 80 por ciento, principalmente en los servicios regulados, como transporte y salud. En alimentos las subas reflejan una media del 70 por ciento. Desde junio de 2017, cuando se hizo la apertura a nivel regional, el aumento en harinas se ubica cerca del 200 por ciento a abril último.
Tras conocerse las cifras de marzo el gobierno nacional actualizó el programa de precios cuidados –defenestrado por Cambiemos—y concentró su energía en 64 productos de almacén que congeló hasta las elecciones. También pausó los tarifazos que hasta marzo no se habían aplicado –no suspendió los puestos en marcha ni anunciados—en transporte, energía eléctrica, gas y agua. Acordó además con las empresas de telecomunicaciones un congelamiento en el servicio prepago, aunque el mes que viene habrá un nuevo incremento en el resto de los planes. Todas estas medidas electoralistas se tomaron ante el fracaso evidente de la política monetaria como estabilizador y ancla de precios, quedando claro que el problema de la inflación en el país no es la cantidad de pesos. El principal problema hoy es el traslado de la devaluación a los precios internos y los constantes anuncios de aumentos en las tarifas de los servicios, que atizan una inercia inflacionaria que comienza a espiralizarse.
La provincia de Buenos Aires tiene sus particularidades. Con el informe de abril, el INDEC inició “la difusión de las principales aperturas regionales del IPC a nivel de grupo y clase”, lo cual permite analizar el impacto de las políticas nacionales en las distintas regiones, el efecto de los costos logísticos o de los impuestos internos. También los criterios en los cálculos que sirven para suavizar tendencias y morigerar algunos aumentos importantes. Dado el peso de la Provincia (44,7 por ciento) y de la región pampeana (34,2 por ciento), por cantidad de habitantes, en el gasto de consumo de los hogares, con respecto al total nacional, se entiende la preocupación de mostrar artificialmente bajos los valores en Provincia y Ciudad de Buenos Aires. El Noreste tiene un 4,5 por ciento; el Noroeste, el 6,9 por ciento; Cuyo, el 5,2 por ciento, y la Patagonia, el 4,6 por ciento restante, según el informe del INDEC.
El alza en alimentos y bebidas viene siendo determinante para el resultado de los últimos años, con un 66,2 por ciento a nivel nacional, lo que pega con más dureza a los sectores medios y bajos, por su participación en la canasta básica. En la canasta de GBA representa el 23,4 por ciento, en región Pampeana, el 28,6 por ciento; en Noreste, 35,3 por ciento; en Noroeste, 34,7; en Cuyo, 28,4 y en la Patagonia, 27,4. En cambio, el peso de restaurantes es de 10,8 por ciento, y en el resto, entre 5 y 8,1 por ciento.
En pan y cereales la suba fue de 68,1 por ciento en el Gran Buenos Aires. En leche, productos lácteos y huevos el aumento fue de 72,9 por ciento, seguido por carnes y derivados, con un 72,7 por ciento. Los productos del segmento aceites, grasas y mantecas aumentaron 73,9 por ciento derivado del traslado de la devaluación y la cotización de los oleaginosos a los precios internos. En bebidas no alcohólicas se destacó la suba del café, té, yerba y cacao, con un 71,1 por ciento, y en verduras, alcanzó el 57,8 por ciento.
De acuerdo con los valores de los productos de la canasta básica abiertos por región que publicó el INDEC esta semana, desde junio de 2017 a abril último, kilo de pan francés pasó de 38,64 a 81,56 pesos, con un alza de 111 por ciento. El precio del kilo de harina de trigo común aumentó de 10,67 a 31,69 pesos (197 por ciento); los fideos secos guiseros, de 19,08 a 46,99 pesos (146 por ciento); el kilo de pollo, de 34,45 a 91,78 pesos (166 por ciento); carne picada, de 72,20 a 135,35 pesos (87 por ciento), la leche entera en sachet, de 20,96 a 42,25 pesos (102 por ciento), y el aceite de girasol por 1,5 litros, de 50,41 a 101,13 (101 por ciento). En detergentes, lavandinas y jabón de tocados los alimentos fueron de 136 por ciento, 121 por ciento y 94 por ciento respectivamente.
Donde se impone frente a las otras regiones, en el cotejo a doce meses hasta abril último los “alquileres y gastos conexos” aumentaron en GBA un 36,4 por ciento (Pampeana, 28,4 por ciento; Noreste, 30,2 por ciento; Noroeste, 29,6 por ciento; Cuyo, 24,3 por ciento; Patagonia, 40,2 por ciento). Precisamente en GBA, vivienda es la división con mayor ponderación en la canasta respecto a las otras regiones. En el aumento del rubro transporte (68 por ciento) tuvo mayor incidencia el transporte público, con un aumento del 79,9 por ciento. En Salud el salto fue de 78,1 por ciento interanual para la partida de productos medicinales, artefactos y equipos. En el caso Educación, con el 40 por ciento interanual, no se reflejó aún el aumento de este mes de 18 por ciento en el valor de las cuotas para los colegios privados de la provincia de Buenos Aires.